
Pasaron ya más de 40 años desde aquella mañana en la que Salim Murad Jamous , líder de la comunidad judía de Beirut, salió de su casa vestido de traje, se dio vuelta y dijo a su familia “cierren la puerta” …y nunca volvió. Con él estaba Mousa, hoy Moshé, su hijo de 5 años, que lo recuerda todo.
Nos recibió en su oficina y nos contó su historia. Su espera eterna, no sólo durante los dos años que transcurrieron desde el secuestro de su padre hasta que su madre decidió llevar a sus tres hijos a Israel, colocarlos en un internado…y volver a Líbano. Durante años no quiso estar en pareja, ni pensar en casarse, porque necesitaba que su padre lo acompañe en la jupá. La dinámica de la vida le ha ayudado a sobreponerse a eso y ahora ya no está solo. Pero sigue esperando.

Mousa nació en el barrio judío Abu Jamal de la capital libanesa. Su madre había nacido en Siria y conoció a su esposo, el padre de Moshé, cuando él estaba a cargo del traslado clandestino de judíos sirios a Israel, a través de Líbano. Moshé no tiene dudas: “Así como se dice siempre que Eli Cohen era nuestro hombre en Damasco, y aú se espera para traer sus restos a Israel, mi padre era nuestro hombre en Beirut. Y no pierdo las esperanzas de que esté con vida en algún lugar de Líbano”.
Recuerda aquella mañana fatal: “Estábamos en casa, mi hermano y yo. Papá salió vestido de traje y corbata, se detuvo en las escaleras, dijo: "Cierren la puerta" y nos saludó con la mano, despidiéndose. Esta es la imagen que tengo ante mis ojos. Esta es la última despedida que vimos. Tenía cinco años y estaba preocupado, así que le dije a mi madre: "No te preocupes, voy a la escuela". Mi hermano también fue a la escuela, pero yo corrí directamente a la oficina de mi padre. Abrí la puerta. Toda la oficina era un gran desorden. Había documentos en el suelo. Y en la pared estaba escrito "Judío". Hoy lo sabemos. Corrí directo a casa y le dije: "Mamá, ven a ver qué le pasó a papá". No sabemos adónde fue papá. La gente corría y era un caos. Después fuimos a la policía, llegó la Inteligencia, hablaron de lo sucedido en las noticias y se convirtió en un tema importante. Empezaron a investigar lo sucedido. Fuimos de un lado para otro, pero no pudimos averiguar qué le pasó”.
Pero llevó sólo unos días comenzar a aclarar el panorama.
“Unos días después, los secuestradores llamaron. Hablaron con mi madre. Todavía no sabemos de qué hablaron; recuerdo mucho llanto. Lo dejaron hablar con nosotros, con mi madre, con mi hermano mayor y conmigo. Recuerdo lo que me dijo; no sé qué les dijo a mi hermano ni a mi madre. Le dije: "Papá, ¿cómo estás? Te extraño mucho". Me dijo que lo sabía y sentía que lo extrañaba. Me dijo que cuidara de mi hermano mayor y de mi madre, y que no causara problemas. Me dijo que cuidara de mis hermanos y obedeciera a mi madre, que hiciera lo que ella decía. Le pregunté cuándo lo vería, y me dijo pronto: "Tengo algunas cosas que hacer y vuelvo".
Los secuestros no eran nada extraño en el Líbano de aquellos años. Había en todas las comunidades. Pero secuestrar a un rabino, al líder de la comunidad judía, a un médico judío, tenía una motivación singular. De fondo,la situación nacional era compleja.
“Empezó una gran conmoción. Hezbolá y Amal comenzaron a pelearse entre sí por quién tomaría control de los edificios de la comunidad judía. En el segundo piso, debajo de nosotros, vivía el líder del movimiento Amal y encima de nosotros había gente de Hezbolá. Los vimos bajar las escaleras cuando subimos, los vimos subir y bajar con armas. Se peleaban. Cuando salíamos de casa, los veíamos disparándose. En las escaleras. Mi madre se dio cuenta de que nuestra situación no era buena; vimos que todo eran habladurías, y fuimos de casa en casa, e incluso a ver a los cristianos. También fuimos a Hezbolá varias veces; nos reunimos con Hassan Nasrallah, quien entonces era su secretario. Fuimos varias veces y confesó. Él dijo: "Lo secuestramos".Dijo que lo habían secuestrado y que pronto nos lo devolverían. Pero mi padre nunca volvió”.
Moshé espera que al haberse debilitado la posición de Hezbolá en Líbano, con el cambio de gobierno y todos los sucesos ocurridos a raíz de la guerra, pueda haber algún avance. Durante años la familia no habló. La entrevista que nos concedió es una de las primeras desde que Moshé comenzó a hablar. Espera que ayude. Que Israel haga algo. Y que el mundo judío presione. Salim Murad Jamous, sostiene, era ante todo su padre, pero además, era un símbolo, el jefe de la comunidad judía de Beirut.
Estas líneas son sólo un adelanto. Próximamente publicaremos la entrevista completa con Moshe Jamous, hijo de padres valientes.