Al finalizar una semana de gran tensión interna que giró en gran medida en torno a la decisión del Primer Ministro Biniamin Netanyahu de destituir a Ronen Bar, jefe del Shabak (Servicio General de Seguridad), está claro que las protestas ciudadanas van en aumento. Por un lado, son contra la intención del gobierno de destituir a Ronen Bar, jefe del Shabak, Servicio General de Seguridad, y por otro, exigen que se llegue a un acuerdo con Hamas para recuperar a los 59 secuestrados que aún están en Gaza. La protesta de todos los sábados de noche en los últimos meses frente a una de las entradas al Estado Mayor del ejército, la Kiria, fue al parecer la más grande desde setiembre , cuando multitudes salieron a las calles a protestar por el hallazgo de los cuerpos sin vida de seis de los secuestrados en un túnel en Gaza.
El punto central de las últimas discordias es la decisión de Netanyahu de despedir a Ronen Bar. El gobierno, que votó unánimemente a favor, sostiene que está en su absoluto derecho de despedirlo, pero la Suprema Corte de Justicia congeló la implementación de la decisión en forma temporaria, hasta que se tome una decisión definitiva al respecto. De fondo está la convicción del oficialismo que los Jueces Supremos se toman atribuciones que no les corresponden.
La gran nube de fondo, elemento central en esta crisis, es el hecho que el Shabak abrió hace ya varias semanas una investigación por sospechas de vínculos ilícitos nada menos que con Catar, aliado de Hamas aunque también mediador, de parte de altos funcionarios en la oficina de Netanyahu, en medio de la guerra. Está claro que la problemática al respecto es la pregunta si acaso el Primer Ministro quiere destituir a Ronen Bar para lograr que se cierre la investigación en cuestión.
Dado que el Primer Ministro aclaró que no existe la opción de seguir trabajando con Bar “porque le he perdido toda la confianza” y que eso no ocurrirá, en las protestas se advierte contra una crisis constitucional profunda. La máxima expresión, así se teme, sería que el Primer Ministro no acate una decisión de la Suprema Corte de Justicia.
Decenas de miles de israelíes participaron este sábado de noche en protestas en Tel Aviv, varios miles en Jerusalem-y sorprendieron a la Policía al emprender una marcha hacia la residencia de Netanyahu- y en numerosos puntos a lo largo y ancho de Israel se dieron cita manifestantes en cruces carreteros para expresar su clamor contra el gobierno.
Pero Netanyahu indica claramente que no piensa dar marcha atrás.
Desmiente en forma terminante, especialmente en mensajes filmados que hace circular por las redes, que la destitución de Bar sea por la investigación del Shabak en su oficina. Es más, acusa a Bar de haber abierto la investigación conocida ya en Israel como “Catargate” para alterar la investigación de la catástrofe del 7 de octubre por parte del Shabak que según Netanyahu él había ordenado, aunque en realidad fue iniciativa del propio Shabak.
Dirigiéndose a la nación a través de un video filmado, Netanyahu dijo que “ahora van a escuchar una descripción estremecedora de los hechos, que debe preocupar a todos los ciudadanos de Israel” . Tras dar distintas fechas en las que supuestamente Ronen Bar debía entregarle la investigación de los errores cometidos, pidiendo siempre una prórroga de varios días, Netanyahu dijo que en la última fecha dada, 27 de febrero, tampoco se lo entregó, pero que ese mismo día, a las 21 horas, la asesora legal del gobierno- a a la que también quieren destituir- ordenó la apertura de una investigación criminal por el caso “Catargate”, previa coordinación con Ronen Bar.
Pero los hechos se dieron de otra forma.
La investigación del caso ya había comenzado antes. El 12 de febrero, más de dos semanas antes, ya había informes en la prensa israelí sobre las sospechas al respecto. Lo que se concretó el 27 de febrero fue la formalización de la investigación como criminal, lo cual requiere el hallazgo de suficientes elementos que lo justifiquen.
Netanyahu dice ahora que perdió la confianza en Ronen Bar por la catástrofe del 7 de octubre. Es indudable que el Shabak cometió allí numerosos errores y debe rendir cuentas al respecto. Pero hasta hace poco, Netanyahu no había dicho absolutamente nada sobre falta de confianza en Bar, todo lo contrario.
Pero en las últimas semanas, además del Catargate, se agregó otro elemento en la relación entre el Shabak y Netanyahu, que quizás sea la explicación central del deseo de destituir a Ronen Bar: el hecho que en uno de los anexos de la investigación del 7 de octubre llevada a cabo por el Shabak, se recalca el papel que jugó la política de Netanyuahu durante años frente a Gaza. Su resultado fue fortalecer a Hamas y además, según el Shabak, Netanyahu hizo caso omiso de numerosas advertencias sobre los planes de Hamas y sugerencias del Shabak de eliminar a la cúpula de Hamas.
Netanyahu insiste que Ronen Bar sabía del ataque en camino muchas horas antes de la invasión de Hamas y no lo despertó, dando a entender que por eso no se pudo detener la masacre. Ronen Bar lo desmiente categóricamente.
Ya eso debería bastar para ordenar una comisión oficial de investigación. Pero Netanyahu sigue oponiéndose.