El Teniente General Herzi Halevi, que asumió como Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel en enero del 2023, finalizó este miércoles 5 de marzo sus funciones, y entregó el mando, la enorme responsabilidad del cargo, a su sucesor Eyal Zamir, quien fue hace unos años el número 2 en la jerarquía militar, dejó el uniforme para desempeñarse durante dos años como Director General del Ministerio de Defensa y volvió ahora a iniciar su período como el oficial número uno del ejército del Estado judío.

Halevi decidió dimitir antes de culminar su período, por su parte de la responsabilidad en la catástrofe del 7 de octubre. Lo anunció meses atrás, sabiendo que se retiraría tras la presentación de las principales investigaciones de lo ocurrido, diciendo de antemano que llevará siempre sobre sus hombros la responsabilidad por el horror de la masacre.
Está claro que su dimisión era ineludible, como jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, cuyos errores a distintos niveles, de cara al 7 de octubre y esa misma mañana, fueron determinantes. Pero por más que el gobierno, bajo la dirección del Primer Ministro Biniamin Netanyahu, haya tratado repetidamente de responsabilizar de todo al ejército y los servicios de seguridad, esa es sólo una parte de la ecuación. Es más: en la democracia israelí los militares cumplen órdenes del gobierno, no llevan a cabo una política independiente. Herzi Halevi lo sabe y en su discurso de despedida se refirió al tema explícita y públicamente, diciendo que es imperioso formar una Comisión oficial de investigación para poder corregir lo que se hizo mal.
Todas las encuestas de opinión pública realizadas en el último año han dejado en claro que la mayoría de la ciudadanía israelí, por lo menos el 70%, exige la formación de una Comisión oficial de investigación que estudie lo ocurrido a todo nivel, tanto de gobierno como en la parte militar y de Inteligencia. Pero el Primer Ministro sigue oponiéndose a ello. Esto, aunque en el 2006 tras la guerra contra Hezbolá en Líbano, siendo jefe de oposición, exigía terminantemente al entonces Primer Ministro Ehud Olmert renunciar por su responsabilidad por aquella guerra. Y está clarísimo que lo sufrido en aquel momento fue inconmensurablemente menor que el desastre del 7 de octubre.
La responsabilidad que recae desde ahora sobre los hombros de Eyal Zamir, que recibió este miércoles el rango de Teniente General, difícilmente pueda resumirse en pocas palabras. Israel ha estado librando una guerra en siete frentes desde el 7 de octubre y si bien asestó enormes golpes militares a sus principales enemigos, éstos no han desaparecido. Los desafíos en el camino son múltiples. La cabeza de la serpiente sigue siendo la República Islámica de Irán, que continúa intentando garantizar la rehabilitación de Hezbolá en Líbano, que tampoco da el brazo a torcer a pesar de lo debilitado que ha quedado gracias a la firmeza de Israel. Hamas, duramente golpeado, sigue en control de la Franja de Gaza y aún tiene en su poder a 59 secuestrados. Es imperioso salvarlos y también destruir a Hamas, garantizar que no siga constituyendo una amenaza del otro lado de la frontera.
El terrorismo en Cisjordania ha levantado cabeza últimamente, pero fuertes operativos lanzados por Israel para desmantelar sus infraestructuras armadas han arrojado importantes resultados. Pero las necesidades en la lucha anti terrorista son continuas.
Israel mantiene ahora presencia militar en el sur de Siria, lo cual comenzó con el derrocamiento del régimen de Bashar el-Assad, ante la duda respecto a cómo actuaría el nuevo gobierno, compuesto por yihadistas, aunque su jefe, el autoproclamado presidente Al Joulani, insista en que ha cambiado y lejos está de sus tiempos en Al Qaeda. Esta presencia israelí y sus advertencias respecto a que no permitirá riesgos a la población drusa en territorio sirio, han abierto un nuevo frente . No de enfrentamiento bélico aún, pero sin duda un frente con potencial complejo.
El nuevo Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel también tiene desafíos en el plano interno. En el horizonte están los intentos de la coalición de gobierno de promulgar una ley que llaman “de reclutamiento” del sector haredí, ultraortodoxo, pero sus críticos sostienen que en realidad es una ley de exención en masa. En la situación actual, cuando está claro que Israel precisa un ejército más grande y más combatientes, eximir a decenas de miles de jóvenes que podrían aportar, lejos está de ser lo que el país precisa.
Zamir lo dejó en claro en su discurso inicial, dirigiéndose al publico haredí. Este fue su mensaje al respecto: “Tzahal (Fuerzas de Defensa de Israel), es el ejército del pueblo, del cual extrae su fuerza. Tzahal garantiza la existencia y futuro del Estado de Israel. Ante las amenazas externas es imperioso unir las filas. La fortaleza de Tzahal radica en nuestra unidad, en sus valores en su composición variada y en la división igualitaria de la carga. Por lo tanto, actuaremos para ampliar la inserción de todas las poblaciones en las filas de las unidades militares. La misión de la defensa del país debe repartirse en forma igualitaria. No olvidemos que el pueblo judío es el pueblo del Libro, con la Torá pero también con la acción. Exhorto a todas las partes de la sociedad israelí a participar en el precepto de proteger la patria. Es una responsabilidad compartida”.
El acto de cambio de mando fue mucho más modesto y menos festivo que en ocasiones anteriores, como expresión de conciencia por todo lo sufrido, la gran cantidad de muertos el 7 de octubre y los cientos de soldados y oficiales de las Fuerzas de Defensa de Israel caídos en combate. Los altos mandos, los propio Halevi y Zamir, así como todos los Generales del Estado Mayor, llegaron a la ceremonia vestidos con el uniforme “de entre casa”, conocido en hebreo como “madéi bet”, o sea el ·”segundo uniforme”, en lugar de “madéi alef”, el número uno, festivo y ceremonial.
Tras el acto, tanto Halevi como Zamir viajaron a Jerusalem, a orar junto al Muro de los Lamentos . Simbólicamente, ambos finalizaron sus discursos con las mismas palabras, un versículo de los Salmos (capítulo 29, versículo 11): “Adonái oz leamó itén, Adonái ievaréj et amó le shalóm”, que significa:”Dios dará valor a su pueblo, Dios bendecirá a su pueblo con Paz”.
