Con el Profesor Yedidia Stern, Presidente del Instituto de Política del Pueblo Judío
El clamor popular en Israel por la recuperación de los secuestrados que aún están en manos de Hamas en la Franja de Gaza, siempre estuvo a favor de un acuerdo con Hamas, a pesar de estar claro que éste requiere un alto precio a pagar por Israel. Ahora, cuando se habla de un acuerdo al parecer casi inminente, la discusión central es si acaso está bien que se lo haga por etapas o si hay que exigir un acuerdo total que permita recuperar a todos, a los 100 secuestrados, de una vez. El riesgo es que quien no esté incluido en la primera etapa corre peligro de morir en Gaza, sea por asesinato o por las condiciones nefastas en las que se hallan, lo cual significa que el paso del tiempo no hace menos que empeorar el estado inclusive de los más fuertes.
Poco antes de este momento de acuerdo aparentemente inminente, entrevistamos al Profesor Yedidia Stern, Presidente del Instituto de Política del Pueblo Judío, con sede en Jerusalem. Nos pareció importante saber su opinión sobre qué es lo que dicen las fuentes judías sobre la difícil situación con la que se está lidiando. Nos plantea las consideraciones a favor y en contra de un acuerdo. No le planteamos a él los argumentos que durante meses plantearon críticos del gobierno, entre ellos familiares de secuestrados, afirmando que no había acuerdo por consideraciones políticas del Primer Ministro Netanyahu para preservar su coalición.
Este es un resumen de nuestra conversación.
P: Profesor Stern, cuando hablamos de valores y conceptos judíos en medio de la guerra en curso, lo primero que me viene a la mente es el precepto conocido en hebreo como “pidión shvuím”, o sea hacer lo necesario para rescatar y salvar a los que cayeron en manos del enemigo. ¿Qué comentaría al respecto?
R: Es muy cierto. Lamentablemente, a lo largo de la historia judía se ha tenido que dedicar mucha atención a este concepto. También desde el punto de vista halájico, o sea de la ley religiosa judía. Comenzó ya con el patriarca Abraham, el primer judío.
Recordemos que el propio éxodo de Egipto es de hecho una salvación de esclavos. Ha habido a lo largo de la historia judía muchos casos de judíos que fueron secuestrados, en general por razones económicas, para extorsionar a fin de recibir dinero. Es diferente de lo que hizo Hamas.
P: ¿Cuál diría que es el común denominador en todos los casos en cuanto a cómo ve el judaísmo este tema?
R: Yo diría que lo más notorio en los textos judíos, en la filosofía, la Halajá y la memoria judía, es una enorme sensibilidad respecto a la vida del secuestrado o prisionero, al que se considera medio vivo y medio muerto. En algunas de nuestras fuentes dicen inclusive que estar en esa situación es peor que haber muerto.
P: ¿Por qué?
R: Por la incertidumbre, por el sufrimiento interminable de la familia, no sólo del prisionero mismo. Hay fuentes que dicen que es la peor situación en la que un ser humano puede estar, no es capaz de controlar nada de lo que hace, no sabe nada. Por otra parte, la Halajá dice que paralelamente a la gran sensibilidad respecto a la vida del prisionero, hay que ser racional en cuanto a lo que se hace para lograr salvarlo.
La Halajá dice que no se puede rescatar prisioneros a un precio exagerado.
P: ¿Qué significa eso? ¿Cómo se lo explica?
R: Una de las explicaciones es que no se debe alentar otro intento de extorsión y la otra es que el secuestro puede convertirse en un método para alterar la seguridad y la economía.
P: ¿Cuál es la fuente?
R: Esas explicaciones aparecen también en los libros del Rambam, o sea Maimónides, sobre Halajá, y en el Shulján Arúj.
P: O sea que analizan consideraciones que pueden afectar a la comunidad toda…claro que no se trataba en aquellos tiempos del país. El Estado de Israel no existía.
R: Exacto. El tono central es sensibilidad respecto a la vida del prisionero , el valor moral clave de rescatarlo, el valor de la solidaridad entre todos los miembros del pueblo de Israel. Y por otro, recuerdan que el precio no puede ser infinito.
Ejemplos históricos
P: ¿Qué ejemplos tenemos en la historia judía de estos dilemas?
R: Hay varios. Por ejemplo, en el siglo XII, vivía en Europa el líder judío más importante de la época, al que se conocía como el Maharám de Roterburg. El canciller alemán de aquella época lo puso en prisión para exigir dinero a su comunidad como rescate. Aunque la suma exigida era exorbitante, la comunidad aceptó pagarla porque el preso era su figura más importante. Pero el Maharám hizo saber a la comunidad desde la cárcel que se opone terminantemente a que paguen el dinero. Permaneció en prisión 7 años más, hasta que murió.
P: ¿Cuál era su explicación?
R: Dijo que si ahora pagan, todo alumno destacado en el estudio de la Torá, todo líder comunitario, estará expuesto al peligro de ser detenido porque con eso las autoridades habrán encontrado la forma de llenar sus cofres. Dijo que era imperioso garantizar que eso no ocurra y por eso les prohibió efectuar el pago.
P: Entiendo la lógica, pero no puedo ni pensaren un desenlace así con los secuestrados, aunque entiendo que no son casos idénticos.
R: Hubo otro caso, en 1970 terroristas palestinos secuestraron un avión de TWA en el que viajaba un judío considerado uno de los mayores sabios del judaísmo de Estados Unidos, el Rabino Itzjak Hutner. Su comunidad juntó una enorme suma de dinero para intentar liberarlo pero finalmente se decidió, por las mismas razones antes planteadas, que no deben pagarlo. Finalmente fue liberado junto con todos los demás.
Y hubo una historia interesante durante el operativo en Entebbe en 1976.
P: Recordemos, el secuestro de un avión de Air France a Entebbe en Uganda, por parte de terroristas palestinos y alemanes. En un famoso y glorioso operativo, fueron liberados los rehenes israelíes.
R: Exacto. Pues cuando los rehenes aún estaban en Entebbe, el entonces Primer Ministro Itzjak Rabin se dirigió al rabino Ovadia Yosef y le preguntó qué dice la tradición judía sobre una situación así, qué debe hacer él en su opinión, como Primer Ministro de Israel. El Rabino Ovadia Yosef convocó a 7 grandes sabios en la Torá, entre ellos el rabino Eliashiv, que poco después se confirmó como el líder máximo de los judíos haredim, ultraortodoxo, y todos dijeron unánimemente que hay que liberarlos inclusive a cambio de las exigencias que habían presentado los terroristas, de liberar a muchos terroristas presos en Israel.
P: Lo cual como sabemos, no fue el desenlace.
R: Exacto. Eso no se cumplió ya que el gobierno decidió liberar a los rehenes en un operativo militar. Pero lo cuento porque lamentablemente hemos tenido muchas situaciones con las que lidiar para analizar este tema. Tenemos mucha experiencia.
P: Pero nada se asemeja a lo que estamos viviendo ahora.
R: Así es. Lo que quieren los secuestradores es la destrucción de Israel, su desmoronamiento. Es algo distinto de todos los antecedentes históricos y por ende hay que tener cuidado cómo usarlos.
Hoy, una situación diferente
P: ¿Cómo ve el tema hoy Profesor Stern? ¿Qué siente que hay que hacer?
R: Le diré que he dado muchas entrevistas desde el comienzo de la guerra , he escrito piezas de opinión no populares por las que hubo quienes me dijeron que no soy humanista, que no tengo corazón. Y yo dije que no se puede manejar la seguridad nacional sólo en base a consideraciones humanitarias de personas específicas. Dije que lo central es la seguridad nacional , nuestra capacidad, para poder sobrevivir aquí como país, de preservar nuestra capacidad de disuasión ante nuestros enemigos. Dije que decidimos liberar sea cual sea el precio, se entra en una situación muy compleja respecto a los riesgos que se toma. Daré un ejemplo personal pero claro que es extensivo a mucha otra gente en Israel. Yo tengo 4 hijos enrolados, todos ellos en unidades de combate muy destacadas, y tengo dos hijas cuyos esposos están en unidades de élite de combate. Uno podría preguntarse para qué van a arriesgarse si llegado el caso hay secuestrados y se da absolutamente todo para liberarlos. Es un serio problema. Me pareció mucho tiempo que lo central es mantener la capacidad de disuadir a nuestros enemigos y por eso durante mucho tiempo me opuse al fin de la guerra.
P: Pero ahora piensa distinto.
R: Sin duda ninguna. Cambié de opinión porque considero que en la práctica, Israel alcanzó ya el objetivo que buscaba y precisaba, dio una lección de disuasión a los enemigos. Ha habido una serie de numerosos logros tácticos muy importantes que al acumularse nos dan un gran logro estratégico que disuaden al enemigo, aunque no sea en un 100%. Podemos proclamar nuestra victoria en la guerra. Hemos golpeado a los hutíes en Yemen, hemos eliminado a los principales jefes terroristas, hemos llegado a Teherán para responder a ataques contra nosotros. Se ha hecho todo esto con gran valentía, con grandes logros. El mensaje claro de los resultados de esta guerra, también de la gran destrucción en Gaza que deriva del hecho que Hamas opera desde las casas, es “no se metan con nosotros”. Ahora podemos abocarnos claramente al tema de los secuestrados. Es importantísimo recuperarlos, devolverlos a casa. Eso también es parte de la seguridad nacional . Y recordemos que además soldados corrieron peligro para tratar de salvar secuestrados. Resumiendo todo esto, creo que el criterio principal es la seguridad nacional a largo plazo. Lo hemos alcanzado y por ende ahora podemos pasar a la otra etapa, la liberación de los secuestrados.
¿Y los otros valores centrales de Israel?
P: Usted destaca que ahora Israel se lo puede permitir porque alcanzó logros en la lucha por la seguridad nacional. Pero yo le quiero hacer un planteamiento en otros términos, sobre valores. Siempre nos vanagloriamos de ciertos valores nacionales, uno de los cuales es que no se deja heridos en el campo de batalla. No subestimo en absoluto el valor de la seguridad nacional pero ¿cómo lidiar entre ambos, ese valor y el de no abandonar a nadie? ¿Cómo determinar cuál es más importante? Es que salvar a los secuestrados no es sólo por ellos, es también un mensaje a todo soldado que se enrole y que debe saber que si cae prisionero, será salvado.
R: Es cierto, esa es otra consideración. La pregunta, siempre, es cuál es la consideración determinante. Estoy de acuerdo con lo que usted dice y apoyo por eso ahora que se llegue a un entendimiento para recuperar a los secuestrados. Pero es cierto que muchas veces lidiamos con dilemas en los que una decisión significa la salvación de unos y la muerte de otros, como por ejemplo cuando se decide qué remedios incluir en la canasta de remedios subvencionada o pagada por el Estado. Si la vida de los enfermos fuera la única consideración, y no el presupuesto, la canasta de remedios sería interminable. Pero no puede serlo. Siempre estamos sopesando las distintas consideraciones. Por eso cambié de opinión y creo que ahora debemos hacer un acuerdo.
Entre corazón y razón
P: Ahora me recordó una entrevista que hice hace mucho al Profesor Ariel Merari de la universidad de Tel Aviv, experto en negociaciones en estos temas. Y me dijo en su momento que el problema era que a los secuestrados, sus historias, sus rostros, los conocemos, pero a todos aquellos que probablemente mueran en los atentados que cometerán los terroristas que Israel excarcele para recuperar a los secuestrados, aún no. Era una lucha, dijo, entre el corazón y la razón.
R: Exacto. Hace varios meses me entrevistaron sobre este tema y a raíz de mi respuesta me preguntaron si no tengo corazón a lo que yo contesté que tengo corazón pero también cerebro. Le cuento que en su momento yo estuve en contra del acuerdo con Hamas para recuperar al soldado secuestrado Guilad Shalit que estuvo como cinco años secuestrado en Gaza.
P: Recordemos, para recuperar un soldado, fueron liberados en el 2011 más de mil terroristas presos, entre ellos cientos de Hamas, incluyendo Yehia Sinwar, arquitecto del 7 de octubre y jefe de la organización hasta que fue eliminado por Israel. Muchos de ellos volvieron a cometer atentados.
R: Exacto. Y con toda la problemática del tema, creo que hoy mucha gente entiende que aquel acuerdo fue un error desde el punto de vista de la seguridad nacional. Recuerdo que en mi casa, mis hijos, que evidentemente eran más jóvenes, colgaron en sus habitaciones carteles por Shalit. Mi hija Yaará puso uno que aparecía también en muchos otros lados, que decía “el hijo de todos nosotros”. En hebreo, “haiéled shel kulánu”. Le pregunté si tiene idea cuánta gente morirá para recuperarlo a él. Es un problema serio. Y sí, entre la razón y el corazón.
Un comentario final
P: Profesor Stern, usted es una persona religiosa. ¿Hay algo más que quisiera agregar en relación a este punto?
R: Sí, que me parece muy hermoso que todas las partes en esta discusión, que evidentemente es muy digna en sus distintos argumentos, se basan en fuentes judías. Tanto el Foro de Familiares de los Secuestrados, muchos de los cuales vienen de kibutzim de la izquierda que no son religiosos, citan de las fuentes judías para librar su lucha en favor de “pidión shvuím. Es el precepto más importante. Y eso es parte de lo hermoso del Estado judío. Claro que dentro del judaísmo hay un mar de cosas. Y la sensibilidad por la vida humana es uno de los elementos centrales. Pero yo agregué, por lo ya explicado, no a cualquier precio. Ahora, la situación sí nos permite concretar un acuerdo al respecto.
P: Muchísimas gracias.
R: A usted.