Israel

Un comienzo complejo, con dolor pero también esperanza

Hace ya casi dos semanas que comenzó formalmente el año lectivo en Israel, aunque como casi siempre, con conflictos laborales y huelgas. El 1/9 , día del inicio de clases en Israel, siempre va de la mano de grandes emociones y expectativas. Pero este año hay mucho dolor de fondo y el país lidia con una situación sin precedentes, que ineludiblemente influye también en los niños que debían volver a clase.

“Debían”, escribimos, ya que el entorno es muy singular y numerosos niños no están viviendo su vida normal.

En primer término, el país todo espera el regreso a casa de los 101 secuestrados que están en manos de los terroristas en Gaza. En el sur, se recuerda a niños asesinados en la masacre del 7 de octubre que ya no podrán volver nunca a clase, lo cual no es fácil para sus compañeros y amigos.

En este poster armado por Hatzad Hashení, aparecen niños asesinados por los terroristas de Hamas en el sur y por los de Hezbolá en el norte. Reconocemos a varios niños del kibutz Beeri, como los mellizos Hetzroni , a los 3  hijos de la familia Kedem -SimanTov del kibutz Nir Oz que fueron quemados vivos con sus padres en su refugio y a los 12 niños de la aldea drusa Majdel Shams en el Golan alcanzados por un misil disparado desde Líbano mientras jugaban al fútbol, entre otros. Y abajo del todo, a Ariel y Kfir Bibas, que aún está secuestrados en los túneles de Gaza.

 

En el sur, escenario de los horrores del 7 de octubre, el grueso de la población no ha vuelto a sus casas. Y aquellas localidades en las que se pudo seguir viviendo y no hay sensación de amenaza concreta, como por ejemplo el kibutz Rujama, reciben a otras comunidades hasta que puedan volver a sus casas, como sucederá con la población de Kfar Aza, uno de los peores escenarios de la masacre.

Mientras tanto, en el norte, más de 60.000 personas están evacuadas de sus casas por los constantes ataques de Hezbolá desde Líbano, entre ellos unos 20.000 niños. Alumnos de una misma clase están dispersos por diferentes localidades a las que sus familias fueron evacuadas. Y por otra parte, niños en localidades que no han sido desalojadas, difícilmente pueden ir a estudiar ya que sus padres no están dispuestos a arriesgarlos dado que el viaje hasta la escuela pasa por lo que se considera es “espacio abierto” o sea que allí no se activaría la defensa anti aérea para interceptar los cohetes en camino disparados desde el vecino Líbano por los terroristas de Hezbolá.

De los docentes y padres se oye ineludiblemente el pesar por la situación y la preocupación por los numerosos desafíos. Pero también esperanza que se logre volver a la normalidad, que los niños puedan estudiar y desarrollarse en paz. Se trata de transmitir contención y fortaleza, aunque claro está que el regreso a la tranquilidad no depende de Israel, que fue atacado salvajemente el 7 de octubre y desde entonces se está defendiendo en varios frentes.

 

A clases, con valores en pro de la comunidad y el país

El domingo 1/9 , que como ya hemos comentado fue el primer día de clases en Israel, recibimos de un querido amigo, Ruben Friedmann del kibutz Ein Hashlosha , fotos de sus nietos, residentes en el sur del país, en su primer día de clases. Sonrientes, con hermosa expresión en sus rostros, pero con un mensaje duro a cuestas, plasmado en la remera amarilla que vestían: el clamor por la liberación de los secuestrados.

Ruben mismo, con su esposa Estela Waiserbas-ambos uruguayos israelíes- y el resto de Ein Hashlosha, están viviendo en la ciudad de Netivot desde hace algunos meses, después de haber estado evacuados a un hotel en Eilat. Tuvieron que ser sacados del kibutz por la guerra. Ein Hashlosha era uno de los kibutzim más atacados por los terroristas de Hamas, blanco de cohetes y morteros con asiduidad. El 7/10 hubo allí 4 víctimas mortales.  

Pedimos permiso a Itai y Dana, el hijo y la hija de Ruben y Estela, para publicar las fotos y contar sus historias, y aceptaron gustosos, aunque el tema de fondo no es sencillo.

Yair (11), Erez (9) y Nevo (4) estudian en la nueva escuela del kibutz Rujama, donde recibirán dentro de poco también a los niños de Kfar Aza hasta que el lugar sea reconstruido.

 

Su papá Itai,  el mayor de los hijos Friedmann, nos dice que “en la mañana del regreso a clase tuvimos sentimientos muy difíciles, ya que hay problemas que ensombrecen la alegría del comienzo del año lectivo”. “Sentimos que se ha perdido oportunidades y con el asesinato de los secuestrados en un túnel hace unos días, entendemos que no se les salvó a tiempo, y es muy duro”. 

Recalca que la sensación de muchos en el sur es que el Estado los abandonó el 7 de octubre y  con tantos secuestrados aún en Gaza, es difícil abrir una nueva página.

Itai y su esposa Tal siguen viviendo donde estaban ya que por alguna razón que no saben explicar bien, cuestión de ángulos, en Rujama casi no hay alarmas. 

(Apretando aquí se puede leer una entrevista a fondo con Itai de hace  algunos meses, después del 7 de octubre)

 

Dana, su hermana menor, reconoce que “fue muy difícil emocionarse y alegrarse el primer día de clase como otros años, porque la verdad es que lo único en lo que pensamos es en la urgencia de liberar a los secuestrados”. La noticia sobre los seis asesinados en un túnel la dejó quebrada.

El 7 de octubre Dana y su familia estaban viviendo en el kibutz Gvar Am, donde está  también ahora . La invasión terrrista se frenó en el kibutz Yad Mordejai, donde sus hijos estudian. Dana recuerda claramente los nervios por las alarmas y por el hecho que su esposo Liran salió con el arma a cuidar el kibutz. Si bien no era parte del equipo de emergencia, todos los que estaban armados se quedaron a montar guardia. 

Dana logró salir por los campos del kibutz y llegar a Palmajim, a la casa de sus suegros.

Su hija Iuval de 9 años pasó a 4ª de escuela, Amit de 6 años a 2ª y el menor, Iftaj, que tiene un poco más de un año, a una guardería. Las niñás estudian en la escuela Hofim de Yad Mordejai .

Nadie pierde la esperanza, especialmente al mirar a sus hijos. Pero los recuerdos de la guerra no ayudan.

Erez y Yair tuvieron compañeros secuestrados que afortunadamente fueron liberados en noviembre. Ahora, todos esperan que vuelvan los 101 secuestrados aún presos en Gaza, aquellos a los que hay que sepultar y darles el último adiós, y aquellos que se espera que realmente estén con vida y puedan volver a los brazos de sus seres queridos

Ana Jerozolimski
(12 Septiembre 2024 , 06:48)

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