Este domingo fue una jornada de profunda tristeza en los Altos del Golan, al realizarse los multitudinarios funerales de 11 de los 12 niños asesinados el sábado por el impacto de un misil iraní disparado por Hezbolá en la cancha de fútbol en la que jugaban, en la aldea Majdel Shams.
El último en ser reconocido, Jifara Ibrahim, era considerado desaparecido desde la tragedia y se estimaba que ello se debería a que el cohete cayó sobre él y por ende sus restos no podían siquiera ser reconocidos. Por la noche se confirmó su identidad y el profundo temor que tenía su familia, que sabía con certeza que había ido a la cancha.
Las historias personales desgarradoras circularon todo el día por los medios israelíes, que dedicaron prácticamente todo su tiempo y espacio a Majdel Shams con transmisiones especiales de sus cronistas desde allí: la familia que perdió a varios niños, todos primos entre si….el padre que estuvo largo rato tirado cubriendo el cuerpo de quien pensaba era su hijo muerto, hasta enterarse que su hijo estaba herido internado en el hospital Rambam…y el niño herido hospitalizado cuyos padres tuvieron que alejarse de él unas horas para dar sepultura a su hermano. Cada historia, un mundo de horror, acrecentado por el hecho que todas las víctimas mortales eran niños de entre 10 y 16 años, todos y cada uno con grandes sueños, también de fútbol profesional.
Majdel Shams , la mayor de las cuatro aldeas drusas del Golan, en la que viven 15.000 de los 20.000 drusos de la región, suele ser un punto de atracción turística y los sábados casi siempre está repleto de israelíes de la población judía que visitan el lugar. Esta vez, numerosos judíos , no sólo vecinos de otras localidades del Golan sino de todo el país, viajaron hasta el lugar para acompañar a los drusos de la zona en su máximo dolor.
Y allí se mezclaron las lágrima y el duelo, el color negro de luto de absolutamente toda la aldea y los tradicionales pañuelos blancos de las mujeres, con el enojo expresado ante tres ministros del gobierno que fueron a los funerales y se toparon con duras críticas de la población y hasta gritos que se vayan, por lo que habitantes locales presentaron como “abandono total del norte tras casi diez meses de ataques de Hezbolá”.
El Primer Ministro Netanyahu convocó una reunión del gabinete israelí al retonar al país de Estados Unidos y horas más tarde se anunció que el gobierno le había dado a él y al Ministro de Defensa Gallant la autoridad para tomar decisiones acerca de cómo responder a Hezbolá.
Por un lado, son múltiples los análisis de figuras públicas y expertos diversos, señalando que Israel tendría que haber respondido con mucha más fuerza que la que usó hasta ahora, apenas Hezbolá comenzó a atacarle el 8 de octubre. Y que si actúa con contención y no responde de modo contundente, estará socavando más aún su capacidad de disuasión evidentemente dañada .
Y eso, cuando todo el “vecindario” mira, es especialmente problemático porque se interpreta como debilidad. ”Lo urgente ahora es recuperar la capacidad de disuasión que evidentemente se ha ido perdiendo”, dijo el analista político del canal N12 Amit Segal. Y su colega experto en temática árabe en general y palestina en general, Ohad Hemo, señaló que “el problema de base es que nos han ido perdiendo miedo, y por eso Hamas osó atacar el 7 de octubre e Irán el 14 de abril”, agregando que es imperioso pensar bien cómo revertir la situación con Hezbolá.
Por otra parte , hay al mismo tiempo voces que paralelamente a su crítica a lo que ven como falta de estrategia por parte del gobierno en cuanto a la guerra, exhortan a que Israel no responda ahora para vengarse , en forma casi automática, sino que tome las decisiones claras necesarias y ataque a Hezbolá en territorio libanés en lo que sea un buen momento para Israel. El analista de asuntos árabes de N12 Ehud Yaari dio a entender que en estos momentos el efecto de un ataque israelí seria muy limitado en la práctica ya que “en Hezbolá están todos en situación de emergencia, escondidos, han evacuado sus posiciones especiales”.
Las próximas horas o quizás días dirá cómo reaccionará Israel. Por un lado, está el clamor del pueblo que exige respuesta a Hezbolá, están las constantes afirmaciones de políticos y altos oficiales sobre la inminencia de un ataque duro y fuerte, y por otro, las presiones norteamericanas para que no se expanda la guerra ya que ello podría tener derivaciones regionales complejas. La pregunta es si nuevamente Israel tratará de ganar calma, si cederá a presiones de Estados Unidos e intenta otra vez una solución negociada aunque ya sabe que eso no funciona con Hezbolá, o sea arriesga a una guerra amplia y compleja para tratar, de una vez, de poner punto final a la creciente amenaza orquestada desde Irán y ejecutada desde Líbano contra territorio israelí.