“Memoria y Legado del Holocausto” en Tacuarembó
¿Cómo fue Humanamente Posible?
Éste es el nombre de la muestra pero fue también el disparador para abordar la temática de la Shoá en todos los niveles educativos.
Rita Vinocur y Sandra Veinstein, del Centro Recordatorio y Museo del Holocausto trabajaron en varios talleres con alumnos de los primeros años de liceo. Rodolfo Brann lo hizo con Primaria en base a los libros Max del Ing. Julio Rosenblatt. Isabel Burstein, con casi 100 jóvenes de Formación Docente, y en próximos días estará llegando Proyecto Shoá para compartir su tarea con terceros y cuartos.
La Muestra va cumpliendo su objetivo. No es sólo exhibirla, si no diseminar y trasmitir el legado de la Shoá, enseñar sobre el peligro de la discriminación, del racismo, del antisemitismo y de saber de qué es capaz el hombre cuando se radicaliza y sus acciones son dictadas por el odio.
Entrevistamos al Dr Nelson Edelman Grunberg sobre su vida en Tacuarembó.
Breve presentación
Soy el Dr. Nelson Edelman Grunberg. Mi familia es oriunda de Tacuarembó. En el período de tiempo transcurrido entre 1920 y 1930 mi abuelo, Don Salomón Grunberg decidió con gran coraje, abandonar su Europa natal y emprender el largo camino del exilio. Europa padecía los efectos de la Primera Guerra Mundial cuya tragedia ha sido un poco invisibilizada por la tragedia de la Segunda Guerra Mundial que se desencadenaría 21 años después de finalizada la primera.
Me contaba mi abuelo que en la Primera Guerra los judíos eran llamados a filas en los ejércitos de ambos contendientes. Y que cuando se lanzaban al frente con bayoneta calada, pronunciaban en voz alta el Shma Israel para no enfrentarse con judíos del ejército enemigo, que les respondían con las mismas primeras estrofas de la oración tan conocida. Esa era la señal para evitarse mutuamente y no matarse entre ellos.
Don Salomón decidió abandonar una Europa que despreciaba y discriminaba a sus judíos. Discriminación económica, discriminación social, discriminación religiosa, discriminación cultural, educativa y laboral. En fin: DISCRIMINACION con mayúscula. Recorrió Europa hasta llegar al puerto de Marsella y ahí embarcarse hacia Sudamérica
Como digo yo, llegó al mejor país del mundo: la República Oriental del Uruguay. Como muchos judíos recién llegados se dedicó a vender jabones y otros artículos puerta por puerta. Lo que en yidish se conoce como Klaper.
Vio que en Montevideo había mucha competencia, y un conocido le dijo que era mejor que se fuera a Rivera. Que era una localidad pujante en la frontera, con bastante movimiento. En el tren un pasajero le dijo que también en Rivera iba a tener mucha competencia y que también se le iba a hacer lento y difícil. Que una hora antes había un poblado llamado Tacuarembó. Que quizá ahí se le iba a hacer más fácil. Mi abuelo le hizo caso y se bajó del tren en Tacuarembó.
Hay que imaginarse el coraje y valentía para recalar en un lugar desconocido, sin hablar el idioma, con otras costumbres, y sin otros judíos con quienes poder departir en yidish.
Pero se encontró con una población maravillosa que lo recibió amablemente, integrándolo a su comunidad.
Sin ningún tipo de discriminación a pesar de su idioma y sus costumbres extranjeras.
Lo opuesto totalmente a esa Europa miserable que lo despreció y vapuleó simplemente por ser judío. En Tacuarembó comenzó a trabajar, y con los primeros pocos pesos que logró reunir, hizo venir a su esposa con sus hijos. Ya que puedo apreciar las mismas características cuando concurro a Tacuarembó.
¿Cómo surge la idea de esta exposición en Tacuarembó?
Se pudo comprobar cabalmente en las charlas que los conferencistas dieron en Escuelas, Liceos e Instituto de Formación Docente.
Había una gran expectativa, un gran interés y una gran demanda por parte de los educandos, de las maestras, de los profesores y de los directores.
La organización, programación y coordinación de la Muestra y de las actividades docentes aledañas, me ha demandado un gran esfuerzo de articulación a varias puntas: el Comité Central Israelita, el Centro Recordatorio del Holocausto, el Proyecto Shoa , la Profesora Isabel Burstein y la Intendencia de Tacuarembó.
Pude contar con todo el apoyo generoso de ellos, lo cual me facilitó la tarea. Por el otro lado, desde la Dirección de Educación y Cultura de la Intendencia me brindaron todo el apoyo y dedicación en la organización del evento. Tacuarembó merecía ser, después de Montevideo, Rocha y Punta del Este, el próximo Departamento en donde se debía efectuar la exhibición de la Muestra de Yad Vashem.
Y así fue. Tacuarembó nos recibió con los brazos abierto, con mucho interés y una gran expectativa. De alguna manera podríamos afirmar que Tacuarembó recibió en 2023 a los judíos con su historia a cuestas, con la misma apertura y generosidad que lo hizo allá por 1920.
En tiempos como este, dónde en las redes proliferan muchos mensajes de odio, ¿cuál es tu opinión sobre la existencia de actividades como esta?
El odio antisemita en las Redes Sociales se expande como reguero de pólvora. Quienes se dedican a ello, cuentan con el beneficio del anonimato. Y por eso se envalentonan y lo diseminan. Se esconden detrás de un colectivo anónimo que es conformado por la replicación ad infinitum. Me hace acordar a esos grupos patoteros que deciden cometer algunas agresiones y tropelías. Cualquiera de sus integrantes se esconden en al anonimato que brinda la actuación grupal.
Muy difícilmente acometen esos actos en forma individual. Creo que las redes sociales funcionan también con ciertas características patoteras. Hay anonimato y hay accionar colectivo que se retroalimenta en una dinámica progresiva.
Si le planteáramos a alguno de esos twitteros anónimos o comentaristas de final de artículos periodísticos, que se individualizara y se identificaran, dudo que muchos de ellos se animarían a proferir los mismos insultos antijudíos que tan sueltos de cuerpo lanzan en las Redes. Al decir de un refrán criollo, callarían en la Comisaría, lo que gritan en la Pulpería.
Creo que este tipo de exhibiciones como la de la Muestra de Shoa, y las actividades docentes aledañas, que brindan un contacto presencial directo, constituyen una gran contribución para neutralizar el odio antijudío desplegado cobardemente en las Redes Sociales.