Nota de opinión
Muhamad Tamimi tenía solamente 2 años. No era por cierto un terrorista y nadie quería que muera. Pero este lunes falleció en un hospital israelí donde intentaron infructuosamente salvarle la vida tras la herida de bala que sufrió en la cabeza hace pocos días.
La bala era israelí, pero no estaba dirigida a él sino a terroristas que estaban disparando hacia la localidad israelí Neve Tsuf para matar allí civiles. Cuando soldados que se hallaban cerca abrieron fuego para frenar a los terroristas, dos balas se desviaron. Una hirió al pequeño Muhamad en la cabeza y la otra hirió a su padre. No eran un blanco buscado, en absoluto. Muhamad no sobrevivió y la tragedia cuando muere un niño de esa edad, es difícil de describir en palabras.
El portavoz militar israelí expresó pesar por lo sucedido, recalcó que ISrael lamenta profundamente que civiles no involucrados hayan sido alcanzados por error por las balas, y prometió que habrá una concienzuda investigación.
Otra tragedia, que de hecho también puede medirse en el riesgo que supone para otras vidas, es la forma cínica en que los palestinos aprovechan estas tragedias para demonizar a Israel, ocultando cómo ocurrieron las cosas. Lo hace cualquiera en las redes, aprovechando-lamentablemente no tenemos otra palabra- el terrible accidente de la muerte de Muhamad Tamimi para presentar a Israel como un monstruo , sin decir ni una palabra de lo que precedió, de lo que estaba sucediendo y a quién estaban disparando los soldados israelíes. No lo dicen aunque lo saben.Seguro lo sabía Hssein a-Shej, ministro en la Autoridad Palestina encargado de la relación con Israel, quien se preguntó retóricamente si Israel dirá que Muhamad era terrorista.
El sabe que no, que Israel no sólo no dijo nada similar sino que a diferencia de lo que hacen los terroristas, tomó responsabilidad, investigó lo sucedido, y dijo que fue una bala suya la que mató al niño, por accidente, tal cual ya explicamos. Pero las propias autoridades palestinas usan cada oportunidad para azuzar, demonizar, mentir, para crear odio y lanzar acusaciones infundadas, como si Israel hubiese matado intencionalmente al pequeño.
El tema es que los palestinos no solamente mienten al atribuir a Israel esas intenciones, sino que ellos mismos glorifican a quienes matan israelíes, también a civiles, a niños. Es el mundo al revés. Saben que terroristas dispararon a israelíes y que fue en respuesta a ello que los soldados abrieron fuego, saben que fue una bala perdida por error la que mató a Muhamad, pero acusan a Israel de asesinato intencional de un niño. Y por otra parte, tienen el tupé de presentar como héroes a los asesinos de niños israelíes. Asesinos, no por error, no balas perdidas, sino todo premeditado e intencional.
Ninguna postura moral puede esperarse de nadie, si el propio sindicato de Periodistas Palestinos anunció que su priorida es “lealtad a los mártires”, un término que suena muy bien pero que se refiere a lo peor: terroristas asesinos. Y según informó la televisión palestina, dijeron explícitamente que su “compromiso nacional” está por sobre el profesional.
Aclaremos: todo periodista es ciudadano y tiene derecho a sus opiniones y a la defensa de sus ideales . También nosotros los tenemos. El problema es cuando bajo el término de “deber nacional” se pone a la cabeza del pueblo a quienes murieron matando inocentes. A propósito, no por error.
Evidentemente, el que haya sido accidente, no devuelve la vida a Muhamad Tamimi. Pero dada la distorsión demonizadora que ya ha comenzado y que la propaganda palestina aprovechará fuerte, debemos recordar la verdad de los hechos. Trágicos, terribles sin duda. Pero muy distintos de lo que presentan los palestinos.
