Cuando recibimos este martes de mañana el comunicado del kibutz Nir Oz sobre el fallecimiento de Hana Katzir (78) que en noviembre del año pasado fue liberada de Gaza tras 49 días cautiva en manos de los terroristas, nos preguntamos cuánto sufrimiento una persona puede sobrellevar. Cuánta amargura se llevó consigo Hana a la tumba, tras muchos meses de lidiar con un continuo deterioro de su estado de salud a raíz de lo vivido en Gaza. Ya meses atrás, según contaron sus familiares, uno de los médicos que la atendió dijo claramente: “No hay duda, tiene el síndrome del corazón roto”.
El 7 de octubre fue asesinado Rami, su esposo, y su hijo Elad fue secuestrado. Luego se confirmó que fue asesinado en cautiverio. En abril el ejército logró recuperar su cuerpo de un túnel en Khan Yunes al sur de Gaza. Al menos, se le pudo dar digna sepultura, medio año después de haber sido arrancado a la fuerza de su hogar, su kibutz, su tierra.
asesinado en cautiverio
Hana se enteró del asesinato de ambos al volver a Israel tras 49 días en manos de los terroristas. Ya no se pudo recuperar. Según contó su hija Carmit en el funeral en Nir Oz, en los últimos días gritaba en sueños “Quiero volver a casa, quiero volver a casa”. Entendieron. Quería volver de la casa temporaria en la que la comunidad de Nir Oz está viviendo en los últimos meses, a la tierra de su kibutz. Y así fue. Ahora descansa en la tierra del kibutz que hace décadas ayudó a crear.
Hana Katzir es la primera sobreviviente del cautiverio en Gaza que fallece ya de regreso en Israel. Y su familia no tiene ninguna duda que su ida física está directamente relacionada a lo que pasó allí y al pesar con el que tuvo que lidiar al volver.
Uno de los símbolos de la crueldad de los terroristas fue justamente ver a Hana volver en la primera tanda de liberación de secuestrados al comenzar la implementación del alto el fuego en noviembre del 2023. Es que poco antes, la Yihad Islámica había dicho que estaba muerta.
Todos los liberados llevan consigo la carga de la situación, no sólo de lo que ellos vivieron sino del hecho que casi todos tienen aún amigos y seres queridos en manos de los terroristas. Vivir en comunidad y perder muchos amigos cercanos, vecinos a los que uno veía diariamente en su rutina, es un golpe fuerte y difícil de sobrellevar también para quienes ya están libres.
Son varios los secuestrados que sobrevivieron al cautiverio pero no pueden disfrutar de su libertad porque tienen a familiares y afectos muy cercanos en manos de los terroristas.
Sharon Cunio y sus pequeñas mellizas Emma y Yuli de 4 años, siguen esperando a su esposo y padre David, de quien se separaron en momentos desgarradores en noviembre del año pasado.
Eitan Yahalomi, un niño de 13 años que sufrió terribles torturas sicológicas de parte de sus captores que lo obligaron a mirar filmaciones de los crímenes que habían cometido, sigue esperando el regreso de su papá Ohad
Como Erez y Sahar Calderon que volvieron pero aún no tienen a su padre Ofer, que sigue en Gaza.
Esto, al igual que Yahel Shoham (4) y su hermano Navé (8) que fueron liberados de cautiverio hace más de año junto a su mamá Adi y a otros tres miembros de la familia, entre ellos su abuela Shoshan Haran, pero siguen esperando el regreso de su padre Tal.
El abuelo Avsharon Haran fue asesinado en el kibutz Beeri el 7 de octubre.
También Raz Ben Ami, liberada en el primer alto el fuego, aguarda el regreso de Ohad, su esposo, que acaba de señalar su segundo cumpleaños en cautiverio.
Y son varias las parejas desgarradas. Noa Argamani que fue rescatada hace unos meses pero tiene a su novio Avinatan Or en los túneles de Gaza. Ambos fueron secuestrados de la fiesta Nova.
Ilana Gritzewsky de Nir Oz volvió pero su pareja Matan Zangauker aún está secuestrado, lo mismo que vive Sapir Cohen que espera a su novio Sasha Trupanov cuya madre también estuvo secuestrada y volvió.
A ello se agregan los nombres de quienes saben que lo único que pueden recuperar es el cuerpo sin vida de su ser querido. Como Meirav Tal del kibutz Nir Oz que fue secuestrada aquel sábado junto a los hijos de su pareja Yair (Yaya) Yaakov, enterándose al volver a Israel que él de hecho había sido asesinado el 7 de octubre. Su cuerpo sigue en Gaza.
También Jana Adar que fue liberada hace más de un año, tiene aún en Gaza el cuerpo de su nieto Tamir del kibutz Nir Oz.
Una saga interminable, que no se ve aún cómo va a cerrar.
