Por Luciano Mondino
Fuente: porisrael.org
No es un tema nuevo, sino parte de una evolución propia de los caracteres autoritario que han encontrado en los niños el eslabón social más vulnerable para adoctrinar y manipular. Podemos mencionar a las juventudes hitlerianas de la Alemania Nazi que luego formaron las SS y que fueron quienes defendieron el Tercer Reich hasta las últimas horas de 1945. También los Jóvenes Pioneros de la Unión Soviética o los jóvenes fascistas de Mussolini en Italia.
En vez de asociar a los jóvenes con el futuro y el cambio generacional del país, los niños en Palestina son los instrumentos de descarte utilizados por sus líderes para eternizar la guerra contra Israel. Luego del atentado en Jerusalén que terminó con la vida de 7 judíos a la salida de una sinagoga, otro terrorista palestino de tan solo 13 años volvió a atacar en la capital israelí hiriendo gravemente a un padre y su hijo que volvían del Muro de los Lamentos.
¿Cómo fue educado uno de los tantos jóvenes palestinos que intentaron terminar con la vida de un judío?
La definición del carácter
Son las costumbres las que terminan definiendo el carácter de una sociedad. Los palestinos que hoy tienen entre 18 y 35 años han crecido en medio de la glorificación de la muerte y la violencia que se da en dos sentidos: uno vertical, impulsado por las propias autoridades palestinas que pagan dinero a los terroristas presos y también uno horizontal que se da en los funerales a los que llaman mártires, las madres de terroristas entregando dulces o los niños que son expuestos con armas en brazos de Sinwar, uno de los líderes de Hamas.
Las muertes de menores de edad en el conflicto palestino exponen, otra vez, a las autoridades palestinas. Si tomáramos el caso de la Franja de Gaza, veríamos allí uno de los epicentros del relato donde se afirma que Israel asesina y tortura niños palestinos: ¿cómo llegan los menores de edad a zonas de conflicto que, además, son controladas por Hamas?
Cada niño que pasa sus primeros años en los territorios palestinos ingresa en una incubadora de violencia y hambre de muerte que lo prepara para ser el explosivo del futuro, es decir esa pieza deshumanizada al servicio de los intereses terroristas árabes palestinos.
En el transcurso de la segunda intifada y tras los reiterados rechazos palestinos a firmar una paz duradera, el ejército israelí incursionó en Hebrón, territorio bajo control palestino. Lo que hallaron fue terrorífico: la fotografía hallada en un álbum familiar de un bebé vestido como atacante suicida de Hamas y que la familia definió como una broma.
La incubadora del sentimiento antijudío y la necesidad de preparar a los niños para la guerra tiene lugar también en los campamentos de verano de Hamas que son coordinados por las Brigadas Al Qassam y Al-Quds de la Yihad Islámica Palestina, los padrinos del terror que aprendieron de Yassir Arafat quien llamó en 2000 a todos los niños para que se unan al ejército que levantaría la bandera palestina en Jerusalén.
En los campamentos a cargo de Hamas el objetivo es solamente formar un semillero que, a finales del verano, estará lo suficientemente doblegado par incorporarse a las Fuerzas Armadas del grupo terrorista que gobierna la Franja de Gaza desde 2006. La instrucción militar en los campamentos incluye, además de los clásicos métodos para secuestrar soldados israelíes, simulación y realidad aumentada para disparar a las fuerzas israelíes y civiles que estén en el Monte del Templo o desde la Mezquita de Al Aqsa.
La vulnerabilidad de los niños palestinos es una condición que comparten aquellos que se encuentran en Gaza bajo las órdenes de Hamas o bien que se encuentran en los territorios de Cisjordania: son niños y jóvenes frustrados por líderes que no piensan en los intereses de desarrollo y evolución de los palestinos, sino en sostener la guerra contra Israel a cualquier costo. La participación en los campamentos de Hamas suele incrementarse en medio de una escalada con Israel: en mayo de 2021, la retórica antijudía en medio del ataque de misiles de Hamas fue propagada velozmente en esos mismos niños a los que inoculan más odio a los judíos que amor de sus padres.
Además de hacerlos luchar por una causa que no comprenden y sobre la cual muchos buscarán escapar ni bien puedan, están expuestos a un sistema educativo que se consolidó como una base de reclutamiento adoctrinado.
¿Qué educación reciben los niños palestinos como Ahed Tamini, figura de la foto que circuló y en la cual cachetea a un soldado israelí? La que la Autoridad Nacional Palestina expande en las escuelas de sus territorios. Citando algunos ejemplos: “los corazones árabes son devotos de la causa palestina, esperan su tiempo a que puedan expulsar al invasor y volver a Jerusalén”.
Han pasado 75 años desde la guerra de exterminio promovido por la Liga Árabe y la mentalidad en Palestina no se ha modificado. Quieren seguir con la guerra de extermino y expulsar a los judíos al mar.
No hay que olvidarse que las escuelas en Palestina, que son transmisores del antisemitismo y el odio hacia los judíos, son financiadas por las Naciones Unidas por intermedio de la UNRWA y los gobiernos que trasfieren enormes sumas hacia los palestinos en concepto de ayuda humanitaria. Esto, expuesto en el tiempo, se transforma en el semillero de terrorismo como el joven de 13 años que intentó asesinar en Jerusalén.
En 1952 las escuelas creadas por Naciones Unidas en Gaza y Jordania, fueron también cooptadas por estos mismos materiales que permitieron el crecimiento y la formación de los líderes que hoy circulan por los territorios bajo control palestino, que promueven la eliminación del pueblo judío y que buscan eternizar esa guerra de exterminio. Como la historia es también cíclica, el resto del mundo está permitiendo que en Palestina se siga incubando el terrorismo que pagaremos durante los próximos años y que se va a extender a todo el mundo.