Días atrás nos topamos por primera vez con la cuenta de Twitter del Club Palestino del Uruguay a raíz de un tuit que postearon, afirmando que Israel había asesinado a un futbolista palestino. Ahmed Daraghme, que en efecto murió por el disparo de un soldado israelí, era futbolista pero era también miembro de Hamas, y murió tras disparar a soldados israelíes que lo que estaban haciendo era montar guardia durante la entrada de judíos religiosos al santuario la tumba de Yosef , ubicada en la ciudad palestina de Nablus, algo que está amparado en los acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP.

Lo primero que pensamos al ver esa cuenta de Twitter fue si el Club Palestino de Uruguay será un grupo que trata de buscar entendimiento, diálogo, o si, como lamentablemente ocurre con la comunidad palestina de Chile- mucho mayor por cierto que la cantidad de palestinos que nos parece hay en Uruguay- será un baluarte de extremismo. Mis dudas fueron despejadas rápidamente.
Es que-volviendo al tuit sobre el futbolista- contesté a su posteo, poniendo los puntos sobre las íes y aclarando la verdad que el propio Hamas había publicado, que el joven en cuestión era uno de sus miembros y había muerto en un enfrentamiento armado. Incluí en mi respuesta el video que Hamas mismo había subido a las redes.
Pues ahora entré a Twitter, me dispuse a mirar si había alguna novedad en la cuenta y vi que estoy bloqueada.
Eso se llama libre discusión democrática.
Perdón, para ser más clara, se llama no querer escuchar otra campana, o no querer que sus propias mentiras sean tribuna para que alguien les diga la verdad.
Como nobleza obliga, aclaro que a lo largo de los años, también hubo algunos casos, no muchos, en los que yo decidí bloquear a algunos tuiteros por escribir en forma insultante y simplemente escupir odio. Eso no fue en absoluto lo que yo hice con el Club Palestino de Uruguay. Simplemente les mostré lo que ellos habían ocultado.