Y su respeto por todos los credos
En el sitio oficial del ya fallecido Lord Jonathan Sacks, ex Gran Rabino de Gran Bretaña, aparecen distintas citas sobre su visión respecto a la personalidad y la figura de la Reina Isabel, cuya actitud ante el pueblo judío elogió repetidamente. Entre los distintos materiales publicados en el sitio, hay una nota muy especial y emotiva que decidimos traducir. La escribió el Rabino Sacks y fue publicada el 31 de mayo del 2012 en The Times.
Aquí reproducimos varios fragmentos:
La puntualidad, dijo Louis XVIII de Francia, es la forma en que los reyes muestran buenos modales. La realeza llega a tiempo y se va a tiempo. Así lo hace también Su Majestad la Reina, con una excepción memorable.
El día era el 27 de enero del 2005, 60° anivesario de la liberación de Auschwitz, y el lugar, el Palacio St James. La Reina estaba reunida con un grupo de sobrevivientes del Holocausto. Cuando llegó el momento de su partida, ella se quedó. Y se quedó.Uno de sus asistentes dijo que nunca había visto que ella permanezca en un lugar tanto tiempo después de la hora pactada para su partida. Le dio a cada sobreviviente-y era un grupo grande- su plena atención, sin apuros. Estuvo con cada uno de ellos hasta que terminaron de contarle su historia personal..
Fue un acto de amabilidad que casi me hizo llorar. Uno tras otro, los sobrevivientes se me acercaron como atónitos: “Hace 60 años yo no sabía si al día siguiente estaría vivo, y aquí estoy hoy hablando con la Reina”.
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Ya en 1952, en el primer año de su reinado, la Reina fue patrona del Consejo de Cristianos y Judíos, la organización fundada por el Arzobispo de Canterbury William Temple y el Gran Raino Joseph Hertz en una de las noches más oscuras de la historia, diez años antes.
En Inglaterra, casi un caso único, la Iglesia apoyó a la comunidad judía en su lucha contra el antisemitismo. El reconocimiento real del significado de este esfuerzo dio al trabajo interconfesional una centralidad y prestigio que de lo contrario no habría tenido, y ayudó a que la tolerancia sea la opción natural en la vida de Gran Bretaña.
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En su rol religioso, la Reina encabeza la Iglesia de Inglaterra, pero en su rol cívico, se preocupa por todos sus súbditos, y nadie logra mejor que ella hacer que todo aquel con quien se encuentra se sienta valorado.
Esto es así no sólo en cuanto a individuos sino a todas las comunidades de fe de Gran Bretaña. En una de sus primeras apariciones públicas en el marco de su Jubileo de Diamantes, la Reina se reunió en el Lambeth Palace con líderes de los 9 credos principales de Gran Bretaña: cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, sikhs, budistas, Jain, zoroastros y Bahais. Cada uno le mostró un objeto que tenía especial significado para su Fe. Y ella respondió expresando aprecio por sus respectivas contribuciones a la nación. Por su ayuda a los enfermos, a la gente de dad, a la gente sola y a los carenciados. Es más, dijo, la Iglesia de Inglaterra estaba cooperando activamente con otros credos para construir una sociedad mejor. La Fe, no solamente la fe cristiana, nos recuerda “las responsabilidades que tenemos más allá de nosotros mismos”.
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La presencia de la Reina y el rol de su familia como el rostro humano de la identidad nacional es una de las grandes fuerzas unificadoras de Gran Bretaña, una unidad que cuanto más diversos nos hacemos desde un punto de vista religioso y cultural, más necesitamos.
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La Reina ha sido una bendición para todos nosotros, la nación y el mundo.