En esta nota no me dispongo a analizar las implicaciones de la situación en Afganistán para Medio Oriente y el mundo libre en general. Lo haremos por separado, y bien que los últimos eventos lo ameritan.
En estas líneas quisiera simplemente expresar solidaridad con la población civil afgana.
Con todos aquellos ciudadanos que colmaban las calles de Kabul estos días tratando de huir sin saber bien cómo. De aquellos que se ataron a los aviones norteamericanos que estaban por despegar, en un comprensible intento de huir inclusive mediante ilógicos caminos que estaba claro de antemano resultarían un fracaso, lo cual se confirmó cuando cayeron al vacío poco después de despegar.
Imponentes las escenas de intentos de huida de Afganistán pic.twitter.com/5fbvuD7RsS
— Jana Beris (@JanaBeris1) August 16, 2021
Solidaridad con los hombres y mujeres que buscaban desesperadamente una forma de salir del aeropuerto de Kabul. Y no porque hayan “colaborado” con los norteamericanos-aunque en una situación como la de Afganistán, eso significa tratar de aferrarse a la única opción de vida normal, lejos de un régimen oscuro como el que comienza ahora en el país.
Esto ha circulado en las redes, comparación entre escenas de años atrás en Saigón y hoy en Afganistán.Intentos de huida, para salvarse. pic.twitter.com/q2ZI0P2Ama
— Jana Beris (@JanaBeris1) August 16, 2021
Con aquellos que trepaban a los aviones y extendían sus brazos para que alguien los introduzca.
Con los horrorizados de pensar que quedarse en el país que los había visto nacer equivalía a morir.
No sabemos si son ciertos los reportes sobre asesinatos y violaciones por parte de los Talibanes ya en su avance hacia la capital. En realidad, conociendo la trayectoria de este grupo terrorista islámico, no hay motivos para dudar. Pero mucho tememos que aún si eso no ha ocurrido todavía, es lo que va a ocurrir.
Pensamos en el horror de las mujeres y jovencitas, de las madres por sus hijas, por la amenaza física y emocional,no sólo por el temor a la esclavitud y el dominio sexual, sino al futuro que se apaga. Que no puedan estudiar. Ni bailar. Ni cantar. Ni salir a la calle sin estar absolutamente tapadas.
Pensamos en todos aquellos afganos que alguna vez tuvieron sueños, que se casaron y trajeron hijos al mundo y ahora temen que todo se acabe , que comience el infierno, como antes….como en otros lares.
Y pensamos en la sensación terrible de abandono que seguramente les acompaña.
Y se nos estruja el corazón.