El ataque terrorista cometido este lunes de mañana por tres palestinos contra un autobús y un automóvil israelíes que transitaban por la aldea Funduq en Samaria (Cisjordania), que cobró la vida de tres personas, elevó a 40 el número de israelíes asesinados en ataques fuera de los frentes directos de guerra en el sur y norte del país. De ellos, 37 fueron muertos en 180 atentados con armas de fuego cometidos durante el 2024 y ahora se sumaron dos civiles y un oficial de policía, en la última balacera: Elad Yaakov Winkelstein (35), Rajel Cohen (73) y Aliza Raiz (70).
Las mujeres viajaban en el autobús del consejo regional Samaria y el oficial Winkelstein viajaba en su coche particular, junto a uno de sus hijos, Navé de 10 años, quien presenció el ataque y fue por ende testigo del asesinato de su padre.
“Ha comenzado la cuenta regresiva hacia la captura de los asesinos”, declaró el jefe del ejército israelí Teniente General Herzi Halevi, asegurando que es sólo cuestión de tiempo hasta que sean capturados. También el Primer Ministro Netanyahu se manifestó al respecto, afirmando que los responsables de atentados contra israelíes pagarán por ello.
En el terreno hay una situación ambivalente.
Por un lado se intensifica continuamente el esfuerzo de Irán por hacer llegar a los palestinos armas y explosivos potentes para perpetrar atentados, lo cual junto a la continua incitación y demonización de Israel, incentiva a actuar.
Por otra parte, eso también intensifica los esfuerzos de Israel por frustrar atentados lo cual ha hecho en casi cien operativos de envergadura en Cisjordania (Judea y Samaria).
En ese marco, las fuerzas de seguridad han detenido 6.000 palestinos sospechosos de terrorismo, ha eliminado a 787 terroristas y ha confiscado 1500 armas y 80 cargas explosivas, frustrando 689 atentados con armas de fuego y reduciendo así de 850 a 250 la cantidad de ataques con botellas incendiarias y piedras, que también son letales.