Israel

Pandemia: por una política de tribus

Por Marcelo Kisilevski

Y esta vez "tribus" en el buen sentido de la palabra: trabajar con los líderes comunitarios, barriales, sectoriales.
Hemos visto ayer las imágenes desde Brooklyn, de las comunidades jasídicas en las calles porque el alcalde de NY, Andrew Cuomo, decidió limitar sinagogas a 10 personas y cerrar las escuelas de jaredim (ultraortodoxos), debido a la eclosión de la pandemia allí.
Ayer, en NY, escuchábamos voces que hablaban de "resistir, como nuestros antepasados, torturados y exterminados, no pudieron hacerlo". Nada más lejos de las debidas proporciones, pero se trata de prismas con que cada comunidad (cada persona, en realidad) ve y "traduce" el mundo.
También en Israel, ya antes, los jaredim decidieron convertir su desobediencia civil en ideología: si nos contagiamos primero los jóvenes (y luego nos curamos, desarrollando anticuerpos) en eventos masivos como fiestas y funerales de grandes rabinos, estaremos protegiendo así a nuestros ancianos.


Del otro lado, Tal Ojana, la joven y excelente intendente de Yerujam, en el Néguev israelí, ha convertido su ciudad en "verde" (libre de índice de contagios que requiera cuarentena) en dos semanas. ¿Cómo lo hizo? Creando confianza, por medio de participar ella misma en la investigación epidemiológica, y logrando cooperación de cada barrio y de cada sector en su comunidad por medio del diálogo y el trabajo en equipo. No ha inventado la rueda. Es el "A-B-C" de la gestión, que el gobierno central parece haber olvidado.


El gobierno israelí ha justificado la cuarentena, no por motivos de salud, sino por el problema socio-político que implica cerrar algunos sectores (pequeños emprendimientos, gimnasios y especialmente sinagogas) y no otros (especialmente manifestaciones). Para que nadie se enoje, cierran todo y listo. Pero entonces se enojan todos, y la desobediencia civil se nota en calles y rutas de Israel.

La incoherencia, la sospecha de la gente de que las medidas anti-Covid se fijan en base a motivaciones políticas y no en base a ciencia y salud, acaban por carcomer por completo la confianza de la sociedad en el gobierno y, sumando eso a la debacle económica que enfrenta cada familia en Israel, la predisposición de la gente a cooperar como en la primera ola, ha descendido en gran proporción.
Jagai Levín, profesional de la salud y miembro del equipo profesional gubernamental bajo la conducción del Prof. Roni Gamzo, basa su crítica a la cuarentena total en que "la gente debe salir al aire libre, porque es sano física y mentalmente, y porque el Covid se contagia mucho menos allí". La gente, explica también, no puede contener ya más una cuarentena, si el gobierno no trabaja con la gente en lugar de contra ella. "Confianza, confianza, confianza, debe ser el lema".


"El gobierno debe trabajar con los alcaldes de cada ciudad, grande y pequeña, y éstos deben trabajar con los líderes de las comunidades y sectores, porque son los que sabrán traducir las decisiones profesionales médicas al lenguaje que cada comunidad entiende".
Es decir, dejar de "bajar" decisiones a la gente por la tele. Al contrario, bajar al pueblo y trabajar con él. El momento del gobierno israelí es indescriptible, y eso lo ve hoy en día Biniamín Netanyahu en las encuestas de intención de voto, donde se está desplomando. Pero nunca es tarde.

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Fotos: Tamar Rausky

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