Con el escritor Dov Halbertal que acusa a sus correligionarios por su comportamiento en pandemia
Es duro decirlo, pero Israel no está unido en la lucha contra la pandemia. El problema comienza por cierto arriba, en el gobierno, con el propio Primer Ministro y las consideraciones políticas y sectoriales que tanto influyen en las decisiones y bloquean o demoran medidas esenciales. Pero el problema va más allá de ello y llega a la población misma.
Si bien está claro, según los datos del Ministerio de Salud Pública de Israel, que la multiplicación de los contagios a nivel preocupante se da en todos los sectores de la población, el sector más afectado es el haredi, o sea el ultraortodoxo. Ello deriva en parte de su forma de vida y de lo numeroso de las familias pero también, en gran medida, de la actitud de parte de dicho público, que no acata las normas., no da crédito y no respeta las restricciones.
Claro está que no se puede generalizar.Esta afirmación no significa que nadie ande allí con máscara. Pero hay un problema de fondo. Este gráfico, elaborado por el Centro Taub en base a datos del Ministerio de Salud Pública, muestra la cantidad de casos activos de Coronavirus por cada 100.000 habitantes, en 190 localidades, señaladas por sectores dominantes. La línea superior, en negro, dice haredi, o sea el sector ultraortodoxo.
Para hablar de esta problemática y de lo que ocurre en el terreno, nos dirigimos a Dov Halbertal (64) , experto en Jurisprudencia Hebrea (Mishpat Ivrí) y autor de libros de Ética y Moral en el Judaísmo. Fue jefe del despacho del otrora Gran Rabino de Israel, el Rav Israel Meir Lau. Fue ordenado rabino, pero no ejerce como tal. Creció en el sionismo religioso, fue comandante de tanques en su servicio en Tzahal, pero luego pasó a ser haredí, ultraortodoxo.
Su padre era Meir Halbertal (z”l), muy querido líder de Mizraji y Hapoel Hamizraji en Uruguay y otrora Presidente de la Federación Juvenil Sionista. Dov y su hermano menor Moshe, un reconocido filósofo, nacieron en Montevideo y cuando ambos eran pequeños, la familia se radicó en Israel.
Halbertal es absolutamente categórico y crítico de gran parte de la población ultraortodoxa de Israel, aunque nos aclara que según su análisis, el problema central radica en la mitad de ese mundo-un poco más, el 60%- compuesto por distintos grupos. Por un lado, están las “jasiduiot”, los grandes grupos que siguen la línea de un rabino central al que ven como máxima autoridad, y los sectores más radicales como “edá haredit”, los “ierushalmim” y otros. Los distingue del sector al que él pertenece, conocido como “los litaím”.
Este es un resumen de una extensa conversación de casi dos horas.
P: Dov , si bien en todos los sectores de la población israelí hay problemas de insuficiente disciplina y respeto de las normas, uno de los problemas centrales se ha dado en el sector haredi, ultraortodoxo. ¿Cómo lo ves?
R: Para mí esta es una gran decepción que me provoca gran enojo porque considero que justamente el sector haredi debería ser el más fiel al cuidado de la santidad de la vida y la responsabilidad por el prójimo. Pero ha fracasado moralmente y sigue haciéndolo. Estamos hablando de temas de vida y muerte.
Los representantes haredim en la Kneset, los intendentes haredim, deben ser parte de esta lucha por la vida. Pero mienten descaradamente diciendo que todo está bien en su sector, que todos cuidan. Y eso no es cierto.
P: Estás generalizando…
R: No, no generalizo. Pero a grandes rasgos te diré que para el 60% del mundo haredi en Israel, el Coronavirus no existe. Me refiero a los jasidim, a la así llamada “edá haredit”, a los Satmar y otros. Los muy reportados caso de la boda multitudinaria del nieto del Rabino de Belz sin cuidado de distancia y sin máscaras y de la del nieto del gran rabino de Viznitz, son sólo unos ejemplos muy conocidos. Para la gente de Belz, no hay pandemia. El rabino jefe de Belz no cree en nada. Algunas de las facciones más extremistas creen que esto es un invento de una conspiración sionista. Están contra el Estado, recordemos. Y son decenas de miles. En total, todas las jasiduiot, centenares de miles.
P: ¿Qué tiene que ver el tema de la “conspiración sionista” que has mencionado?
R: Algunos de estos sectores están convencidos que el Estado sionista es responsable del Coronavirus, que no hay que escuchar sus órdenes porque lo que quiere es terminar con el mundo haredi. Creen que es una conspiración para molestarlos, para que no puedan rezar y estudiar Torá.
P: Sinceramente…cuesta creerlo.
R: Te entiendo. Pero hay algo más “práctico”. Un elemento es comunitario: el gran rabino-que en hebreo, como sabes, es el “admór” de cada grupo…
P: Aclaremos. Admór es una sigla en hebreo que significa “adonéini, moréinu verabéinu”, el gran rabino al que siguen sus fieles…
R: Así es. Pues el “admór” no quiere perder a su jasidut.Y si durante mucho tiempo no se permite aglomeraiones, no muchos pueden ir a su rabino, no puede haber grandes eventos, se quedará sin sus jasidim. Y eso puede llevar a un corte desde el punto de vista de su liderazgo.
P: Tú eres parte del otro lado, de los “litaím”. ¿Es tan claro que de un lado está todo mal y del tuyo está todo bien?
R: Hay una diferencia entre estas dos partes.Los así llamados “litaím” están más conectados con el mundo exterior en ciertos sentidos, creen más en la ciencia y la medicina, no viven en una burbuja en la que toda su vida es lo que dice su admór, su gran rabino.
P: ¿Y tú dices que todo esto se refleja directamente en el comportamiento de la gente? Pero mucha gente en la calle de las localidades ultraortodoxas está con máscara.
R: El problema es mucho más profundo, lo que se ve en la calle en algunos casos, confunde. Y los diputados ultraortodoxos mienten descaradamente al respecto. Hay una absoluta falta de integridad, de transparencia, bases del judaísmo. Los diputados claro que no son ignorantes, pero sí irresponsables porque saben que hay plegarias sin cuidados ni de distancia ni de máscaras. Ellos mismos van a esos rezos. Y si alguien critica la forma en que actúan, te salen a decir que eres un antisemita que no quieres que los judíos puedan rezar. Pero yo no les tengo miedo porque estoy muy bien insertado en mi propio medio. Y digo que todos estos políticos haredim que le mienten al público y van a aglomeraciones indebidas, deberían ser destituidos de inmediato.
P: Claro que lo presentan todo en términos de fe, de la necesidad de poder rezar, algo tan fundamental para la gente de fe.
R: Mira, para mí también es clave rezar. Pero hay que entender la situación. El ex Ministro Yaakov Litzman de Yahadut HaTorá , que en el interín, como sabemos, dimitió, fue grabado diciéndole al Primer Ministro-no sabía que lo grababan- que si se impone cierre, eso va a destruir las Altas Fiestas. ¡Y fue Ministro de Salud Pública! Tendría que haber dicho “nosotros debemos ser los primeros en pedir que cierren las sinagogas”, para salvar vidas.
P: Quiero volver por un momento a la división interna que has hecho del mundo haredí. E insistir respecto al 40% que das a entender cuida todo mucho mejor.
R: No soy tan categórico, aunque sí digo que hay una diferencia. Pero el tema es que también de este lado hay un problema en cuanto a la forma de vida. El público ultraortodoxo vive 24 horas al día en comunidad, cada uno está todo el día con otra gente. Además las casas son más apretadas, más gente en cada lugar. En la ciudad haredi Modiin Ilit el promedio es de 10 personas en una casa. Además, el haredi va todos los días a la sinagoga, 3 veces al día, está dos horas con otros en la sinagoga cada vez. En las yeshivot, los jóvenes estudian con otros, lo que en hebreo se llama “Jevruta”. Están juntos todo el día.El judaísmo haredi es una masa de vida en comunidad y familia, lo cual multiplica la propagación del virus.
P: Trata de darme un ejemplo concreto de los problemas derivados de esta forma de vida.
R: Imagínate una yeshiva grande en Jerusalem en la que estudian miles de jóvenes. Ahora hay algunos menos porque algunos que habían ido a visitar a sus familiares en el exterior no pudieron volver. ¿Acaso pueden todo el día estar con máscaras y guardar distancia? Imposible. Están uno arriba del otro. Y después van a sus casas.
P: ¿Qué hay que hacer entonces en esta compleja situación?
R: Desde el judaísmo haredí deberíamos ser los primeros en destacar la santidad de la vida y la necesidad de cuidar a otros, de acuerdo a la tradición judía. Deberíamos ser los primeros en decir que cerraremos nuestras instituciones educativas porque no hay alternativa, que todas las sinagogas estarán cerradas porque hay un problema y hay que actuar con responsabilidad. Es una cuestión de vida o muerte.¿Qué es lo que no entienden?
P: Y tú estás formulando ese llamado precisamente.
R: Así es. Siento que yo sirvo de voz a los muertos y a los conectados a respiradores que no pueden hablar. Acuso al liderazgo haredi y al público haredi de actuar con irresponsabilidad moral en lugar de ser una luz.
P: Y justamente es como persona observante que haces esta crítica.
R: Por supuesto. Es que la tradición judía está conectada a la vida. El judaísmo ama al ser humano, sea judío o no. Defiende los derechos humanos. Recordemos que Hashem creó al hombre , a la humanidad, a su imagen. Metafísicamente, todos son hijos del mismo D´s. De todo esto viene la santidad de la vida, que está en la base misma del judaísmo. Por eso, vivir como judío religioso va más allá de respetar las mitzvot de la Torá. Como ser humano y como judío religioso, considero que si el fervor religioso hace olvidar los principios básicos del judaísmo, hay un problema. El judío religioso debe justamente ser el primero en entenderlo.
P: ¿Cómo rezas tú mismo?
R: Solo. Y no me resulta problemático para nada. Es cierto que la orden es orar en minián, un mínimo de 10 hombres. Es cierto que es una orden estudiar Torá en grupo. Todo eso es cierto. Pero la orden más grande es “venishmartem meod lenafshotejem”, cuidarse, por uno mismo y por los demás.
Me es muy fácil no orar en minian si sé que eso es necesario ahora para respetar precisamente las normas básicas del judaísmo para cuidarme y cuidar a los demás, a mi familia misma. No me crea ningún conflicto. Ni como religioso ni como ser humano.
P: ¿Qué le dices a un judío religioso que siente que si no reza en minián su plegaria no será lo mismo?
R: Que es todo lo contrario. Le diría lo que yo siento sobre mí mismo: que esto fortalece mi vínculo con D´s porque la Torá toma en cuenta el curso de la vida y creó las mitzvot de modo que puedan ser flexibles según las circunstancias de la vida. Si yo estoy en cierre, como toda la población, pues al rezar solo, no en minián, le digo directamente a Hashem que estoy cumpliendo su voluntad.