Trabajando por Milagros - Hospitalidad Vs. Austeridad - Cómo una Menorá de Janucá Cambió Mi Vida - Observancias de Janucá
No. 287
Miketz
Horario de velas en Montevideo
27 de diciembre 19.43
https://jabad.org.uy/media/pdf/1303/wWDx13031349.pdf
TRABAJANDO POR MILAGROS
Por Tali Loewenthal
¿Ocurren milagros hoy en día? Esta pregunta es particularmente relevante en los tiempos peligrosos y desafiantes en los que vivimos. El Tanaj (la Biblia) tiene muchos relatos de eventos milagrosos. Pero, ¿ocurren milagros ahora?
En la visión de nuestros Sabios, ¡por supuesto que sí! Esta también es la experiencia de muchas personas. Sin embargo, dicho esto, también debemos tener en cuenta la idea judía de que existen diferentes tipos de milagros.
En un nivel, la Naturaleza en sí misma tiene un aspecto milagroso. Una puesta de sol especial, el florecimiento de una flor o el nacimiento de un niño pueden verse como eventos hermosos y maravillosos que revelan a D-os como el Autor y Guía de la Creación. Sin embargo, como sabemos, el sol también se pondrá hermosamente mañana. Es parte del patrón de vida ordenado por D-os, como lo son el florecimiento de una flor y el parto.
Otro nivel es cuando los eventos naturales ocurren de la manera correcta y en el momento justo, como parte de un patrón más interno y espiritual dentro de la Creación. La victoria judía contra los sirio-griegos celebrada en Janucá es un milagro de ese tipo. Los ejércitos griegos eran numerosos, bien entrenados y poderosos. Fue un milagro que un pequeño grupo de judíos dedicados, los Macabeos, pudieran conquistarlos.
Hoy también, la supervivencia de Israel desde 1948 hasta el presente tiene una cualidad milagrosa. Sí, tenemos soldados dedicados y sabemos cómo fabricar y utilizar armas sofisticadas. Sin embargo, tenemos pocos amigos, si es que tenemos alguno, y nos enfrentamos a un enemigo enorme y rico.
Un tercer nivel es cuando el evento trasciende por completo el patrón de la Naturaleza. El milagro del aceite de Janucá está en esta categoría. El aceite de oliva que era suficiente sólo para un día, ardió durante ocho días, tiempo suficiente para obtener aceite nuevo. Esto tuvo el efecto de un nivel extra de revelación de lo Divino. Fue una especie de recompensa espiritual por la dedicación del pequeño grupo de judíos que estaban decididos a que el Judaísmo pudiera sobrevivir, a pesar de todas las dificultades.
Nuestra parashá nos presenta una combinación interesante de estas dos últimas categorías. Era bastante natural que a veces hubiera años de abundancia y otras veces años de hambruna. Sin embargo, el hecho de que el Faraón tuviera sueños perturbadores que indicaban esto, y que Iosef fuera capaz de ver su significado, aporta un elemento sobrenatural a la historia.
Además, la presencia de Iosef en Egipto se debió a los sueños que él mismo tuvo, como se relata en la parashá de la semana pasada. Estos sueños habían despertado los celos de sus hermanos, hasta que lo capturaron y lo vendieron como esclavo. Al final, los sueños de Iosef también resultaron predecir el futuro.
El Rebe de Lubavitch señala una distinción interesante entre los sueños de Iosef y los del Faraón. El Faraón era pasivo, un observador, que observaba cómo siete vacas flacas devoraron a siete vacas gordas, o cómo siete espigas marchitas devoraban a siete espigas sanas. En contraste, en el primer sueño de Iosef él y sus hermanos estaban trabajando en los campos. Se estaban esforzando. Luego, el segundo sueño de Iosef se refería a un plano de existencia más elevado: el sol, la luna y las estrellas.
¿Qué nos enseña esto? Que para que el judío pueda llevar a cabo su función especial en el universo, se necesita esfuerzo: el esfuerzo judío. La respuesta divina a ese esfuerzo es la revelación de niveles espirituales cada vez más elevados, incluidas las maravillas y los milagros que forman parte de nuestra vida personal y de la historia actual de nuestro pueblo.
HOSPITALIDAD VS. AUSTERIDAD
[José] le dijo al mayor de su casa “Faena animales y prepáralos, porque estos hombres cenarán conmigo.” (Bereshit 43:15)
La hospitalidad requiere que los anfitriones intenten lo mejor posible satisfacer todas las necesidades de sus invitados. Incluso si no están seguros que los invitados van a comer lo que se les preparó, deben sin embargo proveer en forma abundante para ellos.
Similarmente, a pesar de que la frugalidad es un valor que se encuentra en la Torá, es algo que debemos imponer sobre nosotros mismos, no sobre otros. Cuando pensamos proveer a una familia pobre, por ejemplo, no debemos darles sólo las necesidades mínimas, sino lo suficiente para permitirles vivir de acuerdo a un nivel de vida digno.
Sijot Kodesh 5728, vol.1, pág.332
Génesis (Bereshit) 41:1 – 44:17
La décima sección del libro de Génesis comienza dos años después (Miketz “al fin de” en Hebreo) que José le pidiera al copero del Faraón que intercediera por él. Esta vez es el Faraón quien sueña, dos veces, y busca un intérprete calificado. José interpreta los sueños del Faraón en forma convincente diciendo que se refieren a siete años de abundancia que se avecinan seguidos por siete años de hambruna, y que había que abastecerse con tiempo en preparación a ellos. Esto lleva al Faraón a designar a José como virrey de Egipto. El comienzo de la hambruna lleva a los hermanos de José a Egipto para comprar comida que José había almacenado durante los años de abundancia. Cuando José los ve, planea una forma de determinar si ellos han abandonado su antiguo odio hacia él y están prontos para unírsele para hacer avanzar a la familia en su misión Divina.
CÓMO UNA MENORÁ DE JANUCÁ CAMBIÓ MI VIDA
Por Shlomo Lewis
Mi historia es la de un hombre que busca un tesoro enterrado. No es el tipo de tesoro que se puede tocar o ver, sino un tipo de tesoro absolutamente diferente, que es mucho más preciado y valioso, no tiene precio.
Fui criado como judío secular. Recibí una excelente educación; fui a una buena escuela y a la universidad. Sin embargo, a diferencia de muchos de mis compañeros, no me convertí en abogado, médico o contador. Crecí en la década de 1960, adopté los valores e ideales del amor, la paz y algunas drogas blandas. Sentí que había más en la vida que casarse y adquirir posesiones. Esa no era la vida que buscaba; mi impulso era transformar el mundo.
Después de un tiempo, comencé a luchar contra la depresión. Me resultaba muy difícil mantener un trabajo y ganarme la vida decentemente. Finalmente, en 1996 perdí mi trabajo y mi casa y regresé a mi ciudad natal de Manchester, donde vivía cerca de mis padres ancianos. Broughton Park, la zona donde vivía, tenía una gran comunidad judía ortodoxa. Sentía que no tenía nada en común con ellos e incluso sospechaba que me miraban por encima del hombro.
Pasó el tiempo y las cosas solo parecían empeorar. En diciembre de 2010, perdí mi trabajo nuevamente. Estaba al borde del abismo. Luego llegó Janucá de 2011. Era una tarde y estaba caminando a casa desde el médico, donde había estado recibiendo terapia para la depresión.
Por alguna extraña razón que no puedo explicar lógicamente, decidí tomar una ruta diferente para volver a casa, una ruta que estaba totalmente fuera de mi camino. Esto me llevó más allá de lo que ahora sé que es la yeshivá Lubavitch.
Era tarde y el sol estaba a punto de ponerse. Escuché que alguien me llamaba: “Disculpe, señor, ¿es usted judío?”. Con curiosidad por ver quién me llamaba, crucé la calle. Allí estaban dos jóvenes que llevaban sombreros y chaquetas negras, el uniforme de los judíos ortodoxos. Se presentaron como estudiantes de la yeshivá cercana. “Hoy es Janucá”, dijeron. Después de hablar unos minutos sobre Janucá y darme un donut kosher fresco y un kit de menorá, me invitaron a ir y aprender un poco más sobre el judaísmo en la yeshivá. Intrigado, acepté su invitación para ese jueves. La sesión con mi joven “maestro” me resultó extremadamente interesante y esclarecedora. Me dije a mí mismo que definitivamente volvería por más.
Ha pasado algún tiempo desde entonces y vuelvo todos los jueves por la tarde, y a veces incluso en las tardes de Shabat, solo para aprender, aprender todo lo que pueda e incluso para observar sus animados farbrenguens (reuniones jasídicas).
En la yeshivá estudié Tanya, un clásico jasídico que ha hecho que el judaísmo tenga más significado para mí. No basta con leer sobre espiritualidad; más bien, tenemos un llamado y un mandato divino para volvernos más espirituales. Aprendí que la mejor manera de conectarse con lo divino es el cumplimiento de las mitzvot.
Lo que más me ha inspirado ha sido la dedicación, la fe, la calidez, el compromiso y la bondad de los estudiantes, y su devoción al Rebe. Había oído hablar del gran Rebe de Lubavitch, pero sabía poco sobre él. Ahora estoy aprendiendo más y he llegado a apreciar lo verdaderamente notable y santa que debe haber sido la persona para exigir tal reverencia y dedicación de sus seguidores.
Al mirar atrás, me pregunto: ¿cómo ha cambiado mi vida desde mi encuentro casual con los estudiantes? En muchos sentidos (desde ponerme tefilín a diario, encender las velas de Shabat, colocar una mezuzá en mi puerta e ir a la sinagoga en Shabat) me he reconectado con mi alma judía. He encontrado el tesoro que estuve buscando durante tantos años, y siempre estuvo en mi propio
OBSERVANCIAS DE JANUCÁ
Janucá conmemora un milagro basado en el aceite, lo cual explica porque comemos comidas fritas para conmemorarlo. Algunos comen panqueques de papa fritos, conocidos como latkes, mientras que otros comen sufganiot, donas sumergidas en aceite. Algunos comen ambas. Muchos sobreviven a la festividad.
Si, la comida puede ser peligrosa. Una de las más grandes victorias de los macabeos fue como resultado de darle de comer queso al enemigo, por lo que también comemos comidas lacteas en Janucá. También sobrevivimos.
Janucá Gelt
Durante Janucá es costumbre dar gelt (dinero) a los niños, para que les podamos enseñar dar dinero para caridad, y para mantener el ambiente festivo y feliz. Algunos tienen la admirable costumbre de dar gelt cada noche de los días de semana de Janucá. También sobreviven a esto.
Dreidel
Los opresores griegos declararon ilegal las escuelas de Torá, de forma que los niños solian estudiar en los bosques, poniendo guardias para alertarlos de las patrullas griegas. Cuando llegaba el alerta, los niños escondían sus textos y comenzaban a jugar con dreidels (trompos).
Nosotros también jugamos juegos con dreidel en Janucá para conmemorar el coraje de esos heroicos niños. Las cuatro letras hebreas en el dreidel son un acronimos de “Nes Gadol Haia Sham”, un gran milagro ocurrió allá. De forma que jugar al dreidel nos recuerda de los milagros de Janucá aun cuando nos divertimos.
Las Plegarias
Cada día de Janucá agradecemos a D-os recitando el Halel completo en el servicio de rezos de la mañana. También agregamos una plegarias especial de agradecimiento Al Hanisim, en las plegarias y la bendición después de las comidas. Cada mañana leemos de la Torá sobre las ofrendas de inauguración traidas en honor a la dedicación del Tabernáculo, reminicente de la redicación de los Macabeos del Templo impurificado.
Shabat Janucá
El viernes a la tarde, encendemos la menorá antes de encender las velas de Shabat. El viernes a la noche las velas de Janucá deben arden por lo menos una hora y media, de forma que va a necesitar más aceite o velas más largas. El sábado a la noche, encendemos la menorá después del anochecer, luego de la ceremonia de Havdalá.
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