El ejército del Líbano opta por acusar a Israel
Nadie en Israel, tampoco quienes defendieron el alto el fuego logrado, se sorprende demasiado por el hecho que éste haya sido violado por Hezbolá, pero se estimaba que eso no ocurriría tan rápido. De hecho, desde poco después de la entrada en vigencia del alto el fuego, la organización terrorista lo ha estado violando. Es imperioso entender que violar el alto el fuego no es solamente lanzar misiles, cohetes o morteros contra Israel sino también hacer movimientos en territorio libanés, relacionados a maniobrar militares y esfuerzos por rehabilitarse, que están prohibidos por el acuerdo.
Lo más preocupante aún es que el ejército del Líbano, que debería desmantelar las infraestructuras militares de Hezbolá que aún hay en el sur libanés, no da ninguna señal de que se disponga a hacerlo. Hace caso omiso de las violaciones del alto el fuego por parte de Hezbolá y opta por responsabilizar a Israel, afirmando que es el ejército israelí quien lo viola, aunque sus acciones-que han sido en efecto numerosas y muy fuertes- están destinadas a responder a las violaciones a fin de garantizar que éstas no se reiteren.
Cabe recordar que según lo acordado entre Israel y Estados Unidos, Israel tendría libertad de acción para hacer cumplir el acuerdo. Sin embargo, tanto Washington como París han optado por culpar a Israel.
Desde el principio
El alto el fuego está vigente desde el miércoles 27 de noviembre. De inmediato comenzaron las violaciones del mismo, más que nada en esfuerzos de restablecer la infraestructura armada de Hezbolá. Además, Hezbolá alentó a habitantes evacuados de las aldeas del sur, a las que no podrían volver hasta nuevo aviso, a retornar e instalarse en el lugar.
Para Israel, estas son claras violaciones del alto el fuego. Para Hezbolá es también una forma de fortalecer la narrative que pretende presenter a la población chiita, según la cual la organización ganó la guerra.
La organización de investigación de las amenazas en la frontera norte, ALMA, ha publicado un detallado informe sobre la situación, del cual extraemos a continuación datos centrales.
Ya el 27 de noviembre de mañana, varios individuos en coches y motos llegaron a las aldea Kfar Kila, Miss al-Jabal, Markaba y al-Odaisseh ubicadas a escasas decenas de metros de la frontera con Israel. Según el acuerdo, eso está prohibido por ahora. Israel reaccionó disparando hacia esas personas.
Algo similar ocurrió al día siguiente, con gente llegando a las aldeas Markaba, Yarun, Shebaa, Al-Wazzani, Bint Jbeil, Ayta ash-Shaab, Maroun a-Ras, Al-Khiam, Marjayoun y Taybeh.
Israel disparó con un dron hacia un auto en la aldea Merkava para alejar a la gente y hubo dos heridos. Además, fueron detenidos en Tir Harfa varios sospechosos que se estima eran hombres de Hezbolá que querían mezclarse con los civiles.
El 29 y 30 de noviembre hubo incidentes más serios al detectarse a hombres armados de Hezbolá manejando una estructura terrorista en el sur libanés y otros que cargaban armas a un vehículo. La Fuerza Aérea de Israel atacó lanzadores de cohetes al identificar actividad terrorista próxima a ellos. Y por separado, Israel atacó un vehículo militar junto a una infraestructura de fabricación de misiles de Hezbolá tierra adentro en Líbano.
El 1/12, varios terroristas armados fueron detectados operando junto a una iglesia en Al Khiam. Al llegar al lugar, soldados israelíes eliminaron a los terroristas y al realizar rastreos en el lugar descubrieron la boca que conducía a un túnel repleto de armas. Los terroristas habían convertido la iglesia en un blanco militar.
Y este lunes 2 de diciembre, Hezbolá disparó morteros hacia una base militar israelí en la zona fronteriza de Har Dov y lo confirmó oficialmente, en un evidente intento de probar a Israel y ver si reacciona, advirtiéndole que no lo haga. Precisamente para dejar en claro que no se permitirá violaciones del alto el fuego, la respuesta israelí fue mucho más amplia que las anteriores. Fueron atacados blancos de Hezbolá en la Dahia, el bastión chiita en Beirut, en el sur libanés y también mucho más al norte, más allá de la Beqá, valle del Libano.
Días atrás, Ibrahim al Amin, editor en jefe del periódico Al Akhbar identificado con Hezbolá, advirtió a Israel que cualquier intento de imponer el acuerdo conduciría a una respuesta decisiva y directa de Hezbolá , sin esperar las conclusiones del “Comité de Quejas”, mecanismo elaborado por el acuerdo para dilucidar mutuas recriminaciones sobre violaciones, entre las partes. Según este periodista que se comporta como vocero extraoficial de Hezbolá, la organización “castigará al enemigo inmediatamente, basado en el derecho de auto defensa estipulado en el acuerdo”.
Con esta distorsión de lo pactado y una amenaza a Israel en términos increíbles, que no ose tratar de imponer el acuerdo, intentó disuadir a Israel. Pero por ahora, eso no ha hecho más que convencer más aún a Israel que sería peligroso dar el brazo a torcer y no intervenir para responder en forma tajante a las violaciones del alto el fuego.
En los últimos días, si bien informes libaneses indicaban que unidades del ejército de Líbano habían comenzado a desplegarse en el sur libanés, la Beqá o valle del Líbano y la Dáhie en Beirut, está claro que ignoró completamente las violaciones del alto el fuego por parte de Hezbolá. Lo que sí hizo el ejército libanés fue acusar a Israel de violar el alto el fuego.