Comienzo esta nota dedicada a una vivencia personal que tuve hoy al sonar la alarma en Tel Aviv, con lo que he aclarado reiteradamente: esa angustia, la sensación de urgencia, la preocupación y el temor que siente toda persona normal al entender que un misil está en camino al sitio en el que se halla, es algo que en el norte de Israel viven absolutamente todos los días, varias veces por día. Y por la inmediatez geográfica con Líbano, desde donde los terroristas de Hezbolá lanzan los cohetes y misiles, a menudo primero hay impacto y luego alarma. Lo seguro es que no tienen un minuto y medio para resguardarse sino únicamente unos pocos segundos.
Lo mismo vivió durante años el sur de Israel, la zona adyacente a Gaza, por los disparos de Hamas y la Jihad Islámica.
Pues bien…vayamos a la vivencia de hoy.
Como trato de maniobrar entre la vida normal y la cobertura constante de la situación, siempre me hago tiempo para compartir con mis hijos y nietos. Pues este martes estaba con mi hija y su hija, mi nieta menor que hace poco cumplió un año, en un parque en el barrio Bavli de Tel Aviv. A esa hora, después de finalizada la jornada en los jardines de infantes, y mientras aún no hace frío, el lugar está repleto de padres y madre jóvenes con niños pequeños y bebés. El parque está bien cuidado, es agradable y hay entretenimiento suficiente para todos. A mi nietita, lo que más le gusta es la hamaca.
Cuando se cansó finalmente de la hamaca mi hija la devolvió al cochecito y estábamos pensando si quedarnos un rato más o emprender la vuelta a casa …y súbitamente empezó a sonar la alarma.
La escena, que lamentamos no haber alcanzado a filmar, era surrealista. Decenas de madres y padres con bebés en los brazos o de la mano de niños pequeños, niños y adolescentes solos, gente con perros, de todo, corriendo hacia el edificio de enfrente en el que al parecer todos sabían que hay refugio.
Mi hija iba adelante corriendo empujando el cochecito, mientras mi nietita lloraba, al parecer captando algo del nerviosismo de la situación. Yo corría detrás de ella.
El edificio no estaba lejos, pero tampoco a cinco metros. Y cuando ya estábamos llegando yo me preguntaba para mis adentros cuánto habría pasado del minuto y medio de tiempo que uno tiene en Tel Aviv…y si no podía ocurrir que hubiera un impacto detrás nuestro antes de lograr entrar al refugio. A los pocos segundos de entrar, oí de fondo un estruendo. Estimé que era la interceptación de uno de los misiles lanzados, que después se confirmó habían sido tres en total, disparados desde Líbano por Hezbolá.
Dentro del refugio no había ningún ambiente de histeria y tensión. La gente ya está acostumbrada. Conversa, mira el celular, escribe a su familia. Varios chicos con uniforme de los “tzofím”, los scouts de Israel, seguían conversando como si estuvieran afuera. Muchísimos niños y bebés. Todos, incluyendo mi nietita, bastante calmos. Ya adentro, cuando uno ve a muchos en su situación, se ve que se trasmite cierta tranquilidad.
Hoy de tarde, alarma en Tel Aviv, por el lanzamiento de tres misiles desde Líbano, justo cuando estaba con mi hija y mi nietita de un año en el parque. Corrimos, logramos entrar a un refugio en un edificio del otro lado de la calle. No logré filmar la corrida, pero sí dentro del… pic.twitter.com/GMYKhCRl69
— Jana Beris (@JanaBeris1) November 12, 2024
Mi hija se pregunta si a la gente no le molestará que filmo, por lo cual pregunto a un grupo, explico que es importante mostrar lo que vive Israel, y dicen que no hay ningún problema.
Israel 2024. Locura total.
Pero se sigue viviendo, yendo al parque, a las hamacas y a los “tzofim”. No hay ninguna alternativa.
En mi fuero íntimo me pregunto si mi nieta tendrá que lidiar con una situación así cuando ella sea grande y quizás lleve a sus hijos al parque. Suena medio ridículo pensar en eso ahora que tiene sólo un año. Pero es también bastante natural, teniendo Israel los vecinos que tiene.
Por lo pronto, como eso no lo puedo dominar hoy, voy a algo más práctico y me hago en la cabeza un plan concreto para cuando esté sola con la chiquita: llevaré una cartera grande para poder poner allí su mamadera de agua y otras cosas que puede necesitar, así en caso de sonar la alarma, si no está en el cochecito en el momento, lo dejo allí y voy con ella en brazos corriendo al refugio. También planeo qué recorrido hacer al sacarla del jardín para que en caso de alarma, tenga adónde correr.