por Sara Pachter
Fuente: aishlatino.com
Cómo pasar de la amargura al perdón.
Un maestro una vez presentó ante su clase un vaso lleno de agua hasta la mitad y preguntó: "¿Cuánto pesa este vaso?".
Los estudiantes respondieron: "¡85 gramos!" "¡150 gramos!".
El maestro respondió: "Todas las respuestas son correctas. Cuán pesado se siente algo depende de cuánto tiempo uno lo ha estado sosteniendo".(1)
Dejar pasar las cosas libera y alegra. Aferrarse a los rencores puede deteriorar la salud. Una investigación de la Universidad de Berkeley reveló que tragarse la ira residual puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas e incluso puede provocar una muerte prematura.(2)
Si seguir enfadados es tan malo para nosotros, ¿por qué nos aferramos tanto al enojo y nos negamos a perdonar?
Es posible que anhelemos la validación o que nos preocupe que si perdonamos la otra parte quede libre de su mal acto. Creemos que aferrarnos al enojo servirá como una forma de castigo para la otra persona, cuando en realidad sólo terminamos castigándonos a nosotros mismos.
La Dra. Edith Eger, una sobreviviente del Holocausto y autora de libros éxito de ventas, cuenta que tras ser liberados de Auschwitz, todos los que podían caminar salieron del campo. Pero casi de inmediato, un número sorprendente de personas regresaron. Aunque habían sido liberados físicamente, volvieron a dormir en los mismos barracones en los que habían dormido la noche anterior. Sentían que no tenían a dónde ir.
Tú tienes la llave para abrir tus grilletes.
Hacemos lo mismo en el plano emocional, imponiéndonos una esclavitud psicológica. Tenemos la capacidad de liberarnos de la ira y de los recuerdos dolorosos, pero nuestra mente nos arrastra de vuelta hacia el pasado, estropeando nuestra vida presente.
Tú tienes la llave para abrir tus grilletes.
La palabra hebrea para "perdón" es mejilá. Esta palabra también significa madriguera, una especie de túnel que construyen los animales.
El propósito de un túnel es llevarte a donde no tienes acceso. Cuando se excava un túnel, lo ideal es que comiencen a cavar desde ambos lados hasta encontrarse en el medio. Esto representa la forma en que debería funcionar el perdón.
¿Pero qué pasa si la otra persona no hace su parte? ¿Si está demasiado ensimismada como para buscar el perdón?
El judaísmo requiere que no guardemos rencor, pero no estamos obligados a perdonar a alguien que no hace su parte.(3)
Independientemente de que la otra persona haya comenzado a cavar, tú puedes crear el túnel sin ayuda.
El perdón es un regalo para ti mismo. Aquí hay tres herramientas para cavar tu propia madriguera de perdón.
Herramienta 1: Visualizar el perdón
Una forma de desarrollar el perdón es visualizar cómo lo concedes.
Los estudios demuestran que los pensamientos de perdón incrementan los sentimientos de control y reducen la respuesta de estrés. También sugieren que visualizar el perdón puede mejorar la salud.(4)
La Dra. Eger sugiere que uno tiene que volver a visitar mentalmente la escena difícil para poder reconfortar a su propio ser más joven y "liberar" al perpetrador.
Basada en su técnica, le pedí a una de mis alumnas, Jana* que recordara los detalles de una explosión que tuvo con su padre en su infancia. Le sugerí: "Cuando tu padre sea físicamente agresivo, consuela a tu yo juvenil abrazándolo hasta que se sienta seguro".
"Luego toma su mano y dile: 'Ven conmigo. Ya no vives allí, yo te protegeré'. Camina con seguridad hacia la puerta, sal a la calle y camina hasta que la casa quede fuera de la vista. Dale espacio para estar enojada, y muéstrale la belleza de su vida presente. Ve a tu casa actual y dile: 'Hoy vives aquí. Ya no tienes que vivir más en esa otra casa. Yo te protegeré para siempre'. Muéstrale a tu yo más joven cuán maravilloso es quedarse en el presente".
La Dra. Eger explica que el siguiente paso es regresar al pasado y liberar al agresor del control que tiene sobre ti. Ella sugiere poner mentalmente la mano sobre el hombro de esa persona, mirarla a los ojos y decirle: "Ya no puedes hacer esto. Ya no tienes poder sobre mí. Una vez fui pequeña y débil, pero ahora soy fuerte". Como escribe la Dra. Eger, "liberarnos del victimismo también implica liberar a los demás de los roles que les hemos asignado".
Todos nos hemos encontrado en circunstancias dolorosas que nos hicieron sentir impotentes, no aceptados o no queridos. No tienes la posibilidad de cambiar el pasado ni el comportamiento de los demás, pero sí tienes la posibilidad de amarte a ti mismo y de liberar tu mente de las experiencias negativas. Puedes elegir entre seguir siendo una víctima o avanzar hacia la libertad. Soltar los grilletes del victimismo es una elección más sana.
Herramienta 2: Desarrollar empatía
Tener un pensamiento empático no implica ignorar o mitigar lo que la otra persona ha hecho. Más bien, los pensamientos compasivos te permiten liberar gradualmente la intensa emoción que te impide sentirte feliz.
El Dr. David Pelcovitz, un psicólogo destacado, cuenta sobre Jonatán,* quien sufrió abusos físicos por parte de su padre cuando era un adolescente. En sus sesiones, Jonatan expresó sus fantasías respecto a la muerte de su padre.
Los pensamientos compasivos te permiten liberar gradualmente la intensa emoción que te impide sentirte feliz.
Cuando eventualmente falleció su padre, Jonatán dijo que "ocurrió lo más extraño. Yo siempre había soñado con ese día en el que finalmente me liberaría de mi padre. Pero en vez de sentirme feliz, me deprimí todavía más".
La muerte sólo exacerbó la depresión de Jonatán. Comenzó a sufrir dolores crónicos de cabeza que lo llevaron a tomarse licencia en el trabajo.
Entonces Jonatan comenzó el difícil trabajo que requiere el perdón.
En sus sesiones, Jonatan escribió un diario sobre su padre, registrando recuerdos y emociones. Comenzó a desarrollar empatía. Su padre era un sobreviviente del Holocausto que cargaba recuerdos traumáticos. Debido a que Hitler le robó su infancia, él fue incapaz de relacionarse con su propio hijo adolescente.
Jonatán comprendió que muchos de los episodios abusivos de su padre estaban conectados con el miedo al peligro o la ansiedad de poder perder a su hijo. Su ansiedad se expresaba como ira, pero en el fondo había un amor incapaz de ser expresado.
Jonatan comenzó a liberarse de su enojo. Una tarde llegó al consultorio muy cambiado. Parecía más ligero, incluso feliz.
"¿Qué ha pasado?", le preguntó el Dr. Pelcovitz.
"Fui a visitar la tumba de mi padre. Puse mi diario sobre la lápida. Me pasé todo el día llorando. Lloré lágrimas de rabia, de ira, y finalmente lágrimas de perdón".
A partir de ese día, ya no se sintió agobiado por la inmensa oscuridad que lo rodeaba y llegó a un nuevo destino, uno de luz y perdón.
Herramienta 3: Reconoce que el villano te impulsa
Aunque no parezca lógico, el villano de tu vida es también tu mayor cómplice para alcanzar tus objetivos personales.
Tu vida es como una obra de teatro. En tus dramas personales, hay buenos y malos. Tienes que aceptarlos a todos, de lo contrario no hay trama. El villano es un aspecto importante de una trama bien desarrollada. Sin un villano no hay un héroe.
El libro "Fríndel" de Andrew Clements ilustra esto a la perfección.
"Fríndel" cuenta la historia de Nick Allen, un travieso niño de quinto grado. Su maestra está obsesionada con el diccionario y la etimología de las palabras. Ella enseña a su clase que a veces las palabras se crean a partir de personas que inventan palabras nuevas.
Esto llama la atención de Nick, y le pregunta a la maestra: "¿Entonces cualquiera puede inventar una palabra?"
"No personas como tú o yo. Eso rara vez ocurre", le responde la maestra.
En ese mismo momento, Nick inventa la palabra "fríndel", que significa birome.
Nick y sus amigos hacen un pacto de usar sólo la palabra fríndel al referirse a un bolígrafo.
La maestra se horroriza y decide castigar a cualquier alumno que use "fríndel" con una suspensión. Cuando hay 400 niños suspendidos, las noticias locales llegan y comienzan a filmar.
La maestra de Nick toma represalias. "Nick, estás creando problemas y me opongo totalmente. Recuerda mis palabras, aquí tengo un sobre cerrado. Un día te lo voy a dar. ¡Ten cuidado!"
Para su consternación, Nick termina apareciendo en televisión y gana millones vendiendo parafernalia "fríndel".
Años más tarde, Nick recibe por correo un gran paquete. Lo abre y encuentra un enorme diccionario con una nota de su profesora que dice: "¡Mira en la página 281!"
Nick va a esa página y encuentra la palabra "fríndel" marcada con un círculo. Entonces ve el sobre cerrado años atrás y lo abre.
Querido Nicolás: si estás leyendo esta carta, eso significa que la palabra fríndel fue agregada al diccionario. Felicidades.
Estoy muy orgullosa de ti.
La carta continuaba explicando que ella creyó que su palabra llegaría al diccionario, pero que él necesitaba alguien que lo impulsara a lograrlo. La maestra eligió ser el villano porque en cada historia tiene que haber uno.
Las personas difíciles de tu vida pueden ayudarte a crecer o quebrarte. Pueden llevarte a donde se supone que debes ir o destruirte en el proceso. La elección es tuya.
El perdón es uno de los más grandes regalos que puedes hacerte a ti mismo. Cuando visualizas el perdón, desarrollas empatía y reconoces el valor que te brindan tus desafíos, entonces puedes vivir una vida más aliviada y despreocupada.