Rosh Hashana

El mensaje de Efrat Godet, la Rabanit de la Kehilá

En familia, lo central. Efrat y su esposo el Rabino Max Godet de la Kehilá, con sus hijos: Arieh de 13 Levi de 11, Sarah de 9 y Tamar de 7

 

 

 

Agradezco ante todo a Semanario Hebreo por brindarme este espacio para dejar un mensaje especialmente a las mujeres de la Comunidad. 

Estamos muy cerca de Rosh Hashaná y el corazón se llena de recuerdos y emociones. Este es el momento del año en el que  hacemos una pausa, reflexionamos y nos renovamos. Es una oportunidad única para mirar atrás y ver todo lo que hemos construido juntos como comunidad. Para mí, este año ha sido especialmente significativo, no solo por todo lo que vivimos en la nueva sede de la Kehilá, sino también porque será nuestro último año en este país tan querido. Aprovecho este espacio para destacar algo que ha sido esencial en nuestro camino durante estos años: reforzar el papel de la mujer en la vida comunitaria.

 

Es sabido que las mujeres son las grandes sostenedoras de nuestras familias y tradiciones. Pero este año fue especial al ver cómo, en cada proyecto, evento y desafío, la figura femenina tomó el liderazgo. Las mujeres de nuestra Kehilá no solo fueron organizadoras, sino también líderes que marcaron el rumbo de nuestras actividades. Desde la planificación hasta la organización de charlas, clases y encuentros, su energía, calidez y compromiso han sido el motor que mantuvo viva nuestra esencia.

 

Este año también nos enseñó mucho sobre la fuerza y el poder femenino, especialmente al atravesar uno de los años más difíciles para Israel. A la distancia, conocimos a mujeres heroicas y poderosas que superaron grandes desafíos en Israel, enseñándonos con su ejemplo de superación. Y aquí, en nuestro país, cada evento, charla y actividad de apoyo mutuo entre mujeres fue un recordatorio de la importancia de mantener nuestra red femenina.

 

Es importante destacar que, en estos tiempos, cuando una comunidad elige a un nuevo rabino, el cambio en el liderazgo espiritual requiere también valorar el rol de la rabanit, ya que es crucial en esa elección. La rabanit no solo es un apoyo clave para el rabino, sino que es una figura central en la vida comunitaria, brindando acompañamiento, orientación y liderazgo, especialmente en los aspectos que afectan la vida familiar. Aprovecho para felicitar a nuestra Kehilá por tener presente esta visión, y en especial a nuestra presidenta, Susana Grinberg, por su enfoque innovador, inclusivo y femenino. Ella tiene claro que cuando una comunidad elige a su nuevo líder espiritual, también está eligiendo el tipo de acompañamiento y guía que la rabanit ofrecerá, marcando el camino de la vida comunitaria en los próximos años.

A lo largo de estos años, y especialmente en este último, hemos compartido momentos inolvidables. Las fotos que acompañan este artículo son una pequeña muestra de esos momentos: las mujeres fueron las que hicieron posible que nuestra comunidad brille.

 

Este es nuestro último año en esta comunidad que tanto amamos, y no puedo evitar sentir una mezcla de emociones al escribir estas líneas. Compartimos momentos de alegría, reflexión, aprendizaje y, sobre todo, de profunda conexión. La figura femenina fue un pilar clave en todo lo que logramos. Me voy con el corazón lleno, sabiendo que dejo una comunidad donde las mujeres seguirán siendo agentes de cambio, líderes comprometidas con su entorno y el futuro.

 

Ahora estamos en la antesala de los Iamim Noraim, los días más sagrados y trascendentales del año. Este es un momento único para conectarnos profundamente con nosotras mismas, con nuestras familias y con nuestra comunidad. Los rezos de Rosh Hashaná y Iom Kipur son oportunidades especiales para elevarnos, reflexionar sobre el año que pasó y pedir por un nuevo ciclo lleno de bendiciones.

 

Quiero invitarlas a ser parte activa de estos momentos de tefilá en el Shil. Cada una de nosotras tiene una luz y una voz que puede enriquecer el ambiente espiritual de nuestra comunidad. Juntas, como mujeres, tenemos el poder de traer una energía única y transformadora a los rezos, creando un espacio de conexión, introspección y renovación para todas. No importa si participás regularmente en los rezos o si esta será tu primera vez; este es un espacio abierto para todas. Lo importante es que estemos presentes, con el corazón abierto y con la intención de construir un nuevo año lleno de bondad, alegría, paz, crecimiento personal y colectivo.

Por último, quiero dar las gracias a todas y cada una de ustedes, mujeres maravillosas, por haberme enseñado tanto y acompañado en cada actividad. Me llevo los recuerdos de cada evento, cada reunión, cada palabra compartida y, por supuesto, muchas amigas. 

También agradezco a las rabaniot del ishuv, de nuestra colectividad,  por todas las hermosas actividades que compartimos este año. Les deseo lo mejor para el futuro, con la esperanza de que sigan construyendo esta comunidad con el mismo amor y dedicación que pusieron en todo este tiempo. Que el nuevo año nos traiga renovación, alegría y la fuerza para seguir creciendo juntas y Shaná Tová uMetuká para vos también Ana, que lideras un proyecto tan importante y vigente para el ishuv. 

Le Shaná tová umetuká tikatvu vetejatmú. Que seamos todas inscriptas y selladas en el libro de la vida. 

 

 

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