Rosh Hashana

El mensaje de la Rabanit Paula Dolinsky de la NCI para el 5785

Al acercarnos a Rosh Hashaná 5785, siento una mezcla de emociones que sé que muchos de ustedes también están experimentando. 

Este año no comienza como cualquier otro. Lo que tradicionalmente es un tiempo de renovación y esperanza, está teñido por el recuerdo doloroso de lo ocurrido el 7 de octubre de 2023 en Medinat Israel. Aquel día, un ataque cruel y despiadado golpeó el corazón del pueblo judío, las heridas aún están frescas y el impacto de esos trágicos sucesos continúa resonando en nuestras vidas, tanto aquí en Uruguay como en todo el mundo judío.

 Los Dolinsky en Trouville en un acto conmemorativo en honor a los secuestrados

 

Siento que este año comenzamos diferente, no solo con el tradicional Shaná Tová —deseándonos un año dulce y próspero— sino también con un llamado a la reflexión más profunda sobre lo que realmente significa enfrentarnos a desafíos como comunidad judía global en estos tiempos. 

Lo que ocurrió en Israel no es simplemente una tragedia nacional, es una herida en el corazón del pueblo judío. Cada una de nuestras almas está conectada a la tierra de Israel, y por lo tanto, el dolor allí es nuestro dolor. En medio de esta oscuridad, debemos encontrar el camino positivo, debemos transformarnos en una luz poderosa, que despierte nuestra capacidad para unirnos, y para fortalecer nuestros lazos, reafirmando así nuestra fe en un futuro mejor.

 

En actividad comunitaria con los más pequeños en Iom Haatzmaut

 

En un mundo donde la incertidumbre parece dominar, tener esperanzas, cobra un significado más profundo que nunca. Nos necesitamos los unos a los otros para seguir adelante, para sanar y para reconstruir. Desde lo más personal, como madre, esposa y miembro de esta comunidad, siento esa misma vulnerabilidad, pero también siento la fuerza que nos trae el estar juntos, apoyándonos en lo que viene.

 

Este nuevo año nos desafía a encontrar un balance entre el dolor y la esperanza, entre el duelo por lo perdido y la fortaleza para seguir construyendo.

Que este 5785 sea un tiempo de renovación verdadera, donde encontremos la paz interior y colectiva que tanto anhelamos. Que el sonido del shofar despierte en nosotros la esperanza de tiempos mejores, que los secuestrados vuelvan a sus hogares con vida y en paz y que podamos ser testigos de un nuevo tiempo de hermandad entre los seres humanos.

 

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