Llevó demasiado tiempo, casi un año, pero al fin Israel está atacando a la organización terrorista Hezbolá como debía, como Hezbolá lo merece y como la situación lo hacía imperioso. Desde el 8 de octubre Hezbolá, sin provocación previa ninguna de parte de Israel, lanzó más de 10.000 cohetes, misiles y drones hacia el norte de Israel e Israel respondía en forma limitada. Se terminó.
Los daños
En estos 11 meses y medio desde el 8 de octubre, Hezbolá mató a 25 civiles –la mayoría israelíes y uno de India que trabajaba en una plantación- y a 23 soldados, provocó el desplazamiento de 63.500 habitantes, quemó 190 km2 de tierra, destruyó o dañó parcialmente más de 5.000 estructuras edilicias y dañó más de 3.000 vehículos, causando perjuicios económicos siderales.
Compartimos algunas imágenes de los destrozos causados en el norte de Israel, mucho más tierra adentro de lo alcanzado hasta ahora por los cohetes de Hezbolá, por los disparos de esta noche entre sábado y domingo.
— Jana Beris (@JanaBeris1) September 22, 2024
Hubo impactos directos en Kiryat Bialik al norte de Haifa, también… pic.twitter.com/9d7WFVf26f
Nueva etapa
Israel trató de no cerrar la puerta a una solución diplomática, pero no va más. Hezbolá no cesaba de intensificar sus ataques y el mensaje recurrente era un constante desafío a Israel.
Pues ahora comenzó claramente otra etapa en la que Israel está imponiendo las reglas del juego. Si bien está claro que no es que Hezbolá se haya rendido o ya no pueda atacar-este martes lanzó más de 300 cohetes, misiles y drones, algunos de ellos inclusive más lejos que el día anterior-introduciendo cada vez a más habitantes al alcance del fuego.
Pero Israel pasó a la ofensiva y está obteniendo grandes logros. Según las declaraciones del Primer Ministro Netanyahu, el Ministro de Defensa Gallant y el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, esto recién ha comenzado.
Aunque hay aún numerosos desafíos en el camino y aún es probable que Hezbolá amplíe más su fuego, lanzando misiles hacia Tel Aviv y la capital Jerusalem, Israel es ahora quien está imponiendo su visión en el terreno, no limitándose a esperar a ver qué hace Hezbolá.
Los logros de Israel
Hay aquí dos niveles separados pero absolutamente complementarios al analizar los logros de Israel en esta nueva etapa. Por un lado, los logros prácticos, concretos, que socavan las capacidades militares de Hezbolá:
- La eliminación de parte de su arsenal, con énfasis en los cohetes y misiles que Israel capta que pueden ser los primeros en ser lanzados hacia su territorio. Para ello, hasta este martes de tarde había atacado unos 1500 blancos terroristas tanto en el sur de Líbano como más tierra adentro, en la Beqá, el Valle del Líbano, donde están almacenados también los misiles considerados estratégicos no sólo por su alcance sino también por su precisión. Todos estos ataques fueron precedidos por un concienzudo y detallado trabajo de Inteligencia que durante años recabó y registró los sitios en los que Hezbolá escondía sus misiles, casi siempre en casas civiles.
Según informó el ejército, en estos ataques han sido destruidos diferentes tipos de cohetes y misiles que de lo contrario habrían sido usados contra la población israelí.
1) Cohetes de alcance intermedio, capaces de alcanzar blancos a una distancia de entre 50 y 200 kms, con cabezal de entre 100 y 500 kilos de explosivos.
2) Cohetes pesados, de 15 kms de alcance, con cabezal de mil kilos de explosivos.
3) Cohetes de corto alcance, que llegan hasta 50 kms, con cabezal de 100 kilos de explosivos.
4) Drones explosivos que llegan a 2 kms.
5) Misiles Crucero DR-3 de 100 kms de alcance y 300 kilos de explosivos.
El portavoz militar israelí Daniel Hagari dijo explícitamente que no dará detalles sobre las cantidades eliminadas ni del porcentaje que constituyen del arsenal de Hezbolá, ya que no hay por qué darle información exacta al enemigo.
- Otro gran logro es la continuación de la eliminación de los principales jefes militares de Hezbolá. Desde que fue alcanzado en julio en Beirut el jefe militar máximo de la organización terrorista Fuad Shukur, varios más pasaron por la mirilla de Israel y ya no están. Especialmente importante fue el ataque del jueves pasado en Beirut en el que Israel no sólo eliminó al jefe de operaciones de Hezbolá sino que con él, a casi toda la cúpula de la unidad Radwan, considerada la élite, la principal fuerza de choque, que estaba planeando una invasión de la Galilea que habría hecho empalidecer la masacre de Hamas en el sur de Israel el 7 de octubre. Fueron 16 jefes terroristas eliminados en un operativo.
Y este martes fue eliminado el jefe de la unidad de Misiles y Cohetes Ibrahim Muhamad Qabisi. Nuevamente, no quiere decir que por ello Hezbolá deje de lanzar misiles, pero todo son eslabones en una línea clara que va debilitando a Hezbolá.
El efecto psicológico
A todo esto se agrega otra dimensión, más difícil de medir: el efecto psicológico sobre la organización en general y sobre su jefe Hassan Nasrallah en general. Es indudable que una figura de mentalidad e ideología jihadista como Nasrallah, tiene su propia lógica, distinta de la que nosotros, desde el mundo libre, podemos aplicar. Pero dentro de su extremismo, él también sabe analizar.
En el 2006, cuando Israel lanzó un ataque sumamente potente contra Hezbolá y territorio libanés tras el masivo ataque de cohetes al norte de Israel y el secuestro y asesinato de los soldados Ehud Goldwasser y Eldad Regev cuando patrullaban el lado israelí de la frontera con Líbano, Nasrallah reconoció que si hubiera sabido cuál sería la envergadura de la respuesta israelí, no lo habría hecho.
Ahora, tras años de sentirse demasiado seguro, de irradiar siempre con su tono altanero y desafiante la convicción de que él puede decidir lo que quiera, probablemente esté pensando algo similar. Pero no osará decirlo en público.
Pero inclusive si todo esto no lo ha llevado a entender que cometió un error al lanzarse a una guerra contra Israel para solidarizarse con Hamas en Gaza, en la práctica, su situación es compleja: las comunicaciones en Hezbolá están absolutamente desequilibradas desde los beepers y las radios militares que estallaron, quizás ni siquiera sabe con certeza qué depósitos de misiles fueron destruidos, y los opeerativos contra los jefes terroristas lo están dejando solo. Eso no puede ser que no influya en su manejo de la guerra. Además del hecho que quedan muy pocos , casi ninguno, de los principales asesores militares con los que tomaba decisiones sobre la guerra, la situación actual es imposible que no lo haya desequilibrado o alterado parte de su sensación de seguridad.
Y ahora, es probable que Nasrallah sienta ahora que Israel se está acercando a él.
El lunes, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel dijo, al preguntársele si también Nasrallah es un blanco posible, que ningún jefe de organización terrorista es inmune.
Los terroristas jihadistas no dan valor ninguno a la vida de la población civil, ni la israelí ni la de su país. De lo contrario, no almacenarían misiles en las casas. Pero a su propia vida sí que dan valor, por más que hablen del privilegio de morir como “mártir” por Alá. Y sentir que está en la mirilla, le ocupa sin duda parte del tiempo.
Hay otro elemento en el tema psicológico, que va más allá de Nasrallah.
Con su nuevo encare, al haber retomado con fuerza la iniciativa, Israel está recuperando su capacidad de disuasión, su imagen de fortaleza casi invencible, que fue la forma en que el mundo árabe en general lo vio. El 7 de octubre todo eso se desmoronó e indudablemente eso no desparece en un día. Pero la osadía y la sofisticación de Inteligencia de los últimos días, devuelve parte de su brillo a Israel a ojos de sus vecinos, parte de los cuales son enemigos. Y eso es bueno, porque si ayuda a que no le ataquen, aunque sea por miedo, eso es lo que importa.
Aún esperan a Israel días desafiantes, quizás más que los vividos hasta ahora. Pero ha retomado el camino correcto en la lucha anti terrorista, tomando la iniciativa, pasando a la ofensiva y dejando claro al brazo de Irán en Líbano, que lo que pasó el último año, no va más.