Esta es Ahlam Tamimi, la terrorista de Hamas que el 9 de agosto del 2001, hace exactamente 23 años, condujo al terrorista suicida elegido para cometer un atentado en la pizzería Sbarro de Jerusalem, a ese escenario que ella misma había marcado, considerando que allí lograría matar numerosos civiles.
Esta no es una luchadora por los derechos humanos.
No es una defensora de los derechos palestinos.
Es simplemente un monstruo.
Retomamos el tema compartiendo una entrevista que con absoluta sangre fría ella concedió el 27 de junio del 2012 a la televisión Iqraa de Kuwait, en la que explicó cómo aprovechó la libertad que le daba en Israel su condición de periodista, para entrar sin limitaciones a Jerusalem y observar posibles escenarios para un atentado con numerosos muertos.
Tamimi, cabe recordar, fue detenida en su momento por Israel y condenada a 16 cadenas perpetuas. Pero en octubre del 2011 fue puesta en libertad en el marco de la transacción con Hamas para recuperar al soldado israelí Guilad Shalit que estaba en manos de la organización terrorista. Al salir de prisión, se instaló en Jordania donde reside hasta hoy. Los padres de una de las víctimas, de la jovencita Malki Roth, presionan para que se exija su extradición de Jordania a Estados Unidos, en base al hecho que como era hija de ciudadana norteamericana, ella también lo era. Por ahora, sus esfuerzos han sido infructuosos, a pesar de que hay un acuerdo de extradición entre Jordania y Estados Unidos.
Escuchamos a Ahlam Tamimi. No sólo por el aniversario del atentado que se acaba de cumplir, sino porque lo que la motiva, el espíritu que la mueve y todo lo que describe, sigue existiendo.
Sus palabras hablan por sí solas.
Esto es un resumen de aquella entrevista, editado, traducido y publicado por MEMRI.
Ahlam Tamimi: Yo era una estudiante de periodismo en la parte de Ciencias Poíticas, y trabajaba con los medios y la prensa. Eso me permitió convertirme en miembro del Sindicato de Periodistas Palestinos. La tarjeta del gremio me posibiiitaba entrar a Jerusalem a realizar entrevistas. Eso llamó la atención de las Brigadas 'Izz Al-Din Al-Qassam (A. J: de Hamas). Se percataron de que yo podía entrar a y salir de Jerusalem sin que los sionistas se enteren.
Periodista: O sea que tú entrabas y salías como periodista. Qué bien.
Ahlam Tamimi: Si. Ese fue uno de los milagros y ayudas de Dios. Eso les llevó a pedirme que me incorpore a las Brigadas ´Izz Al-Din Al-Qassam y yo acepté de inmediato.
[...] Me encargaron tres misiones. La primera era ubicar sitios apropiados para operativos de jihad. Yo iba a Jerusalem y caminaba en áreas frecuentadas por los sionistas.
[...] Recorría esas zonas y como parte de mi primera misión, observaba lugares apropiados, como tiendas, centros comerciales, escuelas y restaurantes, cualquier blanco apropiado para una operación de jihad. Entregaba informes al comandante de la célula y el informe era estudiado estadísticamente: ¿cuántos israelíes entraban en determinado lugar en una hora?
Yo me sentaba, miraba mi reloj y contaba la cantidad de gente que entraba al lugar en una hora. Lo calculaba e informaba que si la operación se llevaba a cabo a determinada hora, la cantidad de bajas israelíes sería por lo menos 30 y hasta podía llegar a 50, porque a esa hora específica 70 israelíes entraban al lugar.
También observaba cuáles era las mejores horas. Por ejemplo, un restaurante es frecuentado por los sionistas más que nada a la hora del almuerzo, una escuela en la mañana. Había una hora óptima para llevar a a cabo la operación de jihad y yo escribía todo eso en el informe que enviaba al comandante de la célula.
El comandante de la célula, Abdallah Al-Barghouti, se encuentra ahora en confinamiento aislado. Todos lo conocen, pero yo lo conocí recién después de mi arresto y después que él fue arrestado y dijo que él era el comandante militar. Debido a la naturaleza clandestina de nuestro trabajo. No decíamos nuestros nombres. Pero después de los arrestos, todo fue publicado.
Mi segunda misión era llevar a cabo operativos de jihad. Se me encomendó una misión. Yo llevaría cargas explosivas preparadas por Abdallah Al-Barghouti. Yo elegiría la forma del dispositivo, de acuerdo a los objetos a la venta más populares entre los sionistas. Presentaba un informe indicando cuál era la bebida más popular, o que tal objeto se vende más que tal otro. Se preparaba el dispositivo explosivo en la forma de ese objeto. De afuera, parecía que yo llevaba uno de esos objetos pero adentro era una bomba de tiempo.
Aprendó cómo manejar esos dispositivos explosivos y llevé uno a un supermercado en nuestra Jerusalem ocupada. Era el supermercado de la calle King George. Ya había hecho una observación de ese supermercado. Coloqué la carga explosiva , compré algo y salí con normalidad. El dispositivo estaba programado para estallar a una hora. Lo ubiqué, lo activé y dejé el lugar. El supermercado estalló completamente.
En ese momento, los israelíes dijeron que nadie había muerto o resultado herido. Ese fue el comienzo de la intifada y era normal que ellos escondan la cantidad de bajas para evitar pánico entre los sionistas”.
Y esto no es todo.
En otra entrevista por televisión, transmitida por Al Aqsa tv de Hamas en julio del 2012, y también levantada y traducida por MEMRI, Tamimi se lamentó de no haber matado a más civiles israelíes. En el atentado, cabe recordar, murieron 15 personas, 8 de ellas niños.
Quien la entrevista, le pregunta por el sonido de la explosión.
Ahlam Tamimi: “Fue muy fuerte. El mujahid (A.J: combatiente en jihad, guerra santa, la forma en que se refería a los atentados suicidas) hizo un trabajo perfecto con la producción de la guitarra (que contenía la bomba) y los resultados impresionaron a todos, gracias a Alá.
Después, cuando me tomé el ómnibus, los palestinos alrededor de la puerta de Damasco estaban todos sonrientes. Uno podía sentir que todos estaban contentos. Cuando me subí al ómnibus, nadie sabía que yo había sido quien había conducido …(al suicida al lugar elegido). Me sentía bastante extraña porque yo había dejado allí a Izz al-Din, pero dentro del bus, todos se felicitaban. Ni siquiera se conocían unos a otros, pero se saludaban.
Mientras yo iba sentada en el ómnibus, el conductor prendió la radio. Pero primero, déjeme contarle del aumento gradual en la cantidad de bajas. Cuando yo estaba en el bus y todos se felicitaban unos a otros, en la radio habían dicho que había habido una operación de martirologio en el restaurante Sbarro y que 3 personas habían muerto. Reconozco que estaba un poco decepcionada, porque había esperado un saldo mayor. Pero cuando dijeron “tres muertos”, dije: “Alabado sea Alá”.
Dos minutos más tarde, dijeron en la radio que el número había aumentado a 5. Quería esconder mi sonrisa, pero simplemente no lo lograba. Alá sea alabado, fue fabuloso. A medida que el número de muertos iba aumentando, los pasajeros aplaudían. Ni siquiera sabían que yo estaba entre ellos.
En el camino de regreso a Ramallah, pasamos por un puesto de la policía palestina y los policías estaban riendo. Uno de ellos se asomó al ómnibus y dijo: “Felicitaciones a todos nosotros”. Todos estaban contentos”.
El entrevistador de Hamas le pregunta a Ahlami Tamimi: “Si pudiera dar marcha atrás en el tiempo ¿llevaría a cabo un ataque de tal envergadura?”.
La respuesta fue tajante.
“Por supuesto. No lamento lo que pasó. En absoluto. Esta es la senda. Me dediqué a la jihad por Alá y Alá me concedió éxito. Sabes cuántas bajas hubo allí. Eso fue hecho posible por Alá. ¿Quieres que denuncie lo que hice? No lo considero siquiera. Lo haría de nuevo hoy, de la misma forma”.
Como decíamos: un monstruo.