Pocas horas después de confirmarse la muerte en Teherán de Ismail Haniyeh, jefe de Hamas, en un ataque atribuido a Israel- que hasta ahora los israelíes no han reivindicado- circularon en distintos medios internacionales artículos no sólo sobre lo sucedido sino también perfiles sobre vida y obra del jefe terrorista, al que diversos periodistas presentaron como “moderado”, destacando que era quien conducía las negociaciones para tratar de lograr un alto el fuego. De algunos textos y tonos se traslucía casi un intento de fijar en la memoria pública la imagen de un pacifista palestino que quería el fin de la guerra, dando a entender que sus esfuerzos se vieron arruinados por Israel que lo asesinó en Irán.
La verdad es otra.
Si bien Haniyeh en su calidad de jefe del departamento “político” de Hamas y no del ala militar Izz al-Din al-Qassam, no se encargaba de la compra, contrabando o fabricación de cohetes para disparar a Israel, era parte integral de una organización terrorista responsable de múltiples crímenes ya antes del 7 de octubre, y por supuesto también el día de la terrible masacre en el sur de Israel. Si bien su énfasis en los últimos años, desde el lujo de Catar, eran los contactos “diplomáticos” en nombre de Hamas, no se trataba de un esfuerzo legítimo de un país por mantener buenas relaciones en la arena internacional, sino de la organización terrorista de la que era parte, para fortalecerla, conseguirle fondos y armas. Sus asiduos viajes a Irán, a la cabeza de la serpiente del terrorismo en Oriente Medio, no estaban destinados a conseguir dinero para construir universidades y hospitales de avanzada para la población palestina de Gaza sino para la infraestructura terrorista de Hamas. Todo en aras de la ideología extremista de odio que tenía en su mirilla- con Haniyeh al frente , y sigue teniendo Hamas también sin él –a Israel y los judíos en general.
Y el hecho que jugaba un papel central en las negociaciones indirectas con Israel para un alto el fuego, no significaba que estaba ansioso de terminar la guerra para vivir en paz sino de terminar con la fuerte presión de Israel sobre la organización, exigir su retirada y preparar así el camino para garantizar que Hamas permanezca en el poder. Pero además, según recalcó por ejemplo el periodista Nir Dvori, cronista de asuntos militares del canal N12, Haniyeh era justamente un elemento perturbador para las negociaciones, que en más de una oportunidad bloqueó entendimientos y presentó posiciones duras que impidieron llegar a un acuerdo.
De todo modos, para él, lo central era el alto el fuego, que quería hacer permanente, mientras que para Israel, el objetivo era la liberación de los secuestrados, mayormente civiles, bebés, niños, mujeres, ancianos y hombres jóvenes que fueron llevados por la fuerza a Gaza hace 300 días, lo cual Haniyeh celebró con una plegaria de agradecimiento a Alá, desde Catar.
Pero más allá de ello, el que Haniyeh apareciera en traje, siempre elegante, con aire de diplomático que viaja asiduamente, no lo convertía en “moderado” ninguno. Claro que también dentro de Hamas puede haber distintos matices y estilos, siempre los hubo, pero hay un común denominador: el apoyo al terrorismo, su empuje, el odio a Israel.
En un informe especial de la organización Palestinian Media Watch, su autor Nan Jacques Zilberdik publicó una selección de videos en los que se ve y oye a Ismail Haniyeh formulando declaraciones de contenido sumamente extremista, propias de la organización terrorista. Así comienza el informe: “Haniyeh, que fue agregado por el Departamento de Estado norteamericano a la lista de terrorismo de Estados Unidos el 31 de enero del 2018, es conocido por su defensa de la destrucción del Estado de Israel, por no dar valor a la vida humana y su celebración pública de las atrocidades del 7 de octubre”. Y agrega: “es conocido por su aliento al uso de civiles palestinos como escudos humanos y por su apoyo al terrorismo y el secuestro de israelíes para negociar la liberación de terroristas”.
A continuación, una selección de videos que dejan en claro quién era el terrorista Ismail Haniyeh.
“Amamos la muerte tal cual nuestros enemigos aman la vida”, decía en uno de ellos, exactamente igual que Muhamad Deif, el jefe del brazo armado de Hamas cuya eliminación acaba de ser confirmada por Israel.
“Necesitamos la sangre de los niños, las mujeres y los ancianos” para “encender en nosotros el espíritu de la revolución”, afirmó en otro momento, dejando en claro que los civiles palestinos son una herramienta usada y abusada por Hamas para concretar su agenda.
Y dejaba bien en claro cuál es el camino a seguir y cuál es el mapa que adopta. No era cuestión de fronteras para él, ni de tal o cual territorio en disputa, sino de la existencia misma de Israel: “La resistencia armada es la senda. Palestina es desde el mar hasta el río”, término que se refiere a todo el territorio entre el Mediterráneo y el río Jordán, o sea sin Israel.
Y agregó: “Hamas no reconocerá a Israel…la lucha armada es una elección estratégica”.
En otra ocasión declaró: “Liberaremos Cisjordania, como hemos liberado Gaza: con intifada”.
Los ejemplos son numerosos.
Aunque Israel no revindicó oficialmente el ataque en el que murió Haniyeh, claro está que el jefe de Hamas cubría todos los requisitos para ser un blanco legìtimo en la guerra israeí contra el terrorismo, muy especialmente después de la masacre del 7 de octubre.