Israel

Dos catástrofes, una misma responsabilidad y la actitud problemática de quien no la quiere reconocer

Nota de opinión

Cuando se informó hace pocos días que estaba por publicarse el informe de la comisión investigadora de la catástrofe en el monte Meron hace casi 3 años, en la que murieron aplastadas 45 personas durante las celebraciones religiosas de Lag Baomer, enseguida pensamos que será interesante ver cómo reaccionarán aquellos a los que la comisión presente como responsables. No sólo por aquel desastre, que conmocionó a Israel y fue el incidente civil que mayor cantidad de víctimas cobró en la historia del país. Más que nada,porque está sobre la mesa de la opinión pública israelí la imperiosa necesidad de investigar las fallas colosales que hicieron posible la masacre del 7 de octubre.

Y ahora, habiéndose cumplido exactamente 5 meses de ese sábado horroroso que cobró en el momento  la vida de cerca de 1200 personas, dejó a mas de 10.000 heridos y fue escenario del secuestro de 253 a Gaza, es no sólo triste sino extremadamente preocupante ver en forma tan notoria el hilo que une las dos catástrofes: quienes están al frente no saben tomar responsabilidad.

Desde el 7 de octubre, a diferencia de los altos mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel, el Primer Ministro Biniamin Netanyahu no dijo ni una vez que en su calidad de jefe de gobierno, quien está al frente del Estado, toma responsabilidad por el horror ocurrido y dimite. O al menos, debía decir que como Primer Ministro es responsable y que todo se investigará al final de la guerra. Se ha ocupado repetidamente de deslindar toda responsabilidad hacia la cúpula de seguridad, que evidentemente también la tiene, desmintiendo lo evidente: si está en el gobierno desde el 2009 con excepción de un año y medio del gobierno de Bennett y Lapid, él está a cargo, para bien y para mal. Pero esa no es su actitud. Y es lamentable.

Y ahora, cuando la comisión Meron lo declara responsable en forma directa de esa catástrofe, su partido Likud publica un comunicado absolutamente vergonzoso en el que acusa al gobierno anterior, que creó la comisión, de haber nombrado una comisión “política” con intereses partidarios. Según la prensa israelí, el comunicado despertó reacciones muy adversas también de miembros de la coalición y del propio Likud, donde evidentemente hay gente con decencia política que tiene claro qué está bien y qué está mal.

Y esto es especialmente chocante cuando uno lee y vuelve a escuchar declaraciones que Netanyahu formuló con razón en distintos momentos años atrás, por ejemplo en relación a la comisión Vinograd que investigó el manejo de la guerra en Líbano en el 2006.

Es ilustrativo leer un amplio resumen de aquellas declaraciones formuladas en el 2010.

 

"La responsabilidad del gabinete es del Primer Ministro... Las decisiones claves sobre el cambio de política vinieron de mí como Primer Ministro, porque considerés que mi responsabilidad es ser un agente activo y no pasivo, liderando la política... El papel del ministro de Defensa es secundario. El papel del sistema de seguridad es secundario. En mi opinión, la responsabilidad por la seguridad del Estado de Israel está en el gabinete designado, el Primer Ministro. Tú eres elegido para asegurar la seguridad del país, y debes ser activo en la orientación de las percepciones tanto entre las guerras como durante las guerras...

 

A mi modo de ver, el Primer Ministro es el que debe desarrollar la estrategia integral. No es algo que deben hacer funcionarios u otros. La responsabilidad por la seguridad nacional, nuestra seguridad nacional, está en manos del Primer Ministro. (…)

 

Hay dos enfoques aceptados en este asunto, y uno de ellos yo lo rechazo por completo. Uno dice que el Primer Ministro, la cúspide del poder político, de él, es nombrar comandantes, con la esperanza  que sean buenos comandantes, y durante la guerra o cuando hay preparativos para la guerra les da libertad para actuar. Su papel es sólo nombrarlos. El segundo enfoque dice que su papel no es sólo nombrarlos, sino también guiarlos en asuntos claves.  Es él quien debe decidir y guiar. Yo he adoptado este método y lo sigo adoptando hoy.

No puedes nombrar a alguien como Primer Ministro en el Estado de Israel sin que tenga la capacidad de moldear una percepción sobre la política y la seguridad. De lo contrario, son los sistemas los que ejercen el control en lugar que se los controle a ellos.(…)”.

 

¿Qué pasó? ¿Es otro  Netanyahu? Lo que pasó es que lo que dijo en el 2010, siendo él Primer Ministro, era en el marco de la investigación de la Comisión Vinograd de lo ocurrido en la guerra en Líbano, cuando el Primer Ministro era otro, Ehud Olmert.

Pero ahora que está él al frente, nada. Si se le critica, lo presenta como ataque a la derecha, como tendenciosidad política de quien investigó.

Pero no, no es ataque a “la derecha”. Ni a los votantes de Netanyahu. Ni al Likud. Es a quien falló.

Uno de los elementos más preocupantes de esta situación es que como Netanyahu lo convierte en un supuesto ataque a su persona y su papel por consideraciones políticas, nadie se ocupa de analizar las conclusiones en términos de qué hay que corregir para que no pueda repetirse una situación como la que llevó a la muerte de las 45 personas en Meron.

Lo más interesante es que hasta el periodista Yinon Magal, considerado de los grandes defensores del gobierno, una de las figuras centrales del canal 14 al que se ve siempre como la tribuna más cómoda para Netanyahu, dijo en un debate que según ha oído, Sara Netanyahu fue quien presionó para que se publique ese comunicado.

Sara Netanyahu, que suele tener una influencia nefasta en el espacio público israelí, no fue elegida por nadie ni tiene derecho a esas intervenciones . Y su esposo, el Primer Ministro, tendría que saber cuándo frenarla.

Y más en detalle.

Las conclusiones de la comisión, son tajantes. Determinó que el  Primer Ministro Biniamin Netanyahu, el entonces Ministro de Seguridad Interna Amir Ohana (hoy Presidente de la Kneset), el entonces Ministro de Cultos y el Inspector General de la Policía Kobi Shabtai (que continúa en su cargo), cargan con responsabilidad personal por lo sucedido.

Respecto a Netanyhau, dado que Primer Ministro es un cargo electo, la comisión no determina medidas prácticas a tomar. Señalan que todo indica que Netanyahu sabía que la infraestructura en el lugar de las celebraciones multitudinarias en el monte Meron era problemática y peligrosa y que de todos modos, como Primer Ministro, debía saberlo.

 

Acerca de Ohana señalan que no puede volver a desempeñar el cargo que tenía en su momento y sobre Shabtai determinan que habrá que fijar fecha para que termine sus funciones, señalando que no se exige que sea inmediato, debido a la guerra en curso.

La comisión que investigó la catástrofe de Meron ocurrida de abril del 2021, fue nombrada por el gobierno anterior, de Bennett y Lapid, y estaba encabezada por la muy respetada Jueza del Tribunal Supremo  de Justicia Miriam Nahor . Al fallecer ella, fue sustituida por la Jueza Dvora Berliner.

Cuando se conoció la dimensión del horror del 7 de octubre, el Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel y el Jefe del Comando Sur, fueron los primeros en tomar responsabilidad. También el jefe del servicio de Inteligencia militar. Y tenían razón. La tienen. También la tienen el jefe del Shin Bet. Todos la reconocieron y se abocaron a luchar para ganar la guerra, sin olvidar qué harán después de derrotar a Hamas.  Eso, se supone, se cumplirá, aunque hay también quienes estiman que precisamente quien cometió errores tan garrafales al analizar equivocadamente las intenciones de Hamas, será mucho más cauteloso en el futuro, porque ya resultó herido.

Pero Netanyahu, al frente del sistema todo, lo máximo que ha dicho es que “no dejaremos piedra sobre piedra para saber qué pasó” y “muchos tendrán que dar respuestas, también yo”.

Entre la catástrofe de hace tres años en Meron y la de hace cinco meses en el sur de Israel, hay diferencias en la cantidad de víctimas, en la envergadura, no en la reacción de quien debe hacerse responsable.

Y si eso no cambia, la próxima catástrofe, que hoy no sabemos dónde ni cuándo ocurrirá, es sólo cuestión de tiempo.

 

Aquí puedes leer una entrevista emotiva que realizamos tras el desastre de Meron.

 

 

Ana Jerozolimski
(07 Marzo 2024 , 09:04)

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