Entrevistas

Una detallada explicación sobre el peligro de la reforma judicial

Con la Profesora Suzie Navot, Vice Presidenta del Instituto Israelí de Democracia

La Profesora Suzie Navot-nacida en Montevideo y radicada desde jovencita en Israel- destacada jurista especializada en Derecho Constitucional, fue durante muchos años catedrática en dicha materia, pasando hace ya aproximadamente un año y medio a otra esfera de actividad, al invitársele a desempeñarse como Vicepresidenta del Instituto Israelí de Democracia. Es considerada una de las más respetadas autoridades en su campo y su presencia es requerida en distintos foros en los que se precisa explicar la problemática de la reforma judicial presentada  por el gobierno de Israel. Recientemente, por dar un ejemplo, fue invitada a hacerlo ante pilotos de combate de la Fuerza Aérea de Israel. Y estuvo presente en las conversaciones entre coalición y opoisición en la Presidencia de Israel.

 

P: Suzie, es siempre un privilegio tener la oportunidad de entrevistarte. Hemos hablado en más de una oportunidad sobre la crisis actual en Israel, desde el punto de vista del análisis jurídico, también al comienzo de la misma cuando el ministro de Justicia Yariv Levin presentó su plan de reforma judicial, tal cual lo llamó. Estabas muy preocupada y me pregunto si ahora ves las cosas igual o consideras que algo ha cambiado.

 

R: La verdad es que ahora estoy más preocupada aún que antes. Es que la primera vez que presentaron el plan, no lograron pasarlo. Intentaron pasar todo el plan de reforma judicial, lo que yo veo como revolución que cambia el régimen de Derecho de Israel, de una vez, y eso fracasó. Entonces el gobierno pasó a otra forma de trabajar. Ahora van por un  camino que nosotros llamamos el método polaco o democracia en retroceso, gradualmente, por partes. Por eso la propuesta que está ahora sobre la mesa debe ser vista como parte de un plan mucho más grande, que es la reforma total. Y su objetivo es liberarse de toda intervención de los tribunales y permitir que el gobierno tenga fuerza ilimitada.

P: Recordemos qué es lo que está ahora sobre la mesa.

R: Como es sabido, la así llamada “ilát hasvirút”, en hebreo, que significa la cláusula de la razonabilidad, aunque lo correcto es llamarla de la irrazonabilidad extrema. Todos se están concentrando en eso y hacen caso omiso de todo el resto. Pero sabemos hoy claramente que esto es parte de un programa de acción mucho más amplio. De hecho, la propia coalición lo dice todos los días. Dicen que la semana próxima aprobarán el tema de la razonabilidad y que inmediatamente después vendrá el cambio de la comisión para la elección de los jueces. Y ya sabemos que los partidos ultraortodoxos dicen que sin la “piskát hahitgabrút”-que permitiría al gobierno volver a promulgar una ley que ya fue antes bloqueda por la Suprema Corte de Justicia – ellos no se quedan en la coalición.  Todo eso lo sabemos hoy.  Tenemos claro que la revolución judicial que fue presentada hace medio año aún está aquí, entera, sin disposición ninguna a dialogar al respecto. 

Por eso yo digo que para mí, el argumento de la irrazonabilidad es toda la revolución judicial. Cada una de las partes equivale al cuadro entero.

P: Hay polémicas distintas sobre cada uno de los puntos. Entiendo que sobre “ilát hasvirút” hay discusiones o mejor dicho discrepancias dentro de la propia Suprema Corte de Justicia.

R: Pero siempre habrá discrepancias. Así funciona el sistema. El tema es que sería un error hablar sólo de esta primera ley y hacer caso omiso de todo el resto.  También se debe hablar de la comisión para la elección de los jueces. Quizás hay sí lo que cambiar, quizás la situación actual no es la óptima. Pero si no vemos todo, unos días después nos despertaremos a un país totalmente distinto, tal cual le sucedió a Polonia. Son cosas que se van haciendo de a poco.  En Polonia lo primero que hicieron fue cambiar el mapa de los medios de comunicación.  Y nosotros recibimos esta semana ya el anuncio del ministro de Comunicación Shlomo Kari sobre un plan muy preocupante en este campo. No tengo dudas que la intención es dominar todas las instituciones del país. Hemos hablado al respecto con expertos en lo que se llama “democracias en retroceso”.  En Hungría uno de los primeros pasos en ese sentido fue controlar todos los nombramientos a los más altos cargos en todos los servicios del Estado. Para eso quieren cancelar la posibiliad de los jueces de bloquear nombramientos altamente irrazonables, para que no puedan impedírselos. 

P: Se toma esos ejemplos como precedentes preocupantes…

R: Es que no podemos hacer caso omiso de la historia. La historia nos enseña que todo lo que ocurre en esos países sería mucho más fácil que ocurra también en Israel.¿Por qué? Porque no hay Constitución, porque no hay dos cámaras en el Parlamento y porque no se requiere una mayoría de 80 de 120 diputados para cambios claves en las leyes, sino que basta con 61. O sea que todo tipo de limitaciones que existen en otros lados no existe en Israel. Y eso es preocupante.

 

La suspensión fue una mera táctica

P: Durante cierto lapso, luego de la primera ola de protestas, la sensación era que realmente se había congelado el plan de reforma. Gente de la coalición empezó a analizar y decirque había sido un error cómo se presentó la reforma. ¿Se referían meramente a la táctica en tu opinión o realmente entendieron algo más allá de ello? Recordemos que el propio Netanyahu ni volvió a hablar del tema hasta hace, creo, unas dos semanas. O sea…¿no moderaron nada? El tema de la irrazonabilidad ¿será puesto a votación en unos días con el mismo texto original o hubo cambios? 

El Premier Netanyahu (Foto : Amos Ben Gershom, GPO)

 

R: No hubo ningún cambio que modere el texto realmente. Ante todo, es un tema de táctica. Cambiaron de táctica y lo dicen abiertamente. Dijeron que se equivocaron al presentar todo junto y que ahora irán pasando cosa por cosa. Pero está todo sobre la mesa. Al principio ya habían dicho que ponen lo máximo y que quizás después cambien un poco. O sea que en lugar de convertirnos en un régimen autoritario, quizás seamos un poquito menos que eso. Pero el objetivo es el mismo y el cambio de régimen es el mismo. Es cierto que hubo un congelamiento  en determinado momento pero parece que las presiones de la parte más extremista de la coalición es muy fuerte.

La verdad, me pregunto todo el tiempo por qué quieren cancelar este tema de la irrazonabilidad. ¿Qué le molesta al gobierno si la Suprema Corte interviene en casos muy extremos cuando las decisiones del gobierno o de un ministro son claramente irrazonables? O sea…si el gobierno trabaja como se debe en pro de la ciudadanía y no solamente de quienes lo votaron, si actúa en forma racional, no tiene lo qué temer a la Suprema Corte. Recordemos que se puede contar con los dedos de dos manos la cantidad de veces que la Suprema Corte intervino en ese sentido.

 

P: ¿Cuántas?

R: Menos de 10 veces  desde los años 80. Eso es todo. Ni eso. Y esto, más que nada en dos temas muy delicados y es al parecer por ellos que el gobierno quiere aprobar esta ley. El primero es la posibilidad de nombrar a cualquiera como ministro y que los ministros puedan nombrar a cualquiera a los distintos cargos, y también la posibilidad de destituir a los guardianes del Estado de Derecho , sin limitaciones. Es muy preocupante. Hoy esto se frena en la Suprema Corte. Por ejemplo, si se nombra a un criminal a un cargo, los jueces lo frenarán. El gobierno no quiere tener esta limitación y esto es muy preocupante.   O sea, por ejemplo, el gobierno podría destituir sin problema a su asesora legal y cambiarla por alguien fiel al poder, exactamente tal cual ocurre en países populistas en los que la fidelidad no es al pueblo.

 

P: Hay un tema puntual que  creo que es polémico. El ministro de Justicia ya ha dicho que no convocará a la comisión para la elección de jueces hasta que no sea cambiada su composición. Si bien se sabe que el ministro puede considerar cosas a su criterio, al faltar tantos jueces en el sistema ¿es razonable?

R: Acabas de explicar claramente por qué el gobierno insiste tanto en legislar primero la ley contra el uso del argumento de la irrazonabilidad. Esta misma semana agregaron al texto original que tampoco cuando el ministro no usa su autoridad se podrá controlarlo según el criterio de la irrazonabilidad. Es exactamente eso. En días normales, si una persona recibe poder que debe usar en bien de la ciudadanía, los jueces pueden decirles que no es razonable que actúe así, que no use su autoridad. Que debe usarla. Volvamos a la pandemia. Imaginemos que estamos en pandemia y el ministro de Salud, aunque tiene muchos poderes, como él personalmente tiene una ideología según la cual considera que el Covid es meramente una gripe, no toma ninguna medida para proteger a la población. Los jueces lo obligarían a consultar con expertos y a actuar de acuredo a criterios médicos. Por lo tanto, si el minsitro de Justicia no convoca la comisión porque no le gusta su composición, en días normales los jueces podrían obligarlo a convocarla. No lo puede obligar a elegir jueces para la Corte Suprema, pero faltan 100 puestos de jueces para los juzgados de paz y  de distrito.  O sea que la ciudadanía se ve perjudicada, que el público no recibe un servicio suficientemente bueno del sistema judicial y tiene que esperar años antes de recibir respuestas y atención. Es inconcebible.  Pero si aprueban la ley que quieren y el ministro sigue sin convocar la comisión, los jueces no podrán intervenir.

El Ministro de Justicia Yariv Levin, cuando asumió la coalición (Foto: Noam Moskowicz, Kneset)

 

Argumentos en contra

P: Hay quienes dicen que el problema con este argumento de la irrazonabilidad no se limita a la intervención de los jueces sino que inspira a los asesores legales de los ministerios de forma tal que bloquean políticas que los ministros electos quieren llevar a cabo.

R: Es cierto, y es muy bueno que sea así. Está muy bien que haya quien diga al ministro que puede llevar a cabo su política pero únicamente por las vías legítimas. Tiene que haber alguien que diga al ministro que aunque odie a un grupo determinado de la población, no puede ensañarse con su gente. Y que aunque ame en especial a un sector, no puede tomar todo el presupuesto del ministerio para dárselo sólo a ese sector. Que hay limitaciones al poder. Ese es el papel de los asesores legales, que intervienen sólo si lo que el ministro quiere hacer es altamente irrazonable. Y cuando hay un gobierno muy coherente desde un punto de vista ideológico, pero que tiende de forma muy extrema a un público determinado, en una sociedad en la que en estos momentos hay mucho odio y un diálogo político lleno de veneno hacia el lado que no está en el poder, el deseo de usar la fuerza y el dinero público para beneficiar únicamente a una parte de la población, es muy grande. Y el papel del tema del argumento de la  irrazonabilidad es decirle al ministro que puede llevar adelante su política pero que no todos los medios son aceptables para lograr su meta.

Se me ocurre un ejemplo: la época de la pandemia.  Fue un período muy duro para todos nosotros, todos los días eran tomadas decisiones difíciles. No podíamos salir al trabajo o salir de casa. ¿Acaso los jueces intervinieron y le dijeron al Primer Ministro Netanyahu que algo de lo que estaba haciendo era irrazonable? ¿Algún juez aceptó apelaciones presentadas en ese sentido a la Suprema Corte? No. La Suprema Corte confirmó que todo lo que se estaba haciendo y decidiendo se había estudiando y analizado en forma profesional, consultando a los expertos relevantes y tomando en cuenta las consideraciones del caso. Y esto, tras cientos de decisiones duras en esa época.

P: Otro punto crítico respecto al uso del argumento de irrazonabiidad, es que eso depende del mundo de valores y concepciones de cada uno, no es algo absolutamente objetivo,

R: Es cierto. Pero así es todo el mundo del Derecho, de la búsqueda de justicia. Está basado en valores de razonabilidad. En nuestro sistema se absuelve a un acusado de un delito, si hay dudas respecto a lo fehaciente de las pruebas de su culpabilidad. Si un determinado caso es analizado por tres jueces y los tres están expuestos al mismo material, las mismas pruebas, escuchan los mismos testionios y analizan las mismas opiniones de expertos, puede pasar-y pasa-que uno llegue a la conclusión que el sospechoso es culpable y otro diga que hay dudas al respecto. Toda nuestra jurisprudencia penal está basada en esa idea. 

Pero además, en el Derecho civil, todo está basado en el tema de la razonabilidad. Si hay un caso de negligencia médica, vemos cómo actuaría un médico razonable. Si hay un caso de accidente de trabajo en una obra, por ejemplo, analizamos cómo se comportaría en el lugar un ingeniero razonable, si era razonable que el obrero se caiga en el lugar en el que trabajaba. El tema de qué es razonable está siempre en el aire. Es de hecho una especie de concepto objetivo. Lo mismo para un ministro. ¿Cómo toma sus decisiones? ¿Analiza los hechos? ¿Estudia todas las posibilidades o se levanta por la mañana y actúa en forma caprichosa? Esto es muy relevante para el tema del comportamiento del gobierno.

 

Ejemplos concretos

P: Creo que un punto interesante es recordar que no todos los casos en los que la Suprema Corte intervino aludiendo irrazonabilidad, fueron en el gobierno Netanyahu. Recuerdo que en el así llamado gobierno de cambio, el entonces ministro de Finanzas Avigdor Liberman quiso hacer un cambio respecto a los subsidios para las guarderías para bebés, utilizadas más que nada por familias ultraortodoxasque tienen muchos hijos. El quiso cambiar en forma muy rápida el sistema, condicionando el subsidio a que los dos padres trabajen, lo cual sabemos que no se da en la mayoría de los casos ya que los hombres se dedican mayormente a estudiar la Torá . Pero como no daba tiempo suficiente para organizarse, la Suprema Corte determinó que no era una decisión razonable y la frenó. O sea que no se analizó en términos políticos sino muy puntuales según la situación, independientemente de qué gobierno lo promovía y qué sector de la ciudadanía se favorecía al frenarse esa decisión.

R: Exacto.

P: ¿Recuerdas otros ejemplos de decisiones de gobiernos que no sean de Netanyahu en las que intervino la Suprema Corte?

R: Bueno, como sabemos, hace muchos años que está sólo Netanyahu en el poder. Pero hay un ejemplo clásico de irrazonabilidad de una decisión, cuando el entonces Primer Ministro Itzjak Rabin recibió la orden de la Suprema Corte de de Justicia de destituir al ministro del Interior Arie Deri porque había sido imputado ante tribunales por sospecha de corrupción. Ya se lo había dicho el asesor legal del gobierno, Rabin no aceptó porque precisaba el voto de Deri para aprobar los acuerdos de Oslo, pero la Suprema Corte le ordenó defenestrarlo. Fue la primera vez que los jueces dijeron que es extremadamente irrazonable que permanezca en su cargo un ministro contra el que se presentó acusación ante un juzgado. La orden la dio el entonces Presidente de la Suprema Corte Meir Shemgar. Escribió que el gobierno debe determinar normas dignas de comportamiento. El mensaje era clarísimo. Y fue una intervención muy poco común en el mundo. En países con una cultura de poder fuerte y ordenada  está claro que hay cosas que no se hacen,porque no son éticas o no responden a los valores que deben guiar al poder, o sea que habrían ya sacado al ministro en cuestión de su cargo.En Israel hubo necesidad de intervención judicial. Creo que este es el primer ejemplo. Así que Rabin tuvo que destituir a Deri y también al ministro Rafael Pinjasi y desde entonces la norma es que un ministro al que se imputó no puede permanecer en su cargo.

Arye Deri jefe del partido ultraortodoxo sefaradí SHAS, que Netanyahu había nombrado ministro del Interior y de Salud y tuvo que destituir por orden de la Suprema Corte, por sus antecedentes penales no sólo en los años 90 sino también recientes. Hace unas décadas, el entonces Primer Ministro Itzjak Rabin recibió orden de la Suprema Corte de destituirlo porque se lo había imputado ante tribunales por sospecha de corrupción (Foto: Noam Moskowitz, Kneset)

 

P: No entiendo cómo es entonces que hace unos años, antes de unas de las asiduas elecciones que hubo en Israel, cuando la Corte Suprema tuvo que responder a una apelación contra la postulación nuevamente de Netanyahu como candidato a Primer Ministro, habiendo sido ya imputado, la decisión fue no hay impedimento legal para ello. No es que dijeron que está bien, pero sí dijeron que no es ilegal. 

R: Ante todo, porque la posición de un ministro no es como la del Primer Ministro. Si se destituye a un ministro no pasa nada, pero cuando se trata del jefe de gobierno, el gobierno todo cae. Eso ya sería una seria intervención en la decisión el electorado. Por eso la Suprema Corte actuó distinto esa vez y no fue muy exacto en la interpretación de la ley. En el caso de un ministro, interpretaron de una forma, y en el caso de Netanyahu, de otra. 

 

¿No hay otras herramientas?

P: Creo que una pregunta ineludible es si acaso limitar o cancelar el uso de la irrazonabilidad extrema de una decisión o nombramiento del gobierno significa el fin de la democracia. ¿Acaso no hay otras herramientas en manos de los jueces?

R: Existe ya el argumento de la desproporción, pero es relevante únicamente en caso que el gobierno perjudica los derechos humanos o derechos individuales. Por ejemplo, si se destituye al Inspector General de la Policía y se nombra a otro que decide que prohibe las manifestaciones, podremos apelar a la Suprema Corte y decidir que eso es desproporcionado porque socava mi derecho de manifestar. Y en ningún lado se hablará aquí de razonabilidad. Pero el problema es que cuando se trata de nombramientos, si por ejemplo se nombra a una p ersona corrupta a un cargo público destacado, no se trata de perjuicio a los derechos humanos sino a las normas ordenadas de gobierno, y a la obligación de lealtad que el poder debe tener ante sus ciudadanos. Por eso hay casos en los que el tema de la desproporción no existe. En el tema de nombramientos, lo único que sirve para controlarlos es el argumento de irrazonabilidad extrema.

 

Más optimista que antes

P: Suzie ¿cómo compararías entre lo que sentías cuando empezó esta crisis y lo que sentís ahora?

R: Yo te diría que por un lado estoy más preocupada que antes pero por otro, al mismo tiempo, soy más optimista que antes. Es que hay algo en el espíritu democrático libre que salió a la luz en cientos de miles de personas que salen a protestar,  que me parece esencial para el país. Eso no se vio en Polonia ni en Hungría,donde empezaron a reaccionar tarde. En este sentido, soy muy optimista. Espero que la protesta y sus organizadores, figuras centrales de la economía israelí, de la alta tecnología, sepan ejercer suficiente presión sobre el gobierno para que tenga claro que esto debe terminar. Que todos los demás cambios que quieran pasar, deben ser producto de un amplio acuerdo. Es la única forma  que se retome la calma. El gobierno debe comprometerse que aprueba cambios más moderados y que se sigue sólo  de común acuerdo. Si eso no pasa, nos esperan días difíciles.

Una imagen de este sábado 22 de julio de la multitudinaria marcha de protesta hacia Jerusalem, cerca de la zona de Hemed

 

¿El problema es sólo la reforma judicial?

 

P: A mi me parece que la gran discusión no es solamente sobre el plan de reforma. Está también la agenda del gobierno, que muchos consideran problemática en distintos aspectos.

R: Sin duda.Vemos la problemática no sólo en la legislación que tratan de impulsar.  Fueron presentados otros proyectos de ley que significarían un gran retroceso en la democracia. Control de los medios, traspaso de poder del gobierno local al central, alienación de mujeres. Todo el tema por ejemplo de la comisión parlamentaria que se encarga del status de la mujer, a la que le quieren sacar poderes. Ampliación de poderes de los tribunales rabínicos donde la mujer tiene menos peso en general. Hay proyectos de ley para limitar las manifestaciones frente a las casas de figuras públicas y en el aeropuerto. Una propuesta de prohibir enarbolar la bandera en manifestaciones. Endurecimiento de las condiciones para que algo sea considerado llamado a rebelión o incitación. Todo eso va en una dirección y ese es el cuadro completo.

P: Hace unos meses, recuedo una nota en Yediot Aharonot, que hablaba de 146 proyectos de ley , muchos de ellos problemáticos. Pero en la práctica ninguno ha sido aprobado aún.

R: Es cierto, están en proceso. Es que la Kneset se aboca ahora el tema de la reforma. Este período antes del receso  termina en menos de dos semanas y ahora eso es lo que quieren concretar. 

Ministros del Likud celebran al asumir la coalición en la Kneset. El Primer Ministro Netanyahu abrazándose con el jefe de SHAS Arye Deri, socio en el gobierno (Foto: Noam Moskowitz, Kneset)

 

 

 

La protesta

P: ¿Qué opinión te merece la protesta? Creo que está claro que es una lección de democracia, algo que irradia un espíritu cívico muy especial. ¿Pero hay cosas que molestan? ¿Consideras que está bien que las protestas incluyen medidas que molestan al público?

R: Sí. Lamento que crean inconvenientes pero estamos luchando con la única herramienta que el ciudadano tiene entre elecciones para combatir a un gobierno que quiere atentar contra su libertad. Y para mí, todo lo que no es violento, sean las jornadas de alteración naciona tal cual les llaman, manifestaciones, bloqueos de caminos salvo por supuesto al paso de ambulancias, policía, bomberos, y cualquier servicio de emergencia, es aceptable. Todo se hace en orden ejemplar. Y algo que nunca se dice es que los manifestantes siempre limpian inclusive todo lo que queda en la calle. No es algo sobreentendido.  Y el mundo lo ve. En países que sufrieron un retroceso democrático, creo que nos miran a nosotros con esperanzas de cambios. Y lo podemos comparar con manifestaciones en muchas otras partes, donde hay violencia y vandalismo. Aquí no.No tenemos otra forma de luchar. Y si tengo claro que tenemos que manifestar y lo haré aunque salga sola a la calle . Así respondía yo ya mesess atrás cuando me preguntaban qué hay que hacer.  Podemos influir en las urnas una vez cada 4 años. Pero si el poder tiene fuerza ilimitada y quiere perjudicar a la Suprema Corte de Justicia, no hay otra forma de actuar. Así que por más que sea enervante y duro estar en un embotellamiento no hay otra. No me ha pasado en los últimos días, pero si me atasco en un embotellamiento, estimo que lo que haré será tomar la bandera que llevo en el coche y sumarme a la protesta.

 

 

¿Y la solución?

P: Tú participaste en las conversaciones en Beit Hanasí, en la Presidencia. Y hoy ni se habla.

R: Lo que hubo en Beit Hanasí fue un intento de ordenar las reglas del juego, de cómo determinar  el sistema de controles y contrapesos para todos los poderes y también la Suprema Corte de Justicia. Es aboslutamente legítimo. Y lo más importante fue el intento de impedir para el futuro lo que estamos viviendo ahora. El objetivo es que ningún gobierno pueda con 61 diputados, la mitad más uno de la Kneset, o sea con una mayoría común, cambiar las reglas del juego. Tengamos presente que el problema puede venir también de otra dirección Puede venir otro tipo de coalición que decida por ejemplo que basta ya con el Estado judío, que no hay razón para que el país sea considerado un Estado judío o que se hable aquí el idioma que se hablaba hace 3.000 años. Pasemos al inglés, seamos un país secular de todos sus ciudadanos  y que cada uno haga lo que quiera. Para mí eso sería tan grave como atentar contra la democracia israelí. Todo aquel que quiera dañar uno de esos dos valores, el carácter judío y el carácter democrático de Israel, debe ser frenado. Ambos valores deben ser protegidos y bien cuidados.

P: ¿Qué captaste de la actitud de las dos partes, coalición y oposición, en Beit Hanasí?

R: Yo puedo dar solamente mi impresión personal. Las conversaciones eran serias y en el relativamente corto tiempo que tuvieron lugar, me parece que ambas partes presentaron en forma clara y convincente sus respectivas metas.Y así se podía delinear en forma clara las diferencias y empezar a trabajar para ver cómo salvarlas. ¿Se puede? Creo que con mucha buena voluntad de ambas partes, se podría.

P: ¿Qué pasó entonces?

R: A eso no puedo responder. 

P: El propio Ministro de Justicia Yariv Levin dijo hace unos meses, reconoció que si se hubiera concretado todo tal cual él planteó al comienzo, eso no era democracia. 

R: Exacto.

P: La pregunta es en qué medida la coalición reconoce que lo que intenta hacer es acumular fuerza que no se pueda frenar.

R: Creo que lo tienen muy claro, lo entienden. Tengo que aclarar al respecto que los valores democráticos como parte esencial de la vida en el país, no son evidentes para todos. Hay grandes grupos de la población que viven sin ser parte de una base de valores común a todos. Los estudios sobre estos temas, la instrucción sobre qué significa democracia y qué es la tolerancia respecto a gente distinta, han ido reduciéndose y hoy vemos los resultados. Ya hemos oído a nuestros gobernantes afirmando que democracia es el gobierno de la mayoría. Y si un líder dice “fuimos electos entonces podemos hacer todo lo que queremos”, es una concepción distorsionada de qué es democracia. Ahí tenemos dificultades. Es difícil si el país no entiende  que democracia también es protección de los derechos de la minoría. Hay países dictatoriales o autoritarios que formalmente se llaman democracias pero que no cumplen sus valores en absoluto. Y no queremos que eso pase en Israel.

P: Muchas gracias Suzie , Profesora Suzie Navot, por ilustrarnos tan a fondo.

R: Gracias a ti siempre por el interés.

Ana Jerozolimski
(22 Julio 2023 , 04:56)

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