Fotos: Fundación para el Legado del Muro Occidental
Días atrás, en el marco de la cobertura del “Día de Jerusalem” celebrado por Israel al cumplirse 56 años de la reunificación de la ciudad, capital del Estado judío, fue transmitido un informe en Telemundo, Canal 12 , que desató airadas reacciones y críticas en las redes sociales.
Decenas de miles de nacionalistas israelíes participaron en la "Marcha de las banderas" en Jerusalén, que conmemora anualmente la ocupación de 1967.
— Telemundo (@TelemundoUY) May 18, 2023
Todo esto en medio de un clima de tensión por el aumento reciente de la violencia en el conflicto Israel y Palestina. pic.twitter.com/GPfveykYvc
Varias personas nos compartieron el tuit del informe en cuestión, preguntándose cómo puede ser y si no es oportuno contestar.
Decidimos que sí, dado que aún estimando que muy probablemente el informe en cuestión haya llegado completo de una agencia de noticias con la que el canal trabaja, consideramos que hay que tener responsabilidad por lo que se dice y se lee. Y muy especialmente, hay que conocer el tema sobre el que se informa, para poder comprender cuándo la filmación que llega y el texto que la acompaña están distorsionando la historia y la realidad.
Y en este caso, es especialmente fácil señalar la distorsión absolutamente tendenciosa, basada en un desconocimiento u omisión de la historia.
“Decenas de miles de nacionalistas israelíes participaron en la "Marcha de las banderas" en Jerusalén, que conmemora anualmente la ocupación de 1967”, decía el título. Y en el informe mismo se agregaba que los participantes habían sido “principalmente nacionalistas y colonos”, reiterando que marcharon “para celebrar la toma israelí de la parte oriental en la guerra de los seis días en 1967”.
Trataremos de analizar varios elementos, con la esperanza de que nuestros colegas lean estas líneas y entiendan la problemática de por medio.
1)La “marcha de las banderas” y el Día de Jerusalem en sí, no conmemoran ninguna “ocupación” ni “la toma israelí de la parte oriental”, sino la liberación de la Ciudad Vieja de manos árabes-Jordania concretamente- que en 1948, contradiciendo una resolución de las Naciones Unidas (avalada plenamente por Uruguay) atacó al entonces naciente Estado de Israel y ocupó Jerusalem.
Nuevamente, violando el Derecho internacional, Jordania no se limitó a mantener su control de la ciudad que según la ONU debería haber estado bajo un régimen internacional especial durante 10 años , hasta un plebiscito entre sus habitantes, sino que prohibió totalmente que los judíos puedan acceder a su sitio más sagrado, el Muro de los Lamentos. Destruyeron sinagogas, con lápidas del cementerio judío del Monte de los Olivos pavimentaron calles y estaban atentos a abrir fuego a cualquier que del lado israelí intentara acercarse.

Dicho sea de paso, el término “la parte oriental” es resultado de esa agresión jordana, ya que tras su ataque a Jerusalem en 1948-parte del ataque de cinco ejércitos árabes contra el naciente Estado de Israel- al realizarse negociaciones para un alto el fuego, la línea de armisticio que puso fin a los combates dejó a la ciudad dividida. Nunca antes lo había estado. Fue la agresión árabe la que la dividió. Lo que quedó al Este de la línea de alto el fuego, se llama desde entonces “Jerusalem oriental” y lo que quedó del lado oeste, es “Jerusalem occidental”. Hay quienes hablan de la “Jerusalem árabe”, en referencia a la oriental. Pues que esté claro: evidentemente, su población era mayormente árabe, porque fue la parte que quedó bajo ocupación jordana, y los jordanos simplemente expulsaron a los judíos del barrio en el que vivían dentro de la Ciudad Vieja.
La mayor parte de la población de Jerusalem toda era judía.
Cuando Israel tuvo que repeler el ataque jordano en 1967- tras tratar infructuosamente de convencer al Rey Hussein que si no interviene en la guerra lanzada por Egipto , a él no le ocurriría nada- conquistó la parte que había quedado al Este de la línea de armisticio. Y reunificó la ciudad. Desde entonces, los árabes de ese sector pueden transitar libremente por toda Jerusalem. Es un hecho que puede ver todo aquel que venga a Jerusalem.
Lo mínimo que debe decir un periodista que informa sobre este tema, cuando evidentemente no tiene posibilidad de hacer al aire todo un editorial con este análisis histórico, es decir que “lo que los árabes vieron como ocupación, los judíos como liberación”, además de recordar que Israel conquistó la parte oriental al tener que defenderse del ataque de Jordania. Y que la ciudad estaba dividida porque en 1948 Jordania había ocupado parte de Jerusalem. Esto no lleva ni un minuto. Y si se quiere encarar el tema con seriedad, sin distorsiones, es lo mínimo que se debe decir.
2) “Nacionalistas” y “colonos”. Son dos términos con los que se apunta a quitar legitimidad, a dejar a los presentados de esta forma como extremistas, como quienes representan una posición fanática y por ende reprobable. Claro que en Israel hay nacionalistas –como en muchos países del mundo, cada uno con su realidad política y sus conflictos- y hay colonos y hay extremistas. Pero en el caso de Jerusalem, el “nacionalismo” es apoyar la unidad de la ciudad, y más que nada, la soberanía israelí en la misma, capital del Estado, ya que únicamente con Israel como soberano todos sus habitantes pueden ejercer libremente su Fe.

¿Hay extremistas? Claro que los hay. Fueron algunos de ellos los que entonaron cantos anti árabes, como los mencionados en el informe de la nota, pero esa no fue la norma sino la excepción.
Sería interesante saber de dónde saben los que armaron la nota identificar a los “colonos”. Personalmente, tengo amigos que viven en Tel Aviv y fueron a la marcha de las banderas, porque aman a Jerusalem y quieren poder seguir yendo, cuando lo deseen, al Muro de los Lamentos. Ni siquiera son religiosos. Pero allí estaban. Y como ellos, muchos más.
Hay otros puntos a comentar sobre el informe en cuestión, pero lo haremos en una nota separada.
Aquí nos concentramos en lo de Jerusalem.
Cabe suponer que los canales seguirán recibiendo informes tendenciosos de agencias de noticias extranjeras. Lamentablemente, las distorsiones y la desinformación anti israelí son un fenómeno conocido. Esperamos que periodistas responsables comprendan que a menudo hay que tomarlos con pinzas. Y que lo mínimo que hay que hacer, es agregar aunque sea en sus presentaciones, lo que falta, que generalmente es la versión de Israel.