por Ilene S. Cohen
Fuente: aishlatino.com
La alegría es un subproducto de vivir una vida impregnada de significado y autenticidad.
La alegría es un sentimiento esquivo, difícil de articular, pero inconfundiblemente profundo cuando se experimenta. Penetra tu ser con un brillo que te conecta con el mundo de una manera que nada más puede lograrlo.
Para mí, la alegría se ha manifestado en momentos tanto monumentales como mundanos: en los momentos milagrosos después del nacimiento de mis hijos, durante la triunfante defensa de mi tesis doctoral, en la risa pura y desenfrenada de mis bebés, en los correos electrónicos de agradecimiento de lectores cuyas vidas han sido tocadas por mi trabajo, al comprender que había encontrado a mi alma gemela en mi esposo, y en el primer bocado del famoso pan de plátano de mi mamá.
En su núcleo, la alegría es un sentido profundo de felicidad y satisfacción que florece desde dentro. Es más duradera que los placeres fugaces o la felicidad provocada por eventos externos. La alegría representa un estado de bienestar espiritual y emocional que es profundamente personal pero resuena universalmente. Va más allá de la gratificación inmediata de los deseos o la búsqueda de riquezas materiales, tocando la esencia misma de nuestro ser. En el espíritu de Purim, la alegría no surge del entretenimiento superficial, sino de una apreciación profunda de la supervivencia, la libertad y los lazos de la comunidad.
La alegría no es algo que se revela a través de una búsqueda deliberada. En cambio, se despliega como un subproducto de vivir una vida impregnada de significado y autenticidad que expone nuestras expresiones más verdaderas. Reflexionando sobre mi travesía, los hilos que tejen mis momentos más alegres incluyen actos de generosidad, la búsqueda de metas personales, logros arduamente ganados, y ver a otros encontrar sus propios caminos hacia la alegría. La verdadera alegría florece en el despertar del coraje, a menudo coronando un camino marcado por desafíos. En estos momentos, a través de los altibajos del viaje de la vida, encontramos el poder profundo y transformador de la alegría.
La alegría es un estado profundo y duradero de felicidad que surge al abrazar y superar los desafíos inevitables de la vida.