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En memoria de Isaac Perkal

Por Ana Abend

¿Quién fue Isaac Perkal para mí?
Nunca llegué a conocerlo en persona, pero es alguien profundamente importante en mi vida.

En febrero de 2024 me enteré de que Isaac era el autor, junto con Martín Kupfer, de El corredor polaco, un libro que habían publicado algunos años antes. En cuanto supe de su existencia, le pedí a Janet Rudman que me consiguiera su número de teléfono. Le envié un mensaje de voz por WhatsApp, llena de emoción. No pasaron ni diez minutos y me llamó por teléfono.

Tibor Abend y señora

 

Ana Abend

 

Hablamos durante casi una hora. Esa fue nuestra primera charla. Yo, con lágrimas en los ojos, le contaba lo conmovida que estaba al descubrir ese libro y saber que había una persona que había convivido con mi papá. Isaac me ayudó a completar un rompecabezas de diez años: los primeros años de mi padre en Uruguay. Fue la motivación, el impulso, el catalizador que me llevó a escribir mi propio libro.

El corredor polaco llegó a mis manos exactamente el 10 de abril de 2024, un año antes de su fallecimiento. Me lo trajeron desde Uruguay hasta Israel. Lo leí en una noche, de un tirón. Al día siguiente volví a llamarlo, otra vez emocionada, por todo lo que él recordaba y yo no sabía, por todo lo que estaba escrito.

Me conmovió profundamente el modo en que escribe, su sensibilidad, y sobre todo, el regalo enorme de llenar un vacío que yo tenía sobre la vida de mi papá.

Isaac se emocionaba en cada llamada. Se alegraba de saber de mi existencia. Me dijo que aún tenía algunos ejemplares del libro en su casa y quería hacérmelo llegar. Pero estábamos en guerra, y el correo no era una opción. Le prometí que me iba a encargar de recibirlo. Y así fue.

Isaac tenía solo dos años cuando llegó a Uruguay, y mi papá, dieciocho. Vivieron juntos, fueron compañeros, amigos, casi familia. Él me contaba que habían querido encontrarnos, que cuando decidió escribir el libro junto con Martín, nos buscó, sabiendo que estábamos en Israel, pero sin saber cómo localizarnos.

En nuestras conversaciones me dijo algo que me quedó grabado: “Ana, lo que vas a leer en el libro no es nada comparado con todo lo que tengo para contarte.”
—¿Cuándo venís? —me preguntó.
Le dije que después de que termine la guerra.

Lamentablemente, no llegué a tiempo.

Familia Abend con primer nieto

 

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