Nota de opinión
La foto de portada en esta nota desgarra el corazón. Tres pares de hermanos se cuentan entre los 19 asesinados en atentados terroristas palestinos desde el comienzo del año: los hermanos Halel y Yagel Yaniv, los pequeños hermanos Yaakov y Asher Paley y las hermanas Rina y Maia Dee. Una pequeña y enorme parte de un cuadro mucho más cruento y más grande de casi dos decenas de asesinados.
Y dado que Israel está por celebrar su 75° aniversario de independencia y soberanía cuando aún combate el terrorismo, escribimos estas líneas.
Israel vuelve a vivir con intensidad días difíciles de atentados terroristas. El flagelo tiene por cierto más de 100 años, de asesinatos árabes de judíos por ser tales ya desde antes de la creación del Estado que está por cumplir 75 años de indepenencia. No hay aquí ninguna novedad. Claro que ha habido altibajos e inclusive épocas tranquilas. En los últimos tiempos ha sido especialmente preocupante la recurrencia de atentados, sin olvidar que hubo etapas en las que volaban los ómnibus en atentados suicidas con explosivos, y el israelí promedio se levantaba preguntándose cuándo y dónde será hoy el nuevo golpe.
Casi una veintena de personas fueron asesinadas por terroristas, la enorme mayoría civiles, también varios jóvenes y hasta niños.
Siempre surgirá alguien que trate de “entender” a los terroristas, de explicar los atentados con distintos argumentos que supuestamente deberían suavizar la condena o hacerla desaparecer. Que no tienen un Estado independiente, que viven bajo ocupación militar, que son las víctimas, que Israel es mucho más fuerte, que el gobierno israelí es extremista, etc, etc, etc.
Pero la verdad es que el terrorismo no necesita de ninguna excusa. Tiene vida propia, pase lo que pase alrededor.
Nos contamos entre quienes desearían una solución negociada que haga posible la creación de un Estado palestino independiente que viva en paz con Israel y que permita una fórmula por la cual no haya ningún tipo de control israelí sobre la población palestina. Quisiéramos que todos vivan con sensación absoluta de libertad y dignidad. Sin perder de vista que el gobierno actual de Israel no quiere negociar con los palestinos porque se ha perdido toda la confianza y porque incluye ministros que ideológicamente no lo aceptan, no pasa por ahí la explicación de la desgracia palestina.
Claro que los palestinos sufren pero la responsabilidad central es de su propio liderazgo . Han sido numerosas las propuestas presentadas por Israel o por Estados Unidos y aceptadas por Israel, que deberían haber conducido a un Estado independiente palestino, y fueron rechazadas por sus líderes que siempre optaron por el todo o nada. Comenzando por cierto por la propuesta de Partición de la Palestina del Mandato Británico ya en 1947, a la que los árabes en general reaccionaron con un “no” rotundo y una guerra de destrucción.
Hubo ataques contra judíos cuando aún no había sido erigido el Estado de Israel.
Hubo terrorismo cuando todos los territorios hoy en disputa estaban en manos árabes.
Hubo terrorismo cuando los gobiernos eran de izquierda, de centro, de derecha o combinación de todo.
Hubo terrorismo cuando Israel se retiró de territorios en disputa para tratar de cambiar la situación.
Ninguna situación política justifica acribillar a balazos un coche civil matando a dos jovencitas de 15 y 20 años y dejando a su madre gravísima, por lo cual falleció pocos días después. Ninguna discrepancia política justifica embestir con un auto una parada llena de gente y matar a gente que espera el ómnibus, incluyendo dos niños pequeños.
Todo esto, así como los 34 cohetes disparados por Hamas desde Líbano hacia la Galilea (sí, desde Líbano, los terroristas no están solamente en Gaza) y la veintena lanzada desde Gaza hacia el sur de Israel, son producto del odio antisemita, no de la desesperación ni de la frustración.
Y sería bueno que todos comprendan el problema de fondo, que tan bien resumió un orador no identificado hace aproximadamente un mes, en el funeral de un terrorista palestino que fue eliminado tras embestir con su propio coche un patrullero policial israelí. En una declaración reproducida por la televisión palestina, el individuo dijo: “Amamos la muerte como nuestros enemigos aman la vida”. También elogió a las madres palestinas que celebran cuando sus hijos mueren como “mártires”. Eso, en la terminología terrorista, significa morir matando.
Eso lo explica todo.