Por el Rabino Yehuda Ribco
La semana pasada, mientras grababa un video para Pesaj, que está publicado en mi canal de Youtube, se me ocurrió decir que:
«La LIBERTAD no se obtiene por un don Divino, sino que es una misión que corresponde a cada uno de nosotros realizar. Debemos ser libres y también ayudar a nuestro prójimo para que pueda encontrar las llaves de las puertas de su propia libertad».
Mi intención era destacar la importancia de ser activos en la búsqueda de la libertad. No es algo que se nos otorga automáticamente, sino que es una responsabilidad que debemos asumir por nosotros mismos y por los demás. Si esperamos el milagro sin hacer nada de nuestra parte, estaremos sentados mucho, pero mucho tiempo sin recibir nada a cambio. Y, si nos olvidamos que si hay un solo esclavo, ya ninguno de nosotros es libre, entonces estamos viviendo en esclavitud, aunque creamos que no es así.
Por su parte, el gran maestro Abraham Joshua Heschel dijo:
«La indiferencia hacia el mal es peor que el propio mal».
Para alcanzar la libertad, debemos tomar medidas activas para enfrentar y superar las injusticias y el mal en el mundo. La indiferencia es en sí misma un mal, y es nuestra responsabilidad actuar contra ella para proteger nuestra libertad y la de los demás.
Al reflexionar sobre estas dos frases, podemos ver la importancia de generar acciones positivas, saludables, de transformación auténtica en nuestras vidas para lograr la libertad y también colaborar a los demás a alcanzarla. La libertad no es un regalo, sino algo que debemos trabajar activamente para lograr. Debemos estar dispuestos a enfrentar el mal y la injusticia y hacer nuestra parte para erradicarlos.
Recuerda: construir SHALOM en tu interior y en el mundo externo, implica la bondad y la justicia, ambas en su necesaria medida.
Para mejorar nuestras vidas de forma proactiva, debemos asumir la responsabilidad de luchar por la libertad y trabajar para asegurarnos de que todos tengan acceso a ella. Debemos ser valientes y estar dispuestos a tomar medidas activas para lograr nuestros objetivos y mejorar el mundo que nos rodea. Pero, antes de estar ocupados en el mundo, enfocarse en mejorar el propio ser, que con ello se impregna la espiritualidad hacia el exterior.
