Esta es una nota de opinión
Quisiéramos no haber sentido la necesidad de escribir estas líneas. Pero no hay más remedio. Las escribimos con una fuerte angustia que nos oprime el pecho, con la sensación que Israel no tiene hoy al volante a una figura responsable que pone ante sus ojos, ante todo, los intereses del país. Netanyahu no es digno de la responsabilidad que tiene en sus manos. Y su decisión de este domingo, lo confirma –a nuestro criterio- en forma tajante.
¿Por qué? Porque este domingo decidió destituir a su ministro de Defensa Yoav Gallant , debido a que éste se pronunció el sábado públicamente contra la continuación de la reforma judicial, llamando a suspenderla hasta después de Iom Haatzmaut para dar tiempo al diálogo. O sea: prefirió defenestrarlo en lugar de escuchar sus advertencias, que son absolutamente idénticas a las que los jefes de todos los servicios de seguridad le han hecho, preocupados por la influencia de la reforma en la seguridad nacional.
Es más: Netanyahu no está convocando hace días al gabinete de seguridad, en lo que parece ser claramente una forma de impedir que los jefes de seguridad expliquen su postura ante los ministros.
“Netanyahu ha perdido toda la cordura. Está desconectado de la realidad, es un peligro”, declaró el General (retirado) Tal Russo pocos minutos después de haberse revelado la decisión del Primer Ministro. Y éste es sólo un ejemplo de las durísimas reacciones a todo novel a la decisión de Netanyahu.
Este sábado de noche, el Ministro de Defensa de Israel Yoav Gallant se dirigió a la nación exhortando públicamente a detener la legislación de la polémica reforma judicial hasta después de Iom Haatzmaut . Aclaró que él está a favor de cambios en el sistema judicial, pero señaló que la forma en que esto se está haciendo conduce a un peligro “inmediato” a la seguridad nacional, explicando que el desgarramiento interno a raíz de la legislación está introduciéndose también a las filas de Tzahal, con todo el terrible riesgo que eso supone. Advirtió lo que todos los ex jefes de seguridad al más alto nivel, muchos de ellos nombrados por el propio Netanyahu a lo largo de los años, ya habían dicho en las últimas semanas. La gran diferencia es que Gallant es quien tiene hoy sobre sus hombros la responsabilidad por la seguridad nacional. A él le explican el Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel y los jefes de todos los servicios de seguridad, todo lo que está pasando.
Por eso Gallant tomó la decisión valiente de salir al pueblo y llamar públicamente a detener la legislación, explicando que no pasará nada si se da tiempo al diálogo hasta después de Iom HaShoá, Iom haZikarón y Iom Haatzmaut – a los que llamó de días sagrados- para poder pasar esas fechas juntos.
En el Likud y la coalición salieron las voces de los extremistas exhortando a Netanyahu a destituir a Gallant por haber dejado en claro que se opone a la legislación. Hasta este domingo de noche Netanyahu no se había pronunciado y la gran pregunta era si actuaría con responsabilidad, mostrando que escucha las advertencias de tanta gente que conoce al dedillo el tema de la seguridad, o haría oídos sordos. Este domingo de noche llegó la dramática respuesta al confirmarse que Netanyahu decidió defenestrar a Yoav Gallant.
Gallant era una de las figuras más responsables dentro del Likud, abocado a imponer la cordura y frenar extremismos. Y a decir las cosas como son. Es una muy mala noticia para Israel que él no esté al frente y peor aún, que el Primer Ministro Netanyahu sea capaz tan alovosamente de dar prioridad a su agenda política y a la dinámica interna de la coalición, por sobre los intereses de la seguridad nacional.
No está claro aún quién le sucederá en el cargo. Se habla de Avi Dichter, ex jefe del Shabak (servicio general de seguridad) y hoy ministro de Agricultura, que ha sido duramente criticado en las últimas semanas por sus ex compañeros de armas por apoyar la reforma judicial en su versión más extremista. Si es en efecto Dichter el nuevo ministro de Defensa, lo que se destacará no es su trayectoria en la seguridad- que fue de altísimo nivel- sino la sospecha que entra al cargo sin contar con la confianza del Estado Mayor, que quizás lo vea como motivado por una agenda política que no pone a la seguridad en primer lugar.
Días difíciles para Israel. Dramáticamente difíciles y preocupantes.