El picnic tradicional comenzó con un homenaje a la memoria de Mauricio Lieberman
Desde hace ya muchos años el parque Mekorot Hayarkon es escenario en la segunda mitad del mes de octubre del tradicional picnic de la comunidad uruguaya, conocido como Encuentro de Amigos Uruguayos. Su nervio motor fue siempre Nune Urman del kibutz Tel Itzjak, que también esta vez, en el evento del último sábado, estuvo presente junto a su familia, incluidos, como siempre, algunos de sus nietos nacidos en Israel.
Con el tiempo, teniendo de fondo esa tradición desarrollada por Nune y el rol protagónico de empuje de la Embajada de Uruguay en Israel-que esta vez ofreció una impresionante parrilla uruguaya-, fueron surgiendo nuevos símbolos de uruguayos israelíes identificados con el picnic anual. Porque siempre están, porque son infaltables con la remera celeste o de la bandera de Uruguay, por el entusiasmo contagioso y la alegría que irradian por el solo hecho de reunirse con amigos compatriotas.
Uno de ellos era indudablemente en los últimos años Mauricio Liebermann, a quien esta vez, con profunda tristeza, se brindó un sentido homenaje al comienzo del evento, por su reciente y tan prematuro fallecimiento.
Su esposa Ariela, sus hijos Maia y Tomer, su yerno Roí y sus ex cuñados Mario y Pnina estuvieron presentes y pudieron escuchar los relatos, el cariño que Mauricio se había ganado en diferentes etapas de su vida, ya como madrij (guía, líder) en el movimiento juvenil Hanoar Hatzioni , y luego, como figura representativa de la triple condición de uruguayo, judío e israelí.
Lo recordaron ante todo el Embajador de Uruguay Bernardo Greiver, con la voz entrecortada por la emoción, sus compañeros del Hanoar Hatzioni José Mazar, Roland Caraco (Ron Iakir) y Maguie Weissman, sus amigos Lea Blanc, Mauricio Slivinski, Alan Mordetzky y Juan Lucas Pezzino y por cierto su hijo Tomer. “Es lindo escuchar tantas historias y expresiones de cariño, pero también es difícil”, nos comentó Maia, su hija, la madre de los adorados nietos de Mauricio, Dan, Ionatan y Guili.
Pero la pena de la despedida, no ensombreció el encuentro. Como bien dijeron los oradores, Mauricio habría querido que el picnic sea lo que fue y deberá seguir siendo: una ocasión para compartir vivencias uruguayas , alegrarse, conversar, escuchar música y hasta bailar con banderas de Uruguay e Israel.
Este año, hubo una sorpresa especial, la visita por un corto rato, del Ministro del Interior Luis Alberto Heber, quien se hallaba en Israel al frente de una delegación oficial.
El encuentro, como siempre, queda en el corazón.