Actualmente, Francisco Simaldoni es Director de los coros Polifónico, Santa Elena y Femenino Voces de la Plaza. Ex director del Coro Universitario, ex catedrático de Dirección Coral de la EUM y de Dirección Coral en el IPA.
En marzo de 2003 realizo mi viaje a Israel en usufructo del premio que me fuera otorgado en el año 2001. ¡Qué momento para viajar a esas latitudes!! Mi llegada, ocurrida el sábado 8, me puso de golpe en contacto con las costumbres, el clima, el idioma, la geografía, las medidas de seguridad... y con la cordialidad de mis anfitriones.
En efecto, me esperaba Ariel, quien sería mi guía, intérprete y chofer durante la mayor parte de mi estadía de 12 días en ese increíble país. Ariel me trasladó desde el aeropuerto de Tel Aviv hasta Jerusalem, donde al realizar una ceremonia de bienvenida me introdujo de lleno en esa particular cosmovisión donde lo religioso, lo social y lo histórico no sólo conviven sino que se retroalimentan y generan cultura. Un poco más tarde, ya en el hotel, Alan Schneider se presenta y con una excepcional simpatía y dedicación, pone a mi disposición todos lo necesario para hacerme sentir confortable, atendido y protegido.
Durante mi estadía no hubo detalles librados al azar. Todo estuvo previsto: paseos, intérpretes, guías, entrevistas, conciertos, conferencias. En 12 días tomé contacto con los más significativas personalidades de la política, la cultura, y especialmente de la música. También durante esos 12 días me asombré de lo rico, diverso y particular del estilo de vida en ese país: la convivencia de culturas y religiones - con sus manifestaciones, arquitectura, gastrononía, música, celebraciones - la relación de los judíos con su estado y los diferentes roles que se adoptan en una sociedad donde parece que la diáspora está tan presente como la convivencia. En efecto, en el anhelo de construir un país y convivir en paz, se encuentran y dialogan expresiones culturales de muy diferentes procedencias, irrenunciables raíces de quienes han vivido parte de su vida en otras sociedades.
Y sobre todas las cosas, el perseverante -casi obstinado, podría decir- objetivo común de permanecer, desarrollarse, transformar lo árido en fértil, hacer convivir lo nuevo con lo antiguo, generar una nueva sociedad, una nueva identidad nacional, una nueva idea del ser judío e israelí.
Me retiré de Israel después de que una tormenta de 2 días provocara la incertidumbre de mi vuelo. Era de los poquísimos extranjeros que quedábamos aún en el país, pues el conflicto armado se desataría en cualquier momento; los cielos eran surcados por los vientos tormentosos y por helicópteros y aviones cazas, en una aterradora mezcla sonora. Sobre la última hora del día 20, el cielo se despejó y tomé mi vuelo hacia España, donde concurriría a un Seminario, también parte de ese apreciado galardón que me otorgó B’nai B’rith. A las 2 de la mañana del día 21 comenzó el fuego sobre y desde Irak.
Salud, antiguo pueblo, joven país, en este nuevo aniversario!!
Y que continúen tus logros en el camino de la construcción, la justicia, el respeto y la tolerancia.