Nota de opinión
Tal cual se había anunciado, este domingo a las 18 horas , el Presidente de Ucrania Volodomyr Zelensky se dirigió a la Kneset, Parlamento de Israel, por zoom. La enorme mayoría de los 120 diputados se conectó, con los micrónos muteados, para escucharlo y honrar su mensaje. La Lista Conjunta-mayormente árabe-decidió no participar, por su conocida postura pro-rusa.
Mientras tanto, en la plaza Habima de Tel Aviv, junto al teatro nacional homónimo, un millar de israelíes se dio cita para ver y escuchar por pantalla gigante el discurso de Zelensky, en lo que fue de hecho una expresión de solidaridad con Ucrania a más de 3 semanas del comienzo de la invasión rusa, enarbolando banderas ucranianas y portando carteles en su apoyo.
La verdad, aguardamos el discurso con emoción. Ucrania es víctima de una ofensiva militar criminal de Rusia y merece un gran apoyo. Ver, además, al Presidente de Ucrania defendiendo a su país y su pueblo en forma tan digna y valiente, merece a nuestro criterio admiración. Y saber que es judío, orgulloso de su origen, claro que para nosotros también agrega otra buena dimensión, aunque no sea la central.
Pero el discurso, a nuestro criterio, fue decepcionante.
Pero antes de explicar qué nos parece que merece críticas, primero, el abrazo, la plena solidaridad que merecen Zelensky y su país, atacados por Rusia, víctimas de una terrible ofensiva que no tiene absolutamente ninguna justificación. Y también la comprensión total de su dolor y enojo por el hecho que se siente abandonado, que no recibe la ayuda que esperaba, e inclusive del hecho que critica motivado por la angustia comprensible que lo embarga.
Dicho esto, sentimos que es imperioso poner algunos puntos sobre las íes.
1)Zelensky traza un paralelismo incorrecto entre la invasión rusa y el Holocausto perpetrado por los nazis contra los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Estaba claro que apelaría a la historia judía para inspirar empatía ante los legisladores israelíes. Pero distorsionó los hechos. La invasión rusa es imperdonable. Pero no es la Shoá. Y no lo escribimos en absoluto para minimizar su gravedad , sino para aclarar que evocar el Holocausto ante el parlamento del Estado judío para convencer a Israel a enviarle ayuda militar a Ucrania, por decirlo delicadamente, no está bien.
2) El Presidente dijo que “mediar no es elegir entre el bien y el mal”. Se refirió con ello implícitamente a la mediación negociadora del Primer Ministro israelí Naftali Bennett entre Ucrania y Rusia, que en realidad es más una transmisión de mensajes que una mediación plena. Y creemos que con esta afirmación, fue injusto. Israel sí eligió, condenando repetidamente la invasión rusa y expresando solidaridad con Ucrania. Al mismo tiempo, Israel tiene necesidad de preservar un canal abierto con Rusia, por la presencia militar rusa en Siria, donde Israel ataca blancos iraníes que le amenazan. Son varios los expertos militares y estrategas de línea liberal, que han destacado la importancia de ese canal de comunicación israelí con Rusia por el tema de la presencia de Irán en Siria. Hoy en día, por la carrera de Estados Unidos y Europa hacia un nuevo acuerdo nuclear con Irán, se lo olvida o menciona poco. Pero Israel no puede olvidar la necesidad de tratar de impedir que Irán instale otro frente agresivo directo en su frontera norte, transfiriendo misiles precisos a Hizbala en territorio libanés. Y cuando Israel tenga que enfrentar a Irán, estará solo. Eso lo sabe desde ya.
3) Siguiendo con el tema del Holocausto, y combinándolo con la crítica a Israel, Zelensky dijo que los ucranianos optaron hace 80 años de qué lado estar y ayudar a los judíos, por lo cual tenían en su seno Justos entre las Naciones , o sea los no judíos reconocidos por haberse arriesgado para salvar judíos.Es cierto que hubo más de 2.400 Justos entre las Naciones ucranianos. Lamentablemente, hubo también, al parecer muchos más, que colaboraron entusiastamente con los nazis. El antisemitismo era cosa de todos los días en Ucrania. Veríamos ese comentario como quizás cierta inexactitud histórica expresada equivocadamente por la angustia que lógicamente lo embarga. Pero decir eso y agregar que ahora es Israel quien tiene que decidir de qué lado estar, es incorrecto.
4) Zelensky pidió a Israel baterías del sistema anti misiles Cúpula de Hierro, un arma defensiva, y evidentemente no accedieron a su pedido. Hubiéramos querido que Israel pudiera entregarlas, aunque entendemos que no es real, que requiere mucho tiempo de capacitación y es un tema sumamente complicado. Pero hay algo mucho más concreto y clave; Israel necesita todas las baterías de la Cúpula de Hierro que tiene, para proteger sus fronteras. Desconocemos cuántas hay, y evidentemente le número es clasificado. Pero si hubiera suficientes para cubrir con plena seguridas todas las fronteras al mismo tiempo, no habría que estar desplazándolas de acuerdo a la evaluación sobre la amenaza más actual en cada momento.
También se le podrían haber suministrado cascos y chalecos anti balas, que entendemos también solicitó. Estimamos que las consideraciones para no aprobarlos deben haber estado relacionadas a ese intento de mantener canal abierto con Rusia por sus propias razones de seguridad, temiendo que todo eso sea considerado ayuda militar. No lo justificamos. Consideramos que lo defensivo podría haber sido aprobado, pero desconocemos todas las razones por las que por ahora no.
5) Otro tema que el Presidente mencionó, aunque un tanto al pasar, fue el de las visas a los refugiados. “Nos dirigimos a ustedes y pedimos ayuda , y hasta visas de entrada. ¿Qué es esto? Yo les dejaré las respuestas: la indiferencia mata, los cálculos matan”. Es más que legítimo considerar que Israel no adoptó una política suficientemente liberal en el tema de los refugiados. El tema es discutido también dentro de Israel y no pocos consideran que tendría que permitirse la entrada sin límites de todo aquel que desee venir. Pero tras unos serios errores en los primeros días de la guerra, que han sido subsanados al cambiarse oficialmente la política migratoria y determinarse ciertos lineamientos, la situación ha mejorado considerablemente. Y el hecho es que desde el 24 de febrero, día en que comenzó la invasión rusa de Ucrania, hasta este domingo 20 de marzo, llegaron a Israel 13.662 civiles ucranianos. De ellos, a 283 no se les permitió la entrada. Y dado que uno de los principales motivos de la polémica en Israel sobre el recibimiento de los refugiados se refiere a la preferencia dada a quienes llegan amparados en la Ley del Retorno y se convierten en ciudadanos israelíes –por ser judíos, hijos o nietos de un judío, o cónyuge de un judío- es importante destacar que de ese número (13.662), tan solo cerca de 4.000 eran ucranianos que llegaron en el marco de dicha ley. O sea que casi 10.000, la clara mayoría, no.
6) A nuestro criterio, y sin minimizar en absoluto el justificado dolor de Zelensky por la situación y su enojo con el mundo por sentirse solo, podría haber no sólo criticado lo que considera que está mal, sino agradecido la enorme ayuda humanitaria que está siendo extendida por Israel desde el comienzo de la guerra. Iniciativas del Estado como tal-17 toneladas de ayuda humanitaria muy poco después del inicio de la guerra, y no fue lo único-, así como también de un sinfín de asociaciones y organizaciones voluntarias que coordinando todo con la Cancillería israelí se hacen presentes en la zona de guerra y las fronteras de Ucrania para ayudar, delegaciones médicas, participación activa de diplomáticos israelíes en centros de ayuda a refugiados, una clínica instalada por el hospital Hadassah de Jerusalem en la frontera entre Polonia y Ucrania, capacitaciones por parte de expertos israelíes a voluntarios ucranianos para que puedan atender las necesidades emocionales de su propia gente, y ahora, el envío de un hospital de campaña con 60 camas y totalmente equipado, que el Centro Médio Sheba Tel Hashomer que funcionará en el propio territorio de Ucrania.
Israel no ha hecho todo esto para que le digan gracias. Lo ha hecho porque es su resorte automático, tratar de ayudar cuando hay una catástrofe humanitaria. Hay cosas que militar y políticamente no puede hacer, porque tiene sus propias consideraciones de seguridad. Pero no se plantea límites en la prestación de ayuda humanitaria. Es importante recordarlo, porque no es necesariamente obvio. Al fin y al cabo, Israel es un país de sólo algo más de 9 millones de habitantes, que lidia con innumerables desafíos. Comete sus errores, claro que sí. También en la crisis actual. Pero se esfuerza por ayudar, de modo ejemplar.