Mundo Judío

MiSinai

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No. 116
Nitzavim 
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 02/09  18.10
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EL SEGUNDO NIVEL DE ELECCIÓN

Por Tali Loewenthal

En la lectura de la Torá de esta semana, Moshé se dirige a todo el pueblo de pie, tanto a líderes, a sabios ancianos como aguateros. Todos fueron congregados para escuchar lo que Moshé tenía para decir.

Hacia el fin de estas palabras Moshé dice: “Mira, hoy pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal ... Elige la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” (Devarim 30:15-19). Moshé estaba diciendo que el camino de la Torá brinda vida y bienestar. 

Hay dos niveles para esta idea. Uno es que una persona puede ver que hay una variedad de formas de vida. Pensando en las posibilidades y probabilidades, le parece que una vida guiada por las enseñanzas de la Torá seguramente brinde un nivel mas profundo de felicidad, un grado mayor de realización personal. Así que el o ella elige el camino de la Torá, el camino de la vida. Este es un nivel de elección. Esta guiado por lo que uno entiende, y por el sentimiento de que el Judaísmo brinda armonía y otros valores positivos a la vida.

El segundo nivel es cuando esta armonía no es aparente. Cuando hay crisis, oposición y lucha, y la observancia de la enseñanza judía auténtica, o simplemente el hecho de que uno es judío, parece conducir a más problemas.

Aún en esta situación desafiante, cada judío tiene el poder de elegir el camino de la “vida” y el “bien”. Sin embargo, esta puede parecer una elección que está mas allá de la razón y entendimiento convencional. La persona está eligiendo lo que ella ve como verdadera vida y bien. Otras personas quizás no entiendan esto. Personas aparentemente bien intencionadas y razonables le pueden aconsejar a su amigo judío: “¿Por qué te molestas? Tomá el camino mas fácil”. 

Sin embargo, Moshé nos dice que elijamos la vida, el judaísmo auténtico. Su instrucción esta basada en una perspectiva mas amplia de quienes somos y hacia donde vamos.

Las enseñanzas jasídicas explican que esta elección es la expresión de la esencia del alma, que esta inseparablemente unida con D-os. Debe elegir la vida de Torá, a pesar de las condiciones adversas del momento. Porque desde el punto de vista de la esencia interior de uno, ningún otro camino es posible. ¿Por qué no? Porque a la esencia de uno le preocupa la realidad. No sólo lo que parece bueno en el momento, sino lo que es bueno de verdad. 

Las palabras de Moshé, diciéndonos que “elijamos la vida”, incluyen estos dos niveles. Y esta es una introducción adecuada para Rosh Hashaná. Porque en esta festividad expresamos nuestra dedicación a D-os como Rey, y el a su vez nos “elige” a nosotros de nuevo, como Su pueblo.

La elección de D-os del Pueblo Judío no esta basada en nuestras buenas acciones, el primer nivel de elección. Mas bien es una elección de la esencia del judío dentro nuestro, del punto en el que estamos unidos con D-os, independientemente de nuestras acciones del momento, es decir, el segundo nivel.

Dada esta unión interna profunda que tenemos con D-os, esta en nosotros intentar darle consistencia a nuestras vidas, haciendo que nuestro comportamiento exterior sea un reflejo del amor oculto que está en la esencia de nuestro corazón. Entonces las realidades internas y externas se fusionan, para la persona individual y, en última instancia, también para el mundo, y los dos niveles de elección se vuelven uno. Elegir el camino de la enseñanza judía significa elegir la vida, el bien y la alegría.

TODOS PODEMOS ESTUDIAR TORÁ

[Dijo Moshé al pueblo judío con respecto al estudio de la Torá,] “Este mandamiento no está lejos de ti; no está lejano ... no está más allá del mar ... porque esta cosa está muy cerca de ti.” (Devarim 30:11-14)

El pueblo judío ya había estado estudiando Torá por casi cuarenta años cuando Moshé pronunció esas palabras, por lo que ellos sabían de primera mano que la Torá es accesible (es decir, no “remota”, “lejana” o “más allá”). Lo que Moshé más bien nos estaba diciendo es que a pesar de que algunas secciones de la Torá son “remotas, lejanas y están más allá”, esas secciones no están “remotas, lejanas o más allá” de ti. En la medida en que estamos arraigados en la esencia de D-os, que trasciende la Torá, sus aspectos más complejos o místicos no se encuentran más allá de nosotros. Todos somos capaces de estudiar la totalidad de los aspectos de la Torá.

Séfer HaSijot 5752, vol. 1, pág. 17, nota 61.

 

Deuteronomio (Devarim) 29:9 – 30:20

En la octava sección del Deuteronomio, Moshé comienza su tercer y último discurso de despedida al pueblo judío, discurso que pronunció el día de su muerte, el 7 de Adar de 2488. Comienza el mismo pidiendo a todos que se pongan de pie (nitzavim, en hebreo) ante él para sellar el Pacto entre ellos y D-os.

SOLO UN TOQUE

Por Hirshel Tzig

 

Esta reconfortante y conmovedora historia fue contada por Rabí Baruj Rabinovitch de Munkach, padre del Rebe de Munkach, acerca de su difunto suegro, Rabí Jaím Elazar Shapira (1871-1937), conocido como el “Minjat Elazar”.

Por un período de tiempo, Rabí Baruj y su esposa vivieron en Varsovia. Más tarde, cuando el Minjat Elazar enfermó, les pidió que volvieran a Munkach, en Checoslovaquia, y así lo hicieron.

Rabí Baruj tenía un hijo llamado Tzvi Natan David. Baruj solía recalcar que su suegro quería mucho a este chico – que era su nieto-de forma “muy exagerada”, dado en parte por el hecho de que estuvieron mucho tiempo sin poder tener hijos. Él solía jugar y “mimar” a este chico, y Tzvi solía sentarse en la falda de su abuelo durante las reuniones sabáticas.

Al final del último año de su vida, el Minjat Elazar tomó el Shofar el primer día del mes de Elul y lo probó para ver si estaba en buenas condiciones. Tzvi estaba en una pieza y estaba visiblemente emocionado por el shofar y sus sonidos.

Le preguntó a su zeide (abuelo) que lo hiciera sonar una vez más, y su zeide se vio orgullosamente obligado a hacerlo. Desde ese momento, hasta el fin del mes, esto se convirtió en un ritual; el Rebe hacía sonar el shofar una vez por día para el pequeño Tzvi. El día antes de Rosh HaShaná, Tzvi estaba ahí, aguardando el toque diario, pero se vio desilusionado.

 

“Hoy es el día antes de Rosh HaShaná”, le explicó su abuelo. “Hoy no tocamos el shofar. Mañana a la mañana, lo haremos sonar en la sinagoga.”

El chico no comprendía los motivos. No sabía ninguna razón. Comenzó a patalear y a gritar, “¡Sólo un toque! ¡Sólo un toque!”

Luego de un tiempo, su abuelo se ablandó ante el llanto de su nieto favorito, así que tomó el Shofar, y lo hizo sonar una vez.

En Rosh HaShaná, la costumbre de Munkach era que el Rebe hablaba antes de tocar el Shofar. Ese año, el Rebe se dirigió hacia el arca, la abrió y dijo: “Amo del Universo, tengo que arrepentirme. Está escrito que el día previo a Rosh HaShaná uno no debe hacer sonar el Shofar, pero yo lo hice.”

Comenzó a sollozar incontrolablemente y dijo: “Amo del Universo, ¿Sabes por qué transgredí esta costumbre? Porque mi pequeño nieto estaba tirado en el piso pidiéndome y llorando que le hiciera hacer sonar el shofar para él. Mi corazón se derritió, no pude soportar verlo sollozar así, así que lo hice sonar una vez para él, aunque sabía que no debía.”

“Tate (Padre), ¿Cómo puedes mirar como millones de Tus hijos están tirados en el piso llorándo a Ti: “Tate, ¡Sólo un toque! ‘Haz sonar el gran Shofar que nos llevará hacia la Redención final!? Aún si no es el tiempo apropiado todavía, aún si no ha llegado el tiempo en el que el Mashíaj debe venir, Tus hijos te gritan: ¡¿Cómo puedes permanecer indiferente?!”

Rabí Baruj lloraba mientras contaba esta historia, y recordaba cómo en aquel momento la multitud entera comenzó a llorar con el Rebe. El sonido del Shofar fue retrasado por un largo tiempo. “No podían recuperar la compostura…largos gemidos eran escuchados por todas partes de la sinagoga…”

ROSH HASHANÁ

Rosh Hashaná, el Año Nuevo Judío, es una festividad que dura dos días. Las dos mañanas las pasamos rezando en la sinagoga pidiéndole a D-os que nos confiera un año dulce y próspero y escuchando el shofar (cuerno de carnero).

A continuación, otras tantas costumbres para vivir a pleno la experiencia de Rosh Hashaná.

Observancias Festivas

Las dos noches se encienden las velas, y las dos noches y los dos días de Rosh Hashaná se disfruta del kidush y de suntuosas comidas festivas. No se trabaja, no se conduce, no se escribe ni se encienden ni apagan artefactos eléctricos. Sí, está permitido cocinar y transportar objetos afuera (excepto en Shabat).

Muchas de las costumbres de Rosh Hashaná son un símbolo de la clase de año que esperamos tener. La primera noche de Rosh Hashaná se come una rodaja de manzana untada con miel. Probamos un poquito de la cabeza del pescado, pidiéndo que este año estemos “a la cabeza”. Comemos granadas, diciendo una plegaria para que este año esté lleno de mitzvot igual que la granada está llena de semillas. Y de yapa, en todas las comidas de Rosh Hashaná, se unta la jalá (el pan especial) en miel. Y como si no bastara con el simbolismo, verbalizamos nuestros deseos deseándoles a nuestros familiares y amigos un shaná tová, un año dulce y maravilloso.

Limpieza a Fondo

El primer día de Rosh Hashaná, existe la antigua tradición de ir a un recipiente de agua que contenga peces vivos y allí llevar a cabo la ceremonia de Tashlij. La palabra tashlij significa “arrojar”. Decimos una breve plegaria y nos sacudimos las esquinas de la ropa mientras le pedimos a D-os que arroje nuestros pecados. El agua es una metáfora de la benevolencia, y los ojos sin párpados de los peces simbolizan nuestra esperanza de que el ojo vigilante de D-os siempre nos custodie. Si el primer día de Rosh Hashaná cae en Shabat, Tashlij se realiza el segundo día. ¿Te olvidaste de hacer Tashlij en Rosh Hashaná? Tienes aún tiempo hasta el último día de Sucot.

 

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