El 12 de marzo Uruguay,y muy especialmente Montevideo, quedó absolutamente conmocionado al confirmarse que el Alcalde del Municipio CH Andrés Abt, había fallecido por Covid-19. Sufrió un rápido deterioro tras su internación y nos dejó físicamente, en medio de la consternación de tanta gente que lo quería y admiraba su forma de ser, su entrega a su trabajo y aquella enorme y sincera sonrisa que lo caracterizaba.
Pero casi de más está decir, que el máximo dolor fue el de su familia, su esposa Analía Raurich, su hijo Felipe, sus padres y el resto del entorno familiar más cercano.
Solicitamos esta entrevista a Analía,poco después del tan prematuro fallecimiento de Andrés, de bendita memoria, aunque estimando que probablemente no le sería fácil sentarse a escribir. Hoy publicamos finalmente esta conversación con Analía, recordando que el 12 de mayo se cumplieron 2 meses desde que Andrés se fue, aunque siempre seguirá estando en la memoria de tanta gente que lo quiso bien.
Analía Raurich (41) es Escribana, funcionaria pública y emprendedora. Conoció a Andrés en la militancia política, siendo él ya un dirigente de la Lista 71, del Partido Nacional, y ella una militante como los demás. Se enamoraron, se casaron y formaron su familia, una familia muy unida que se sentía siempre como los definía el hijo de la pareja: un equipo.

P: Analía, pasaron ya unos meses desde el fallecimiento de Andrés, y aún es difícil captarlo. Vos ante todo, con Felipe, y vuestra familia en general, son indudablemente los primeros en vivir el duelo. Al mismo tiempo, creo que no exagero si digo que el dolor y el cariño de la gente expresó un duelo que iba más allá de lo personal. ¿Eso ayuda a lidiar con el dolor?
R: Quisiera decirte ante todo que lo que pasó es injusto, muy triste, muy difícil y muy duro de creer. Nos demostró lo que ya sabíamos pero que a todos nos cuesta aceptar, que es que el virus mata, y que le puede pasar a cualquier persona.
Todos los días desde el 12 de marzo, me levanto, busco explicaciones y no las encuentro. Andrés era joven, sano, deportista desde niño, sin ninguna patología previa y lleno de vida por delante. Pero miro a Felipe y me cargo de fuerza a pesar del dolor tan grande que sentimos, para acompañarlo, y consolarlo. Porque creo que con optimismo y esperanza juntos con la compañía de Andrés que sabemos está con nosotros y de tanta gente que también está, vamos a salir adelante.
P: Es una gran cosa que tengas ese espíritu, convencida de que hay que seguir empujando.
R: Pienso todos los días en Andrés, en la vida que vivimos los 3 juntos, en los momentos que compartimos y transitamos por el ámbito político, el social, el laboral, en los muchísimos sueños, y proyectos que teníamos a futuro.
Y te diré que también pienso en las numerosas familias y personas que están sufriendo el mismo dolor que nosotros, y muchos otros que también sufrieron por tener el virus, que no son víctimas fatales pero que han quedado con secuelas ellos y sin sus familiares.
Y sobre lo que me preguntás concretamente, te diré que desde que Andrés ingresó al sanatorio el 2 de marzo hasta ahora, generó un MAR DE AMOR y tengo que agradecerle por eso a muchísima gente, el habernos acompañado desde ese momento hasta ahora, a Felipe y a mí. Enviándonos mensajes, oraciones, luz, energía, y agradecer a mi hermana que estando Felipe y yo solos en casa siendo Covid positivos, sin poder tener contacto con nadie, en un gesto de amor asumió el riesgo de contagiarse y con el apoyo de su marido y sus dos hijitos, decidió entrar a casa y quedarse 14 días con todas las protecciones necesarias para acompañarnos y cuidarnos.
P: Muy fuerte la actitud de tu hermana. Eso es amor.
R: Así es. Agradezco a todos los amigos que estuvieron y están siempre con firmeza cerca nuestro y a toda la gente que nos hace llegar su cariño, que sí ayuda y mucho a lidiar como tu decís Ana con el dolor.
P: Y ese acompañamiento es sin duda por amor a ustedes y al propio Andrés.
R: Sin duda. Andrés dejó huellas y marcas, con su don de gente, honesto, siempre optimista, disponible y constructivo, con su modo político innovador, que la gente percibió y reconoció en vida, y se lo hacían saber, con gestos que él recibía a diario, y ese reconocimiento también se hizo evidente en la forma en que todos, de distintos lados y banderas, lo despidieron. Todos querían estar de alguna manera presentes en su despedida, con flores en el cartel de Montevideo, saludando al cortejo, con mensajes, con llamadas, con publicaciones y posteos en las redes sociales.
Lo despidieron como a un ser querido, a un compañero, a un colaborador, a un vecino de confianza, a un líder que se va a extrañar.
Nosotros perdimos a una gran persona, una persona única, un gran esposo, amoroso, compañero incondicional, un gran padre, el súper héroe favorito de Felipe, un gran eslabón en la cadena de la familia.
P: Quisiera compartir contigo un pensamiento que tuve cuando vi el coche fúnebre con el ataúd cubierto con la bandera del Partido Nacional, y las enormes banderas negras colgando de la sede del partido frente a la Plaza Matriz. Y los aplausos sentidos de tanta gente al paso del cortejo fúnebre.
Lo despidieron así por lo que él era y lo que había hecho, pero yo no podía dejar de pensar también en otra dimensión: estaban despidiendo con grandes honores a un uruguayo judío, nieto de sobrevivientes del Holocausto. Eso dice mucho sobre Uruguay. Y por supuesto, sobre lo que era Andrés. Sé que este aspecto era muy importante para Andrés y que precisamente por eso le había resultado impactante su participación en la Marcha por la Vida en los campos de concentración en Polonia. ¿Estoy en lo cierto? ¿Y entendés a qué me refiero con ese pensamiento que se me pasó por la mente?
R: Andrés, tuvo una larga trayectoria dentro del Partido Nacional de 28 años de militancia, ocupando varios roles y cargos electos. Y como tú decís fue emocionante ver el homenaje que el Partido Nacional entero con la presencia del Presidente, y de la Vicepresidenta de la República le rindieron.
Para Andrés siempre fue un orgullo ser judío. Me acuerdo que fue una de las primeras cosas que me dijo cuando empezamos a salir juntos para ennoviarnos. Eso para nosotros nunca fue un problema, yo soy atea y siempre respetamos en casa la tradición judía y el judaísmo, compartíamos en familia cada celebración. Y con Harry su papá, en muchas ocasiones en la Sinagoga de la NCI. Felipe es parte de la colectividad. Nosotros le hicimos el Brit Mila, porque Andrés decía que él era el último Abt en Uruguay y que quería que Felipe continuara la generación de la colectividad.
P: Me acuerdo bien lo que hablé con él al respecto en una de las entrevistas, justamente sobre eso de la continuidad.
R : Así es. Andrés tenía a sus abuelos paternos muy presentes, a su historia de vida y la contaba a menudo, como también su presencia en lo que fue la Marcha por la Vida, como tu decís, fue una vivencia que lo marcó mucho. Vio la experiencia de la gente que estuvo en el Holocausto y conoció a varios sobrevivientes que le contaron lo que vivieron en carne propia, y él a ellos los consideraba sus superhéroes. Incluso nosotros viajamos juntos a Alemania en el año 2018 y él me contó esa historia de cerca.

Andrés quería siempre mostrar y poner en práctica los valores de la tradición judía, en lo que tiene que ver con la creación de la comunidad, en la integración, en lo que vivió y aprendió en los movimientos juveniles.
Andrés mantiene un grupo de amigos excepcional, muchos de ellos judíos que formaron parte de su vida desde la juventud hasta la actualidad, que sin ser específicamente militantes fueron parte de la construcción del modo político de Andrés aportando, pensando juntos en la mejora de la calidad de vida de la sociedad. Hoy ellos forman parte de mi familia también.
Un gran servidor público
P: Mucho se destaca estos días la abnegación de Andrés a su trabajo, su dedicación, el hecho que como escribió Marcelo Singer en su hermoso hilo en Twitter, no le tenía asco a nada . Ayudaba a juntar basura si era necesario. ¿Cómo vivías vos en casa esa faceta suya?
R: Andrés, fue un gran compañero, con el que podía contar para hacer todas las tareas de la casa, nos organizábamos los dos para hacerlo desde hacer el desayuno, llevar a Felipe al peluquero o tender la ropa, etc.

Y desde su trabajo era un gran servidor público y contagiaba el sentimiento de privilegio de servir a la función pública. Valoraba el trabajo de cada uno y le daba importancia. Quería a sus funcionarios y se sentía parte de ellos. Los consideraba un equipo. Andrés cuidaba las relaciones humanas dentro y fuera del equipo porque estaba convencido que la base real de cualquier transformación sostenible era un cambio en la cultura y experiencia de las relaciones interpersonales. No se podía cambiar un barrio sin construir una gestualidad vecinal constructiva y fue con su gente con los primeros que los puso en práctica logrando resultados increíbles.
Para él todos eran iguales, nadie era más que el otro.
P: Hermosísima tu descripción.
R: Una amiga del alma escribió que Andrés no se creía el Rey del Hormiguero (lo dijo porque su apodo era “El Hormiga”), y era tal cual. El siempre estaba dispuesto a trabajar haciendo lo que fuera necesario por el bien común de la comunidad, y como bien dijo Marcelo “no tenía asco a nada”, ni en casa ni en su trabajo . De hecho al comienzo de su primera gestión en el Municipio en el año 2015 cuando él salía al igual que sus compañeros municipales en las jornadas que hizo de recolección de basura, muchos funcionarios de la Intendencia de Adeom llamaban a cotejar si era verdad lo que estaba haciendo. La gente vio y se acuerda de la recolección de basura, pero también salía a colaborar cuando pasaba un temporal y quedaban árboles o ramas tirados, o cuando habían invasiones de mosquitos a fumigar, o en tantos otros casos .
A mi me encantaba su forma de ser, porque compartíamos esa pasión de servir, de ser solidarios y ser comprometidos con el trabajo. Y el trabajo si uno lo hace bien y con ganas, no te avergüenza.
Había gente que le decía, “vos sos el Alcalde, no salgas, no es necesario que lo hagas”. Pero a él lo hacía feliz, se sentía contento de cumplir con los vecinos y vecinas que lo pusieron en ese lugar.
Todos sabemos lo que significaba para él el Municipio y Montevideo en general. Andrés se definía Montevideano, enamorado del Municipio, de la ciudad y el País y daba todo de sí por conseguir el bien común.
Esa forma de ser que contagiaba con su accionar y su sonrisa era la motivación de una gran cantidad de militantes que lo acompañaban buscando el mismo fin.
Felipe, lo máximo para Andrés

P: Recuerdo que cuando entrevisté a Andrés por primera vez, cuando era flamante Alcalde me contó muy emocionado sobre Felipe que tenía cuatro meses y me dijo algo así como “empecé de grande”. Empezar poco antes de los 40 a ser papá no habrá sido fácil. Y más ya metido en política, ¿no?
R: Te diré que nosotros disfrutamos mucho la vida de solteros, viajamos mucho, nos acompañábamos y nos apoyábamos muchísimo el uno al otro. Siempre hablábamos que en la vida hay que ir cerrando círculos, entonces se fue dando todo de esa manera. Estando de novios, recuerdo que en uno de los días que eran de los más importantes para nosotros, que es el de nuestro cumpleaños porque yo cumplo el día antes que él, me dio un anillo hermoso y me pidió casamiento, ahí cerramos un círculo de novios. Y nos casamos, abrimos uno nuevo, formamos nuestra familia.
Para Andrés, Felipe era lo máximo, era lo mejor que la vida y nuestro amor nos dio. Lo amaba con todo su corazón, y le encantaba demostrarlo. Tenían una relación de padre e hijo muy hermosa. Hoy si pudiera volver el tiempo atrás sin dudas lo hubiéramos tenido antes. Pero lamentablemente no podemos, y lo extrañamos mucho.
Un mensaje de alcance nacional: Cuídense
P: La pandemia avanzó más aún desde que Andrés falleció, pero creo que es oportuno volver a recalcar el mensaje que transmitiste también aquel día del homenaje a Andrés junto a las letras Montevideo, frente a las cámaras, llamando a redoblar los cuidados y no subestimar al virus ¿verdad?
R: Así es. Es el mensaje que puedo dar en este momento que sigue siendo desde el dolor para mí, pero lo doy desde el amor como lo he hecho en otras oportunidades para honrar a Andrés, para seguir con su proyecto y su convicción de que se debe buscar y se puede conseguir el bien común para todos. Estoy convencida de que él lo haría si pudiera estar acá contando su historia para colaborar en detener el Covid en Uruguay.
Es que tenemos que apelar a revisar la conducta de cada uno de nosotros desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y cuidarnos lo máximo posible.
Tenemos la suerte de ser un País que cuenta con vacunas para inmunizar a la población, y se han tomado medidas en las que se han tenido en cuenta infinitas variables para que podamos vivir de la mejor manera posible dentro de esta situación que ha generado esta pandemia mundial.
Yo tengo la confianza y la esperanza puesta en todos los uruguayos, en que cada uno de nosotros SE CUIDE para así CUIDAR AL OTRO, y que SE VACUNE, y haga lo indispensable, tratando de estar con la menor cantidad de gente posible para parar esta pandemia cuanto antes. Y QUE LOS VACUNADOS SIGAN CUIDÁNDOSE, QUE NO BAJEN LOS BRAZOS.
Yo sé que cuesta no ver a la familia, a los amigos no tener diversión y vida social, pero créanme : CUESTA MUCHÍSIMO MÁS PERDER A UN SER QUERIDO PARA SIEMPRE.
Y no cuesta tanto suspender los encuentros por un tiempo, más ahora que tenemos la vacuna entre nosotros, y se está llevando adelante un plan de vacunación a nivel nacional. y tenemos la suerte de contar con el aporte de científicos tanto nacionales como extranjeros que están cooperando con nuestro País, como la delegación de Israel que vino días pasados.
Entonces, yo les pido que lo INTENTEMOS. QUE NOS CUIDEMOS TODOS.
Porque de todo esto, una de las cosas que aprendí es que NO HAY MAÑANA, SIN HOY .
Covid, una pesadilla familiar
P: Me imagino que por mayor conciencia que uno tenga sobre la situación que vive el país y el mundo, cuando uno es joven no piensa realmente que le puede tocar. Vos y Felipe entiendo que también se contagiaron. ¿Cómo vivieron los primeros momentos cuando los tres confirmaron positivo?
R: El 20/2 a las 7:48 am, empezó para nosotros “una pesadilla”. Recibí un mensaje de una persona con la que yo había estado en contacto 7 días atrás, que nos avisaba que era Covid positivo.
Cuando le conté a Andrés él me dijo que también había estado reunido con esa persona en el Municipio unos días después que yo.
Entonces nos contactamos con nuestros prestadores de salud e iniciamos la cuarentena a la espera de los hisopados.
El mío, fue el mismo 20/2 y dio negativo, a Andrés se lo hicieron el 24/2 y el 25/2 dio positivo.
En ese momento los dos tuvimos mucho miedo, por lo que nos podía llegar a pasar pero teníamos la esperanza de salir adelante sin problemas.
Unos días más tarde me hisoparon de nuevo a mi y Felipe, y los dos estábamos positivos. Andrés empezó a hacer fiebre, tuvo por 4 días, los médicos nos decían que era normal propio del virus, hasta que no cesaba, medimos el oxígeno y no saturaba bien. Llamé al médico para que vinieran a verlo y al revisarlo nosdijo que se tenía que internar porque le escuchaban un foquito de congestión.Los dos con mucha tristeza, nos convencimos que era lo mejor, que ahí iban a poder hacerle todo lo que él necesitara. Entonces juntos preparamos la mochila.
P: Lo imagino mirando hacia atrás y no tengo palabras..
R: Te cuento que Felipe estaba en su cuarto jugando, y Andrés se fue a despedir de él, le dijo que por unos días no iba a estar, que se iba al médico, se dieron un beso, abrazo, Felipe le dijo “si es por tu bien papá, esta bien”.
Nosotros nos despedimos con lágrimas en los ojos, y Andrés antes de cerrar la puerta de casa me dijo “voy a volver”. Y estábamos convencidos que así iba a ser. Andrés era joven, deportista, sano, sin ninguna patología previa.
Bajó caminando con su mochila puesta, como si no tuviera nada y subió a la ambulancia. Llegó al sanatorio, estuvo 2 días en sala y paso al CTI donde estuvo 9 días más.Esos 11 días fueron para nosotros, por decirlo de alguna manera, una película de terror en la que nosotros éramos los protagonistas.
P: Escribiste en twitter en determinado momento un agradecimiento a los médicos que te permitieron visitar a Andrés cuando ya estaba hospitalizado. ¿Sentiste que te permitían porque podía ser la despedida?
R: Yo recibía los informes médicos y hablaba con ellos todos los días, no solo con los médicos tratantes del Casmu, sino con varios más, entre ellos un amigo nuestro, y otros con los que me comuniqué que aportaban sus conocimientos y me ayudaban a entender lo que pasaba.
Yo siempre estuve convencida que él iba a estar bien e iba a volver. Tanto es así que ni bien tuve el alta de mi cuarentena los médicos me dijeron que fuera al CTI y entrara a verlo. Pero nunca sentí que podía ser una despedida, al contrario estaba segura que haciéndole llegar la voz y el cariño de Felipe, de la familia, de los amigos, de la gente, contándole todo lo que había generado, en el País entero que estaba a su lado, en oraciones, enviando energía, mensajes de aliento, se iba a recuperar.
P: Qué enorme tristeza…
R: Ana, yo quisiera decir que a los médicos y al personal de salud les agradezco con el alma, el apoyo y la oportunidad que me dieron.
Siempre confié y me aferré a la idea de que todos juntos lo íbamos a sacar de ahí, aunque cada vez que recibía un informe los médicos me decían una frase que me quedó grabada: “esta enferfermedad genera una tormenta y hay que ver qué deja en cada persona”, día a día. Y el 12 de marzo ya no pasamos el día.
La vacuna: opción personal, responsabilidad social
P: Me contabas hace un tiempo que llevaste a tu mamá a vacunarse. ¿Qué quisieras decir a todos aquellos que llaman a no vacunarse? No a quienes temen y no saben lo suficiente sino a quienes parecen librar una batalla para que la gente no se vacune. Vos tenés bien claro cuán importante es.
R: Cada uno es libre de hacer con su vida lo que quiera, siempre que su accionar no ponga en riesgo la vida del otro. Y en esta situación de pandemia mundial por la que estamos pasando, sabiendo que no vacunarse puede ocasionarle dificultades a otras personas, es difícil entender a esa gente que no quiere cuidarse y vacunarse. El que piensa en si mismo y no piensa en los demás por momentos pienso que no sabe vivir en sociedad.
Por las noticias que leo, no solo de Uruguay sino del exterior hoy este virus se controla por decirlo de alguna manera, en la medida que cada uno de los seres humanos seamos solidarios, nos cuidemos y pensemos en el otro.
Desde mi punto de vista, todos los ciudadanos deberían vacunarse, porque así lo recomienda la mayoría de la ciencia. Cuesta creer cómo hay gente que no logra entenderlo.
Y para terminar…
P: Tan poco después de Andrés, falleció el famoso periodista depotivo Alberto Sonsol. También su muerte desató un duelo que fue y va mucho más allá de su propia familia. ¿Cómo lo percibiste, habiendo pasado tú lo mismo tan poco antes?
R: Lamenté su muerte cuando me enteré, así como lamento cada una de las muertes de cada persona que fallece. Cada fallecimiento me afecta, me duele, me pongo en el lugar de cada familia y sé por lo que están pasando. Espero que todos los que quedamos en este mundo podamos salir adelante, estoy convencida que juntos, con esperanza, confianza, cuidándonos con responsabilidad, vamos a poder estar mejor en poco tiempo.
P: ¿Hay algo más que quieras agregar? Lo que consideres.
R: Mi agradecimiento eterno a todos los que nos acompañan y nos han acompañado.
P: Muchas gracias por tu tiempo Analía, por esta entrevista dolida y fuerte al mismo tiempo. Les deseo lo mejor a ti y a Felipe, que salgan adelante aún a partir del dolor por el tan lamentable fallecimiento de Andrés, tan pero tan querido.
R: Muchas gracias Ana.
