No es la primera vez que ocurre, pero cada vez nos vuelve a sublevar. Enemigos de Israel que se presentan como defensores de Derechos Humanos de los palestinos, sostienen que Israel es un Estado apartheid, con lo cual lo que quieren es de hecho pintarlo como un país ilegítimo que no tiene derecho a existir. Es que…¿Acaso es legítimo un Estado que discrimina en forma tan flagrante como lo hacía el régimen apartheid de Sudáfrica?
Esto es lo que vuelve a hacer la ONG Human Rights Watch en un flamante informe en el que acusa a Israel de “perseguir y discriminar” a los palestinos con políticas de “apartheid”. El término aparece 200 veces en el informe, distorsionando no sólo la realidad sino también presentando en forma tendenciosa el propio Derecho internacional.
El problema aquí no es que uno alegue que no se puede discutir con Israel tal o cual política, tanto en el tema palestino como en cualquier otro. Pero cuando Israel- el país en cuyos hospitales atienden a palestinos de los territorios en disputa gobernados por la Autoridad Palestina e inclusive los gobernados por los terroristas de Hamas – es tildado de Estado apartheid mientras nada se dice contra los regímenes más oscuros del mundo, difícilmente pueda uno ver buenas intenciones. Cuando Israel, ante cuya Suprema Corte de Justicia pueden apelar también los palestinos de las zonas en disputa, es acusado de ser un Estado apartheid, y no vemos ningún informe sobre regímenes opresores que imponen un infierno a sus ciudadanos, algo está mal.
La verdad sobre el objetivo tanto de HRW como de tantos otros que siguen esta línea, fue puesta en evidencia ya en el 2001 cuando al finalizar la conferencia de las Naciones Unidas en Durban, Sudáfrica,la declaración final de ese evento de odio antisemita exhortaba al “aislamiento internacional completo de Israel, como Estado apartheid”.
Eso es lo que quieren, convertirlo en un estado paria en la comunidad internacional
Un testimonio directo, viendo la verdad
Esta es una oportunidad apropiada para recordar una entrevista que hicimos en Jerusalem poco antes de la pandemia, al Reverendo Kenneth Meshoe, fundador y líder del African Christian Democratic Party, que había llegado a Israel a un congreso de parlamentarios.
El Reverendo Meshoe, nos dijo ante todo que “yo amo a Israel con todo mi corazón y haré todo lo que esté a mi alcance para apoyarlo y defenderlo de quienes lo odian, porque sé cuál es su realidad”.
Preocupado por el hecho que hay precisamente quienes odian a Israel, comentó que “siempre desafío a quienes temen decir abiertamente lo que yo no tengo reparos en decir, que estoy con Israel”. “Nadie tiene derecho de negar a ninguna nación el derecho a existir y de vivir en fronteras seguras y reconocidas”, recalca, y llega al punto central: “Quienes dicen que Israel es un Estado apartheid, está mintiendo. Yo sé muy bien qué es apartheid. Crecí en ese régimen. Y veo claramente aquí que todo lo que nosotros no podíamos hacer en Sudáfrica bajo apartheid, árabes y judíos sí pueden hacer en Israel”.
Él no tiene duda: “Cuando hablan de apartheid, simplemente quieren provocar e incitar las emociones de la gente. Pero quienes lo dicen, faltan a la verdad porque en Israel no hay apartheid. Si lo hubiera, yo no vendría todos los años. No lo haría porque apartheid es algo terrible, muy doloroso.Y yo no podría defender ningún mal”.
Y agrega: “Amo a Israel porque su pueblo es maravilloso y ama a otros.Yo veo lo que hacen aquí los servicios de salud pública, el servicio de urgencia Magen David Adom, propio de un Estado democrático, el único de Oriente Medio. Lo que hay desde afuera no es conocimiento de la realidad, sino propaganda anti israelí”.
Y da algunos ejemplos por qué es imposible comparar entre Israel y el régimen de apartheid en el que él vivió.
“No podíamos comer con un blanco, no podías ir a la playa en la que había blancos, no podías ir en el mismo autobús con blancos.Y aquí en Israel siempre veo a judíos y árabes en los buses y en el tren. En las escuelas también puede haber docentes árabes que enseñan a alumnos judíos y viceversa. Eso jamás se habría visto en la Sudáfrica del apartheid. Habría sido un crimen. Y claro que en los hospitales todo eran tan distinto de Israel. Había hospitales para negros y hospitales para blancos.Y si uno quería ir a un médico particular, tenía un problema, ya que no muchos estaban dispuestos a atender negros.Y si ibas a una clínica, debías pasar por una puerta trasera, para que los pacientes blancos no te vean ya que de lo contrario abandonarían a ese médico.Terrible. Y absolutamente distinto de Israel”.
Le preguntamos de dónde viene su amor a Israel.
“Soy cristiano y sé de dónde llegó la fe cristiana. Pero además, creo en la Justicia. Y si alguien quiere matar a esta nación, yo la defenderé. También si quisieran hacerlo con otra nación. Y tengo bien claro que Israel está amenazado. Los iraníes dicen todo el tiempo que quieren borrar a Israel de la faz de la Tierra. Por eso creo que es mi responsabilidad apoyar a Israel”.
Y agrega: “Esto yo lo creía ya en Sudáfrica, antes de venir a Israel. Y cuando vine, vi la realidad, tal cual la imaginaba. La primera visita fue hace 10 años y desde entonces vine 21 veces. La primera vez fui a escuelas, a hospitales, a la playa, subí a los autobuses, todo para cerciorarme de que veo lo que realmente ocurre en la vida diaria.Quería estar seguro de que aquí no había apartheid”.
Y la realidad le alegró. “Me subí a los autobuses y vi judíos y árabes viajando juntos. Vi judíos y árabes en las playas. En Sudáfrica teníamos prohibido ver a una mujer blanca en bikini. Vi blancos y negros juntos aquí, y judíos y árabes, y me dije:´nos están mintiendo, en Israel no hay apartheid´”.