(Este es un artículo de opinión)
Comencemos por las buenas noticias sobre los ecos que ha tenido el anuncio acerca de la inminente firma de la paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos.
El Presidente de Egipto Abdel-Fatta a-Sissi felicitó y lo mismo hicieron Omán y Bahrein. Jordania no se opuso pero publicó un comunicado con una terminología muy reservada, probablemente por saber de la oposición palestina.
El Primer Ministro Netanyahu agradeció a quienes manifestaron su apoyo al “histórico tratado de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, que expanden el círculo de paz y será bueno para la región toda”.
El problema es que eso de “la región toda” tiene sus limitaciones. Claro que son limitaciones fácilmente solubles y salvables. Dependen únicamente del buen criterio de quienes se opusieron, algo que evidentemente les falta.
En Ramallah, como suele suceder, los palestinos pusieron el grito en el cielo. Sinceramente, difícil de comprender : está claro que queda congelado el plan de declarar soberanía israelí en parte de los territorios en disputa, iniciativa a la cual los palestinos se oponían terminantemente, pero igual se oponen al acuerdo. Parece lamentablemente un reflejo constante , un resorte automático, que dice “no”.
La Autoridad Palestina exhortó a los Emiratos a “retractarse inmediatamente” de su acuerdo, en cuyo marco normalizarán relaciones con Israel. Lo llamaron de “decisión despreciable”. Y el portavoz de la AP Nabil Abu Rudeina dijo en la televisión oficial palestina que se trata de “una traición al pueblo palestino , a Jerusalem y Al-Aqsa”.
Aseguran que los Emiratos “normalizan la relación con Israel disfrazándolo de apoyo a la causa palestina”.
Es lógico que la AP quiera que se los apoye. Pero el problema es que no da nada de sí para avanzar. Durante años rehusó sentarse a negociar, mientras continuaba-continúa-pagando a familias de terroristas y a terroristas presos, y si otros se sientan a negociar y a tratar de vivir en paz, saltan furiosos.
A decir verdad, lo que más preocupa es pensar en todo el tiempo perdido por esta reacción resorte de siempre rechazar y decir que no. Evidentemente, aunque públicamente sigan hablando de defender “la causa palestina”, también el mundo árabe se ha cansado y entiende que no puede esperar sentados a los palestinos.
Especialmente lamentable fue la declaración de Abu Rudeina señalando que la Autoridad Palestina exige un encuentro de emergencia de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica para denunciar el acuerdo. Y la devolución del Embajador palestino ante los Emiratos, en protesta por el acuerdo emiratí con Israel.
¿Por qué decimos “especialmente lamentable”? Porque nos recuerda la reacción del mundo árabe en noviembre de 1977 cuando el entonces Presidente de Egipto Anwar el-Sadat viajó a Jerusalem. Fue boicoteado por todo el mundo árabe, que retiró las oficinas de la Liga Árabe de El Cairo y rompió relaciones con Egipto.
Y al firmarse la paz, se creó el así llamado “Frente del Rechazo”. Se trataba del rechazo de la paz entre Israel y Egipto, pero es y sigue siendo un concepto mucho más amplio, aunque sus matices han ido variando. Es el rechazo de la opción de diálogo y entendimiento, el todo o nada que a nada conduce.
Al frente de aquel Frente de rechazo estaba Irán, la República islámica nacida en febrero de 1979 con la asunción de Khomeiny. Un mes después se firmaba la paz entre Israel y Egipto y estaba clarísimo dónde se hallaba la luz y dónde la oscuridad.
Lamentablemente, el Presidente palestino continúa ubicándose del lado que no aporta a su pueblo. No es que tenga que decir amén al acuerdo de paz , tiene derecho a discrepar, a tener sus críticas. Pero ese “no” rotundo como traición, lo coloca junto a los peores elementos de la región.
Uno de ellos, Hamas, con cuyo jefe Abbas conversó por teléfono el jueves sobre el acuerdo.¿Para qué? ¿Qué le puede aportar al pueblo palestino la visión del jefe de una organización terrorista?
Evidentemente, del mismo lado está Irán. El asesor del Presidente del parlamento iraní para asuntos internacionales, ex vice Canciller de su país, fue el primero en comentar el acuerdo .”El nuevo encare de los Emiratos de normalizar vínculos con el Israel criminal y falso, no mantiene la paz y la seguridad sino que sirve a los continuos crímenes sionistas”, escribió Hossein Amir—Abdollahian. “El comportamiento de Abu Dhabi no tiene justificación, dando la espalda a la causa palestina. Con ese error estratégico, los Emiratos quedarán envueltos en fuego sionista”, agregó.
Irán sabe que el acuerdo fortalece a los países del Golfo frente a los designios expansionistas de Teherán, por los cuales los países árabes de la zona se sienten tan amenazados como Israel.
La pieza que faltaba , no falló: el Presidente de Turquía Erdogan calificó la decisión de los Emiratos de “traición” y advirtió que Ankara podría suspender sus relaciones con los Emiratos.
Es interesante que casi al mismo tiempo, Turquía decidió otorgar ciudadanía a varios terroristas de Hamas que operan desde Estambul . El diablo los cría y ellos se juntan.
Para terminar, una aclaración ineludible.
También en Israel ha habido oposición al anuncio sobre el acuerdo de paz a firmarse, con la derecha airada y preparándose al parecer para buscar una alternativa a Netanyahu, en quien ya-así dicen-no confían.
Pero sin entrar en ese tema, que amerita un análisis aparte, la oposición de la derecha israelí no es a la paz con los Emiratos, sino al hecho que a cambio de ese acuerdo, el Primer Ministro evidentemente se comprometió a dejar de lado el plan de soberanía israelí en Judea y Samaria. Sea por un tiempo como alegó el jueves o definitivamente, como dijo Abu Dhabi, claro está que eso no estará sobre la mesa por un período bastante considerable. Es a eso que se opone la derecha israelí, no a la paz.