La historia pasó de una forma, no de otra
Aunque no hay todavía una decisión formal del gobierno israelí de anexar parte de Judea y Samaria (o sea Cisjordania, o la Margen Occidental del río Jordán), claro está que si ello se concreta, no será en la luna o en otro planeta, sino en territorio que los palestinos exigen sea parte de su Estado independiente. Pero esto no significa que la forma en que presentan sus argumentos en contra, sea la que corresponde con la verdad histórica. Más allá de las opiniones políticas y los análisis de seguridad de cada uno acerca de si la anexión (o declaración de soberanía israelí en los territorios en cuestión) es conveniente, sabia u oportuna, hasta llegar a los hechos actuales, las cosas ocurrieron de una forma y no de otra. Por más que se mienta y deforme, no se puede cambiar lo que ocurrió en la realidad.
Y esto vuelve a surgir al retornar a las redes y algunos medios de prensa, la conocida secuencia de mapas que los palestinos presentan como prueba del “expansionismo israelí”. A ellos agregan los mapas del “Plan del siglo” presentado en enero por el Presidente Donald Trump.
Debo reconocer que la secuencia está presentada en forma inteligente, que impacta. Y quien no conoce la historia, y cree de buena fe lo que irradia el mapa, no tiene por qué no convencerse del mensaje que los palestinos quieren transmitir. El tema es que la lectura de los mapas debe ser otra totalmente distinta.
Sin olvidar nuestro apoyo a la fórmula de dos Estados que convivan en paz, lo cual significa la creación de un Estado palestino independiente en parte de los territorios hoy bajo control israelí, esos mapas deforman la historia.
Mapa 1: Lo que quedó de Palestina bajo el Mandato Británico, luego de la entrega de la mayor parte del territorio a manos árabes, a Transjordania.
Mapa 2: Plan de partición de 1947 entre Estado judío (en blanco) y Estado árabe (en verde).
Mapa 3: Israel (en blanco) entre su fundación en 1948 y la Guerra de los Seis Días en 1967
Mapa 4: En verde, los territorios bajo control palestino actualmente.
El primer mapa, a la izquierda, dicen, es Palestina. Sí, es cierto. En realidad, parte de la Palestina histórica. Pero no se trata de un Estado palestino independiente-que jamás existió- sino la parte de la Palestina histórica en la que funcionó el Mandato Británico.
La totalidad del territorio de la Palestina histórica era de 120.000 kms. De ellos, el 76.5% del territorio fue entregado al Reino de Transjordania, árabe, lo que hoy se conoce como el Reino Hachemita de Jordania, de población mayormente palestina.
La semántica confunde y cuando se habla de Palestina, es casi natural que uno crea que se refiere a un Estado palestino de la antigüedad, antecesor de los palestinos de hoy. Pero el término Palestina no es por los palestinos que viven en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Se trata del nombre que el imperio de Roma , concretamente el Emperador Adriano, dio al territorio, cambiando el nombre original de Judea-que significa “tierra de los judíos”-para vengarse por el levantamiento judío en su contra. El nuevo término, Palestina, se inspiró en el nombre del antiguo pueblo de los filisteos, aunque su relación histórica con la tierra en cuestión no lo justifica. Sea como sea, cuando Roma cambió el nombre “Judea” por “Palestina”, no había ni un árabe en la tierra de la que estamos hablando. Los judíos era la mayoría clara de la población. Y los árabes comenzaron a llegar a esa tierra recién siglos más tarde, a raíz de la conquista árabe de Jerusalem en el año 636.
Es cierto pues que el primer mapa muestra a Palestina, pero contrariamente a lo que dan a entender a veces explícita y otras implícitamente los palestinos, eso no era ni un Estado árabe palestino independiente ni nada similar sino parte del Mandato británico, así como antes había sido parte del imperio Otomano, durante 400 años.
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En el segundo mapa aparece el plan de Partición del 29 de noviembre de 1947 aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la resolución 181, que recomendaba la creación en la Palestina del Mandato Británico de un Estado judío y otro árabe.
Lo que aparece en verde, es el territorio destinado al Estado árabe y en blanco, al Estado judío. De los 27.000 km2 que habían quedado de la Palestina del Mandato británico después de la entrega de la mayor parte del territorio a los árabes de Transjordania, se destinaba cerca de 15.000 al Estado judío y 12.000 al Estado árabe. O sea que los judíos recibían algo más del 10% de la Palestina histórica, equivalente al 55% de lo que había quedado. Los árabes, el 45%. Es cierto que la población árabe era mayor y recibía un territorio menor, pero también cabe señalar que el 75% de lo que iba a ser incluido en el Estado judío, era tierra desértica.
Con esto, en cálculo general casi el 90% de la Palestina histórica eran destinados a los árabes: primero al reino de Transjordania (que ya habían sido cortados y entregados) y luego, el resto, al Estado árabe cuya creación era recomendada por la ONU en el plan de partición.
El mapa presenta este plan como una primera etapa de de reducción de sus tierras a favor de los judíos, lo cual parece evidente al comparar los verdes entre el primer y segundo mapa.
Pero también aquí hay una deformación del relato histórico al mostrarse sólo parte de la verdad. Además de tergiversar los hechos al dar a entender que el primer mapa eran sus tierras, con el segundo omiten que ese plan de partición fue aceptado por los judíos y rechazado por los árabes, que para frustrar su implementación se lanzaron a la guerra.
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El tercer mapa muestra el territorio de Israel al terminar la guerra de 1948 (en blanco), evidentemente más grande que el que destinaba al Estado judío el plan de partición de 1947.
Lo que omiten es, nuevamente, que eso es resultado de la guerra lanzada por los árabes. Israel se defendió, logró repeler los ataques y avanzar, y al detenerse los combates en las líneas de armisticio, quedó en control de un territorio mayor que los 15.000 km2 que le había destinado la ONU. Había crecido a 21.000 km2. Si los árabes no hubiesen atacado, su territorio sería menor.
Cabe señalar que el territorio en verde que aparece en ese mapa, que se presenta como Palestina, o sea lo que quedó de la misma, tampoco era territorio gobernado por los árabes palestinos, sino el territorio ocupado por el Reino Hachemita de Jordania en la guerra de 1948 (Cisjordania) y por Egipto (la Franja de Gaza).
Este mapa se mantuvo hasta finalizar la guerra de los Seis Días en 1967, en la que Israel conquistó Cisjordania en el frente jordano, la Franja de Gaza y la península del Sinaí en el frente egipcio y los Altos del Golan en el frente sirio. O sea: las tierras en las que los palestinos exigen sea fundado un Estado palestino, no les fueron quitadas a ellos por Israel en el 67. Israel ocupó Cisjordania al repeler el ataque de Jordania, y la Franja de Gaza al repeler el ataque de Egipto.
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De allí se salta al cuarto mapa en el que aparece nuevamente en verde el territorio hoy bajo control palestino. En Cisjordania, de la Autoridad Palestina presidida por Mahmud Abbas (Abu Mazen) y en la Franja de Gaza, de Hamas. Pero esto dice sólo parte de la verdad.
Sin olvidar que los palestinos no tienen un Estado independiente, es relevante recordar que fue justamente bajo gobierno israelí que por primera vez en la historia recibieron la posibilidad de autogobernarse. Con limitaciones por cierto, dado que no tienen soberanía. No está de más recordar que no la tuvieron nunca, tampoco cuando los territorios en los que hoy exigen un Estado palestino, hoy controlados en gran parte por Israel, estaban en manos de regímenes musulmanes y de los propios árabes.
Somos de la opinión que hay que separarse, que los palestinos deben tener su propio Estado junto a Israel, viviendo ambos en paz. Pero esto no significa que esté justificado presentar la historia distinto de lo que realmente fue.
Claro está que para los palestinos, una eventual anexión israelí será un retroceso, mientras ellos no tengan su Estado. A nada de esto se habría llegado si se hubiera aceptado alguna de las propuestas que recibieron a lo largo de los años en el marco de negociaciones de paz.
De no ser por la actitud árabe desde siempre , que abrazó el “todo o nada”, de no ser por las guerras lanzadas contra el Estado judío, Israel no tendría hoy bajo control a ningún palestino. Y más que nada, cabe recordar que todas esas guerras tras las que Israel fue creciendo, fueron lanzadas por los árabes cuando los territorios contra cuya ocupación claman hoy, estaban en manos árabes, no de Israel. Entonces ¿por qué fue atacado?
Lamentablemente, es una pregunta retórica.
No fue atacado para liberar territorios en los que querían construir un Estado palestino, ya que no había territorios ocupados. Lo que los árabes consideraban “ocupado” es el pequeño territorio del Estado judío: 21.000 km2...una pequeña mancha en el vasto territorio del mundo árabe, que supera el 1.130.000 km2.
Los mapas pueden resultar interesantes y causar un gran efecto. Pero cuando se los presenta deformando la historia, son una burda mentira.