Leo. Leo. Leo. Compro libros en papel y en kindle. Leo y escucho cuentos por podcast, you tube y cuánta plataforma se me presente.
Los libros y mi querido kindle me han acompañado en estos tiempos de tapabocas y cuarentena. Recibo newsletters que me informan de temas que me interesan. Una vez por mes recibo el newsletter de mi querida Catalina Bertón, con quien me une mucho más que el twitter, los libros y la escritura. También el vino.
Un par de veces por semana llega a mi mail una newsletter del infobae cultural de Hinde Pomeraniec. Saboreo la idea de leerla. Es como un rico chocolate amargo con la salvedad que no engorda.
Un bocado de esta news maravillosa:
En sus memorias, Marilyn cuenta que a los nueve años el inquilino de la casa en la que vivía entonces abusó de ella y luego le tiró a sus pies una moneda de cinco centavos para que se comprara algo y dejara de llorar. "Hollywood es un lugar donde te pagan 1.000 dólares por un beso y 50 centavos por tu alma. Lo sé porque rechacé la primera oferta bastante a menudo y cobré siempre los 50 centavos”, dijo muchos años después.
Los domingos a la tardecita, me llega el mail de Cecilia Absatz, que lo disfruto más que la carrot cake y el café. Se llama “Viejo Smoking” y dice cosas como esta.
Odio todo
Ya hablamos de esto, más de una vez. Pero mucha gente no presta atención o no le importa. No le importa hablar bien, le da lo mismo. Escucho a políticos, economistas, altos funcionarios y cantidad de comunicadores, gente que habla frente a micrófonos, y siguen diciendo “la primer pregunta”, “hace un año atrás”, “cerca nuestro” y cosas así. Muchos médicos dicen “sindrome” porque tal vez creen que suena más científico que “síndrome”, la forma correcta. No son cambios generacionales. Es simple falta de amor al lenguaje. Y en cierto modo, también es falta de amor al prójimo.
El otro día escuché en el canal de you tube de la editorial Hum un cuento sobre gatos de Fernanda Trías
Se lo mandé a mi amiga Karina. Para escribir sobre gatos y su relación con los humanos, es necesario tener un vínculo muy cercano con estos animalitos independientes y casi místicos. Karina tiene una sabiduría ancestral sobre los gatos. Siempre me dio la sensación que los conoce de otras vidas.
¿Qué estoy leyendo ahora?
Me cuesta terminar libros, los empiezo y muchas veces paso a otros. No porque no me gusten, sino porque aparece otro que me resulta más interesante.
De esa manera tengo pendientes de finalizar libros excelentes como “Cuentos completos” de Amy Hempel, que me recuerda a Alice Munro. En estos tiempos, leo mucho mujeres y cuentos cortos. Tiene mucho de Carver y a de Lucia Berlín. Es descarnada y realista. Al leer cuentos cortos, pueda saltar de uno a otro y no me pierdo la trama.
“Pelea de gallos” de María Fernanda Ampuero. Este libro me voló la mente y lo terminé. Está escrito desde la perspectiva femenina, tiene tensión y violencia. Muestra todos los horrores y maravillas que se encierran entre las cuatro paredes de una casa: el espanto y la gloria de nuestras vidas cotidianas.
Pelea de Gallos, relato que da nombre al libro, es violento con imágenes que mezclan el asco con la sorpresa. Las palabras están muy bien elegidas y son precisas. “Cloro” y “Otra” son cuentos más cercanos a las miserias de nuestras vidas cotidianas, la violencia y las voces femeninas están presentes como víctimas y victimarias. Su escritura está desprovista de adjetivos, es clara y concisa.
"Cuentos reunidos" de Cynthia Ozick. Este es mi primer acercamiento a esta autora judía. Varios críticos y lectores se ponen de acuerdo en señalar a Cynthia Ozick como una de las más relevantes escritoras norteamericanas contemporáneas. Recomiendo especialmente el cuento “Envidia o el ydish en America”.
Ozick nos habla de la muerte del ydish y de la lucha de un escritor por encontrar traductor para que no muera. Quería citar al autor textual, lo leí en kindle y no encuentro la cita. Lo que quería contar es que en el Talmud dice que si salvamos a un ser humano, salvamos al mundo entero. Se hace referencia a que le sucede a alguien que salva a un idioma. La lectura de ese cuento es ineludible para los que estudian ydish y creen que en su supervivencia.
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