Días atrás nos aprestamos a entrevistar a Gabriel Gurméndez, Presidente de ANTEL, como miembro de la delegación uruguaya que acompañó al Ministro de Industria, Energía y Minería Omar Paganini en su visita de trabajo a Israel. El tema, lo tenía claro, sería su impresión de Israel, en qué puede servir a Uruguay lo que todos ven y escuchan en este país tan especial, innovación, tecnología y demás.
Pero afortunadamente, un amigo común, Eduardo Zalovich- que está en contacto con Gabriel desde hace años – me dio un dato importantísimo: el presidente de Antel es nada menos que el nieto del diplomático uruguayo Carlos María Gurméndez, el valiente embajador de Uruguay en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial, que logró salvar judíos de las garras nazis. “El Oskar Schindler uruguayo”, lo llamó Isaac Gliksberg en su libro sobre este gran personaje.
Esto es convirtió para nosotros en la parte más emocionante de nuestro diálogo. Gabriel nos habla pues sobre su abuelo y lo que significa ser consciente de lo que hizo.
Pero primero abordamos el tema inicial de la entrevista.
Y luego fue muy especial que él pueda referirse personalmente a sus antecedentes familiares, con un abuelo que dignificó su condición de ser humano y de diplomático uruguayo, salvando la vida de judíos que sin su ayuda, habrían sido asesinados por los nazis.
Le pedimos pues que nos cuente de su abuelo.
Pocos días después de la entrevista, la delegación uruguaya visitó Yad Vashem, el Museo recordatorio del Holocausto en Jerusalem. Gabriel Gurméndez tuvo una cita especial: con Dani Dayan, Presidente de Yad Vashem.
Gurméndez y el ministro Paganini también recorrieron por separado el lugar, un homenaje a la memoria.
Pedimos a Gabriel Gurméndez que comparta con nosotros sus impresiones.
“La visita al Yad Vashem fue el golpe emocional más fuerte que viví en mucho tiempo”, aseguró. “La vivencia del horror de lo que fue la máquina para el mal es necesaria para que recordemos siempre esa amenaza latente por la que la Humanidad puede tan fácilmente descender a lo más oscuro con el discurso del odio”.
Nos hizo acordar ese concepto ta claro que recuerda que la Shoá, el Holocausto, no comenzó con las cámaras de gas sino precisamente con el discurso de odio.
“Lamentablemente, hechos recientes nos previenen de cuán fácil es deslizarse por esa pendiente. En lo personal fue una experiencia de silencio y reflexión, pero que también me permitió entender mejor ese sentido de propósito que inspiró a este pueblo a reconstruirse y superarse. Nuestra misión a Israel se cerró con esta visita, y es bueno, pues nos explicó ese cambio impactante hacia el futuro de esta sociedad, en nuestro caso en esta semana en la que fuimos testigos del liderazgo israelí en temas de tecnología, innovación, y espíritu emprendedor”.
Interesante y muy cierto el vínculo que planteó Gurméndez entre las dos cosas. El pueblo judío, en su Estado independiente, siguió adelante y apostó por la vida.
“Tuve además el honor de poder reunirme con Daniel Daian, quien hoy está al frente de esta institución”, nos dijo, en referencia al ya citado presidente de Yad Vashem. “ Fue una conversación muy importante para comprender la relevancia que su tarea tiene para el alma de esta nación. Y también una oportunidad para conversar con alguien que me demostró su cercanía y afecto con el Uruguay y la permanencia de su vínculo personal con nuestro vecindario del Río de la Plata de donde proviene”, agregó, dado que Dayan nació en Argentina.
Para terminar, Gurméndez hizo referencia a los uruguayos israelíes con los que se encontró, siempre cerca e interesados por Uruguay.