Natalia Slovediansky es actriz y dramaturga, lo cual agregó una dimensión singular a su propia historia personal sobre su relación muy cercana con su hermana, que al acercarse mucho a la religión y comenzar una forma de vida ortodoxa, marcó un camino muy distinto de aquel por el que habían marchado juntas.
La obra “La Papa”, dirigida por Nicolás Salischiker y producida por el gestor cultural uruguayo Ariel Rener, fue traída de Buenos Aires a Montevideo. Se presentó este viernes 5 de abril en la Sala Hugo Balzo del SODRE en Montevideo y está en cartelera también este domingo 6 de abril.
Lo ideal habría sido publicar esta entrevista con Natalia hace ya varios días, para que sirva también de invitación a la obra. No logramos hacerlo pero aún así deseamos compartirla, tanto por el tema en sí, que vale la pena, como por el hecho que la obra sigue adelante.

Apretando aquí se puede entrar a la página que da toda la información sobre las fechas y el lugar de presentación, ya en las próximas semanas, así como en junio, en Buenos Aires. También volverá a Uruguay en una fecha a determinarse.
Agradecemos a Ariel Rener su contacto y ayuda y por supuesto a Natalia su tiempo.

P: Nati, es un gusto tener la oportunidad de conversar contigo aunque sea a la distancia. Sos la protagonista pero también la autora de la obra, basada en tu propia historia personal. La obra es sobre dos hermanas que son también muy amigas, cercanas, Nuni y Luli, cuyas vidas cambian cuando Luli decide acercarse mucho a la religión y se convierte en ortodoxa. ¿Es correcto decir que es una obra autobiográfica?
R: Yo diría sí y no. En realidad podríamos llamarlo una autoficción o una ficción que está inspirada en mi vida. Cuento un momento muy puntual, que es cuando mi hermana decidió hacerse ortodoxa, y lo que me pasó a mí a partir de esa decisión, cómo se transformó nuestro vínculo, cómo se transformó mi vínculo con la religión, la fe, los mandatos. La pregunta que planteo es qué hacer cuando una persona muy querida, muy cercana, elige un camino que no podemos entender.
P: ¿Cómo se plasma la vida real en una obra que uno escribe y en la que también actúa?
R: ¿Cómo se plasma en la vida real? Es un gran desafío. Lo primero que a mí me pasaba cuando escribí la obra era cómo hago para contar esta historia y que no sea aburrida para mis familiares y amigos, y después cómo hago para contar esta historia y no dejar afuera a nadie, que todo el mundo la pueda entender, tanto gente que sea judía como gente que no lo sea, cómo puedo hacer un texto que sea inclusivo. Otro desafío era, como es una ficción, una autoficción, no tratar de ser todo el tiempo fiel a la historia real, porque eso me iba a limitar y por ahí no era tan potente en algunas cosas reales, por ejemplo que nosotras somos tres hermanas, el conflicto se vuelve más potente siendo solamente dos, y además es mucho más fácil de gestionar un elenco más chico.
P: Entiendo, tuviste que adaptar la realidad al escenario. No socava el mensaje pero permite maniobrar mejor. ¿Qué sentimiento llevó a que concibas esta obra? ¿Dolor de un distanciamiento o quizás felicidad por ver a tu hermana hallando el camino en la vida que le da plenitud?
R: La verdad que me costó a mí porque implica muchos cambios en el vínculo. Implica que no podemos compartir algunas cosas, no la puedo invitar a mi casa a cenar y cocinarle porque ella no come de la misma vajilla que yo y come otras comidas especiales. O si queremos ir juntas a una pileta me tengo que poner un vestido para que mi sobrino me pueda ver, porque no me puede ver en malla, lo mismo mi cuñado. Entonces me costó, me daba miedo cómo hacer para seguir compartiendo a partir de esos cambios que ella proponía en su propia vida. Por otro lado también es lindo ver al otro cuando se realiza y está contento con sus decisiones, pero sus decisiones influyen en la dinámica familiar y en nuestro vínculo directamente, entonces desde ese lugar al principio me costó y me produjo bastante dolor, incertidumbre, miedo. La verdad que estamos atravesando desafíos constantemente, siempre aparecen nuevas cosas en las que tenemos que conversar y encontrar un punto medio en el que las dos podamos convivir, cada una con sus elecciones, sin obligar a la otra a ser distinta o a que se tenga que adaptar de más.
P: Creo que es impresionante tu descripción. Y siento, sin conocerlas, que impera el amor y vuestra cercanía, ya que de lo contrario, hace tiempo que habrían dicho que esto es demasiado difícil. Imagino que aquí el tema va mucho más allá de la relación personal. Es cuestión de encares de vida diferentes ¿no?
R: Si, exactamente. El encare de la vida diferente influye en realidad en las relaciones interpersonales, así es como yo lo veo.
P: ¿Qué lecciones aprendiste de esta vivencia de la relación con tu hermana a raíz de su cambio? ¿Hay un dilema entre el amor personal y la actitud ante diferentes situaciones de vida como ser si uno es observante o no?
R: Aprendí muchas lecciones. Aprendí que tengo que aceptar al otro sin tratar de que cambie, sin querer imponerle mi manera de hacer las cosas; a hablar, comunicar, decir lo que necesito; a respetar lo que yo elijo para mi vida sin intentar cambiar para ser aceptada o no ser excluida por ser diferente a mi familia. Yo creo que la búsqueda, al menos en mi caso, es el amor, cómo el amor puede hacer que un vínculo prospere a lo largo del tiempo.
P: Se me ocurre que quizás de por medio puede haber habido un sentimiento de verte juzgada, de que ella encontró una verdad que vos no podés entender .¿Es así?
R: Sí, hay cosas que yo no puedo entender y eso de sentirme juzgada… Sí es verdad que cuando alguien se hace ortodoxo quiere que todo el mundo lo haga porque siente que ahí hay una gran manera de vivir y quiere compartirla, entonces también es complejo a veces estar cerca de alguien que te dice “ay, pero vení a la charla con el rabino, hacete ortodoxa, seguí mi camino”, y en mi caso era “bueno, pero yo estoy eligiendo otra cosa”. Por ahí ese lugar donde el otro se pone muy insistente de a momentos me costó un poco y a mí yo creo que lo que me trajo también mucho esta decisión de mi hermana es preguntarme muy profundamente qué es lo que yo quiero y cuál es la elección de mi vida. Me trajo muchas preguntas, me hizo cuestionarme a mí misma si mis elecciones estaban bien o no o si el camino correcto o verdadero para mí era el mismo que está eligiendo ella. Eso fue una búsqueda muy profunda mía, de autoconocimiento.
P: Quizàs debería haber empezado por esta pregunta...¿la obra es un drama o una comedia? Se me ocurre, por el tema, que puede ser ambas cosas.
R: Yo diría que es una comedia dramática, tiene momentos de mucho humor y tiene momentos más emotivos y profundos. La gente suele decir que se ríe y que llora.
P: ¿Dirías que la obra te ayudó a lidiar con una situación compleja a nivel familiar?
R: Sí, en mi caso sí fue un proceso muy sanador, de mucho crecimiento personal y familiar.
P: ¿Cómo es hoy tu relación con tu hermana?
R: Nuestra relación es buena, compartimos muchos momentos, amo a mis sobrinos y también tenemos momentos un poco más difíciles, más complejos, más desafiantes. Yo tengo una pareja que no es judía y eso es un desafío a nivel vincular, a mi hermana le cuesta convivir con eso.
P: ¿Tu hermana vio la obra?
R: Mi hermana vio la obra, le encantó, le encantaron todos los recursos que uso, se sintió muy conmovida y es muy lindo saber que me apoya en esto.
P: ¿Qué te dice la gente? ¿Qué fibras del corazón tocas?
R: La gente sale muy agradecida. Me pasó el otro día que fui al dentista y cuando salí invité a una mujer a ver la obra, la mujer ya la había visto y me abrazó, me pidió el teléfono y me dijo que quería estar en contacto conmigo, me agradeció mucho por lo que había contado. Así que es muy hermoso ver la reacción del público . Hay personas que salen y me cuentan que están peleadas con su hermano o hermana y después de ver la obra les dan ganas de tomar un café y hablar. Es muy lindo ver cómo la gente se siente identificada, más allá de ser o no judíos, porque la obra plantea un conflicto humano, que en mi caso es la religión pero podría haber sido la política o el dinero, en cada familia toma otra forma.
P: En realidad, esto no es sólo para público judío ¿verdad? Me refiero evidentemente a quién puede interesarle.
R: Claro . Desde que la escribí siempre tuve la intención de que no sea para un nicho cerrado sino abrir el diálogo y que sea para toda persona que le interese interrogar los vínculos humanos.
P: Muchas gracias Nati. Muy emotivo.
R: Gracias a vos Ana por el interés.