El precio de la emociòn: ver a asesinos excarcelados
En medio de los grandes análisis estratégicos sobre las luces y las sombras del acuerdo de alto el fuego con Hamas, en cuyo marco está claro que Israel ha hecho concesiones nada sencillas para lograr recuperar a los secuestrados, hay un punto especialmente delicado: la liberación de terroristas de la cárcel.
Más allá del hecho nada insignificante que entre los excarcelados hay seguramente quienes intentarán volver a matar-así ha sido siempre en situaciones similares anteriores- está la dimensión personal, emocional, que afecta en especial a los familiares de las víctimas de esos asesinos que ahora salen de prisión.
Los casos son numerosos ya que en el marco del acuerdo, saldrán de la cárcel casi 2.000 terroristas. Pero lo que ya están confirmados son 737 en la primera fase del acuerdo, la que se extiende durante 42 días que empezaron a correr el domingo 19 de enero con la liberación de Emily Damari, Doron Steinbrecher y Romi Gonen. Ese día salieron 90 presos, todos ellos mujeres y menores de edad detenidos por incitación al terrorismo y crímenes menores, no asesinato. Pero este sábado ya fue otra cosa, con la excarcelación de 200 presos, entre ellos 120 condenados a cadena perpetua por perpetrar u organizar atentados con víctimas mortales.
Uno de esos asesinos fue Khaled Kataina, quien asesinó en el 2015 a Shalom Cherki al embestirlo con su coche.
Yair Cherki, un conocido joven periodista del canal N12, lamenta que se haya llegado al punto en el que el terrorista que mató a su hermano sale de prisión, especialmente considerando que no cumplió ni siquiera 10 años de su pena, pero no duda que si ese es el precio que se pactó pagar para liberar secuestrados, vale la pena.
“Pensar que este asesino respirará aire fresco, me subleva”, dijo en vivo por televisión. “Pero al final, tras haberse cometido tantos errores, lo central es que tenemos que recuperar a los secuestrados”.
En el estudio de televisión en el que transmite, entrevistó en más de una oportunidad a Yael Gonen, hermana de Romi, una de las primeras tres liberadas. Le contó sobre su hermano y el terrorista que saldrá de prisión y ella se sintió incómoda y dolida, según él contó. ”Pero le dije claramente”, contó Yair Cherki por televisión, “que mi hermano de todos modos ya no está, pero Romi está viva y tenía que volver”.
Cherki aclara: “La liberación de terroristas no es un problema específico de las familias de las víctimas sino de toda la sociedad israelí, y de las próximas víctimas que aún no tienen nombre. Por eso, todos deben abocarse a romper el círculo de acuerdos que llevan a más asesinatos y secuestros, a nuevas transacciones y así sucesivamente. Y por otra parte, tampoco la liberación de secuestrados es solamente un tema de sus familias sino una aspiración de una sociedad que desea vivir al menos con un mínimo de solidaridad mutua. Ese es nuestro ADN”.