Mundo Judío

MiSinai

El Milagro Más Grande de Todos - Combinando Misericordia y Severidad - Sin Dudas - Carne, Lácteos y Parve

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

No. 291

Vaerá

Horario de velas  en Montevideo 

24 de enero  19.49

https://jabad.org.uy/media/pdf/1307/VjKl13073772.pdf

                                                                                        

EL MILAGRO MÁS GRANDE DE TODOS

Por Naftali Silberberg

Milagros, milagros y más milagros. Esa es la historia de la parashá de esta semana. Varas que se transforman en serpientes; agua convirtiéndose en sangre; granizo con un núcleo de fuego; horribles plagas de ranas, piojos, bestias salvajes, peste y llagas.

"Lindos cuentos", declara el escéptico. "¿No resulta muy conveniente que todos esos milagros hayan sucedido hace más de tres mil años? ¡Creeré en ellos cuando los vea con mis propios ojos! ¿Por qué D-os no envió Diez Plagas sobre los nazis? ¿Y los terroristas que matan hombres, mujeres y niños? ¿¡Quizás D-os se olvidó cómo hacer milagros!?"

El judío creyente también hace esas mismas preguntas, pero en un tono más respetuoso. Si, él entiende que D-os controla la naturaleza al igual que lo sobrenatural, pero ¿por qué D-os decidió bajar la llave, abandonando el camino de los milagros, y dirigir el mundo solamente a través de las leyes de la naturaleza?

El libro de Éxodo nos introduce en la era de los milagros abiertos que desafían la naturaleza, una era que duró aproximadamente mil años. Las escrituras están llenas de historias de profetas y milagros; de hecho, parece que las leyes de la naturaleza estaban temporalmente suspendidas. Esta era terminó con la destrucción del primer Templo Sagrado. Luego hubieron algunos pocos atisbos de lo sobrenatural (como, por ejemplo, el milagro de Janucá), pero después de unos siglos esos también cesaron. Durante los últimos 2000 años vivimos en un doble exilio: físicamente, fuimos desterrados de nuestra tierra natal, y espiritualmente, no podemos percibir la mano Divina que crea y dirige toda la Creación.

La razón para el surgimiento y posterior desaparición de los milagros está ligada al propósito mismo de nuestra existencia. La vida en el Jardín del Edén era idílica; porque el mal no era aún parte de la personalidad humana. El fruto del Árbol del Conocimiento infundió en Adán y Eva un conocimiento íntimo del deseo físico y material. El momento en el que fueron expulsados del Jardín es el momento cuando la historia de la lucha humana perpetua comienza: la lucha de elegir entre lo Divino (lo bueno) o lo opuesto (el egoísmo, hedonismo, etc.). Y, de hecho, esto es lo que D-os realmente quiso desde el momento que consideró la idea de la Creación: un ser humano con libre albedrío que luche contra el mal y el egocentrismo, que son partes naturales de su personalidad, y triunfe.

Los milagros pueden ser comparados a las rueditas adicionales de las bicicletas de niños. En los años tempranos de nuestra nacionalidad, D-os nos asistió en nuestra lucha interfiriendo en los hechos del mundo en forma frecuente y abierta. Un milagro abre los ojos a una verdad más alta y motiva a la persona que quiere conectarse con esta realidad a través de Torá y mitzvot. Pero al fin de cuentas, debemos madurar. Debemos ser capaces de andar en bicicleta con nuestras propias dos ruedas, debemos encarar las luchas de la vida con nuestras propias fuerzas. La Era Mesiánica es la consumación de nuestra relación con D-os, y para tener ese privilegio debemos probar que la relación es real para nosotros, tan real que mantenemos esta relación aun en ausencia de una reciprocidad revelada de D-os.

Nosotros somos el milagro más grande de todos: nuestra capacidad para mantenernos con determinación, leales a D-os a través de dos mil años de tentación a pesar de la oscuridad espiritual que nos rodea.

COMBINANDO MISERICORDIA Y SEVERIDAD

"El granizo era muy fuerte, con fuego fulgurante en medio del granizo." (Shemot 9:24)

El agua y el fuego se derivan y expresan los atributos Divinos de misericordia y severidad respectivamente. Por lo tanto, lo que hizo única a la plaga del granizo fue su mezcla de hielo y fuego, de misericordia y severidad Divina.

Similarmente, a pesar de que esta fue una plaga particularmente severa, como lo indica la dura advertencia que la precedió, esta misma advertencia incluía instrucciones compasivas sobre cómo evitarla.

Sólo D-os puede anular la naturaleza y combinar hielo y fuego. De la misma forma, es sólo al elevarnos por encima de nuestras limitaciones naturales y conectándonos a D-os, que podemos ser estrictos y compasivos a la vez, tanto para nuestro beneficio como para el beneficio de otros.

Likutei Sijot, vol. 31, págs. 44-45, basado en Maskil LeDavid.

 

 

Éxodo (Shemot) 6:2 – 9:35

En la segunda sección del libro de Éxodo D-os comienza el proceso que llevará a la liberación de los judíos de la esclavitud egipcia. Primero le informa a Moisés que es crucial que él y el pueblo judío demuestren la misma fe en D-os que los patriarcas cuando él se apareció (Vaerá en Hebreo) a ellos. Después de algunas preparaciones adicionales, D-os comienza a golpear a los egipcios con plagas.

 

SIN DUDAS

Por Yerachmiel Tilles

Una vez viajaba en un autobús en Tel Aviv y entablé una conversación con el hombre que se sentó a mi lado. Parecía tener sesenta años, estaba prolijamente afeitado y llevaba una kipá que indicaba que era un judío observante.

Le conté que yo había estudiado filosofía. Él sonrió, me preguntó si había oído hablar de un famoso filósofo secular judío, existencialista, ya que tenía una historia interesante para contarme. (Era tan interesante que bajé del autobús cinco paradas después de la que pensaba.)

"Cuando era un joven, en Alemania, asistí a una de las conferencias del Profesor Buber acerca de 'Cuentos de los Maestros Jasídicos'. El hombre era un orador inteligente, un cuentista cautivador que me mantuvo literalmente fascinado durante toda su charla que duró varias horas.

"Pero después de la conferencia, cuando con muchísimo entusiasmo me puse de pie para aplaudir, la persona que estaba sentada a mi lado, me golpeó en el hombro y dijo: "No se sienta tan exaltado. No estoy seguro de que el profesor preste atención a los preceptos básicos de la Torá."

Yo estaba espantado por lo que me decía. ¡La conferencia era acerca de temas jasídicos y de Rebes! "No se preocupe" agregó serenamente, "no es Lashón Hará (hablar mal de otro iehudí) él está orgulloso de ello. Vaya y pregúntele"

Me aproximé al podio donde el Profesor estaba rodeado por sus admiradores y le pregunté: "¿Es verdad que usted no observa los preceptos?"

"Él me miró con ojos inteligentes y dijo con un tono de misericordia: "Mi estimado joven, hay muchos niveles de conocimiento religioso y observancia. Existe el Judaísmo de Moisés que depende de la Palabra Escrita y las Mitzvot y existe el de Abraham; una pura conexión intelectual que es sin dudas la verdad. Y ése es mi nivel"

"Yo lo miraba en un shock y dije: ¡Pero esto es contrario a todo lo que usted ha hablado acerca de los maestros jasídicos!. ¡Y si me pregunta, es sin dudas nada más que puro egoismo!"

"Usted es aún muy joven" me contestó, "cuando sea mayor, entenderá" me respondió.

"Bien", mi vecino de asiento continuó, volviendo sus ojos a los míos. "Unos años después vino la guerra. Pasé por los campos de concentración. Vi asesinar a mis padres, a mis tres hermanos y cuatro hermanas. Estuve allí durante cuatro años que fueron como cien de infierno. Pero entonces, un día finalizó. Usted tiene que bajar pronto probablemente, por lo que le haré corta la historia".

"Unos años después de que la guerra me mudé a América con mis parientes y viví en Los Ángeles cuando vi un anuncio en un periódico judío que decía que el famoso profesor iba a hablar en un salón de conferencias.

Compré una entrada y fui. Allí estaba el mismo hombre, un poco mayor, con las mismas historias y las mismas conclusiones filosóficas. Esperé hasta que terminó, caminé a él y le dije: "Profesor ¿me recuerda?" Él agitó su cabeza. "No". Yo continué. "Bien, hace aproximadamente quince años en Berlín le pregunté por qué usted no cree en la Torá y usted contestó que yo entendería cuándo me hiciera mayor.

"Bien, quiero que sepa, profesor, que he crecido muchísimos años desde entonces y puedo decirle que, sin duda, ¡¡¡usted está completamente equivocado!! No existe algo así como Judaísmo sin los preceptos."

Me miró y dijo: "¡Usted haga su Judaísmo y yo haré el mío!"

Le contesté: "Usted haga su Judaísmo... ¡Y yo haré el de D-os!"

CARNE, LÁCTEOS Y PARVE

Las comidas kosher se dividen en tres categorías: carne, lácteos y parve. Uno de los principios básicos del kashrut (las leyes de kasher) es la separación total de los productos de carne de los lácteos. Carnes y lácteos no pueden ser cocinados o comidos juntos. Para asegurar esto, la cocina kosher debe tener dos juegos de vajilla, utensilios y artículos de cocina como así también dos mesadas separadas, la de la carne y la de los lácteos. La tercera categoría, parve, está compuesta por los alimentos neutros, que no son ni carnes ni lácteos y pueden, por lo tanto, ser ingeridos con carnes o lácteos. Es útil también disponer de algunos utensilios parve.

Carne

La categoría de carne incluye carnes rojas, aves y sus subproductos y derivados, como huesos, sopas y salsas. Cualquier comida hecha con estos alimentos es considerada “de carne” o fleishig (en idish). Inclusive, una pequeña cantidad de carne en una comida puede hacerla fleishig o “de carne.” Todos estos productos deben venir de un animal kosher, que haya sido degollado y preparado debidamente de acuerdo con las halajot (leyes judaicas) de kashrut.

Lácteos

Todos los alimentos derivados de la leche o que contienen leche son considerados lácteos o miljig (idish). Esto incluye leche, manteca, yogur y todos los quesos, duros, blandos y cremosos. Inclusive, una pequeña cantidad de alimento lácteo en una comida puede hacerla miljig o “de leche”.

Nota: algunas cremas, caramelos, cereales y margarinas “no lácteas” contienen derivados lácteos, así como también, algunos endulzantes de bajas calorías.

Parve

Los alimentos que no son “de carne” ni son lácteos son llamados parve. Esto significa que no contienen ni carne ni derivados de la leche y no fueron cocinados o mezclados con ningún producto de carne o lácteo.

Los alimentos parve más comunes son los huevos, pescados, vegetales, granos, jugos y las frutas. Otros pueden ser las pastas, los refrescos, el café y el té, y muchos tipos de caramelos y bocadillos.

Todos los productos, carnes, lácteos o parve, procesados de alguna manera deben ser comprados únicamente si llevan una certificación o sello kosher de una autoridad rabínica confiable.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193

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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
Para recibir MiSinaí por email o por whatsapp, contactar por teléfono al 2628 6770 o por mail: Info@jabad.org.uy.

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