Aprendizaje Práctico - La Recompensa de la Lealtad - La Bendición de un Soldado - El Ayuno del 10 de Tevet
No. 289
Vaieji
Horario de velas en Montevideo
10 de enero 19.44
https://jabad.org.uy/media/pdf/1305/fAOR13055987.pdf
APRENDIZAJE PRÁCTICO
Por Naftali Silberberg
El primer versículo de la lectura de la Torá de esta semana nos dice que Iaacov vivió sus últimos 17 años en Egipto. El comentarista bíblico Baal Haturim nota que el número 17 es el valor numérico equivalente a la palabra hebrea "tov" ("bueno"). Por lo tanto infiere que los mejores años de Iaacov fueron los que pasó en Egipto, reunido con Iosef y rodeado de toda su familia.
Esos 17 años no los vivió en la Tierra Santa. Los pasó en Egipto, una tierra reconocida por su población decadente e inmoral. Sin embargo, Iaacov disfrutó completamente su estadía allí, por la Ieshivá que se había establecido en esa tierra. De acuerdo al Talmud, antes que Iaacov aceptara viajar a Egipto, envió a su hijo Iehudá por delante para establecer una Ieshivá en Goshen, el territorio egipcio donde Iaacov y sus hijos se asentaron.
Plenamente consciente de que sus descendientes enfrentarían tiempos difíciles y angustiosos en Egipto, Iaacov se dio cuenta que sólo la Ieshivá les podría dar una fuerte identidad judía, permitiéndoles soportar todas las dificultades y persecuciones, y aislarlos contra la amenaza de la asimilación.
De los doce hermanos, todos justos y dignos estudiantes de Torá por derecho propio, Iaacov eligió a Iehudá para establecer la Ieshivá. ¿Por qué él? De hecho, el Midrash nos dice que Iosef era el principal discípulo de Iaacov, y en los años anteriores a su venta a Egipto Iaacov le impartió todo lo que había aprendido en sus muchos años de estudio. ¿No debería de haber sido Iosef la elección adecuada para encabezar la escuela egipcia de estudios avanzados de Torá?
El comprender la diferencia entre Iosef y Iehudá contesta esta pregunta. Ambos eran personalidades reales; Iosef en Egipto, mientras que Iehudá era el rey de los hermanos, y el progenitor de la casa real de David. De acuerdo a la enseñanza jasídica, Iosef y Iehudá poseían fortalezas distintas, cada uno era "rey" en su espacio único. El nombre Iehudá tiene su raíz en la palabra hebrea "hodaá", que significa reconocimiento y sumisión. Iehudá representa la acción; un reconocimiento de que somos solamente siervos del Creador quienes debemos implementar la voluntad Divina comprendamos o no su significado. El nombre Iosef significa agregar. Iosef representa el poder del intelecto y la emoción, cualidades que se desarrollan y maduran con la edad y la experiencia, contrariamente a la acción que cualitativamente nunca cambia. Una niña de tres años enciende las luces de Shabat igual que su madre, la diferencia entre las dos está en la comprensión y apreciación de la mitzvá.
Tanto Iehudá como Iosef son componentes necesarios para una vida judía. Se nos ordena entender la Torá y amar a D-os, pero esas cualidades no son suficientes; en última instancia un judío debe servir a D-os simplemente porque eso es lo que El nos ordenó hacer. Sin duda que Iehudá también estudió Torá y trabajó para refinar su personalidad, y por supuesto que Iosef se sometió incondicionalmente a la voluntad de D-os; la diferencia entre las dos tribus era el énfasis. Iehudá enfatizaba la importancia de la acción mientras que Iosef resaltaba la importancia de desarrollar los talentos que D-os nos dio.
Iaacov eligió a Iehudá para establecer la Ieshivá egipcia porque en tiempos de exilio, turbulencia y dificultades, es el legado de Iehudá lo que asegura nuestra continua lealtad a D-os y Su santa Torá. La mente y el corazón pueden ser manipulados, e influenciarse por décadas y siglos de sufrimiento, pero la inherente sumisión a D-os, que procede de la esencia misma del alma judía, puede resistir cualquier desafío que el más duro exilio puede presentar. Sí, las Ieshivot deben enseñar a nuestra juventud cómo estudiar Torá, pero ese no es su principal objetivo. La clave de la supervivencia judía son los educadores que siguen el espíritu de Iehudá, infundiendo en nuestros hijos un sentido del deber, su deber hacia D-os, el mundo y el resto del pueblo judío.
LA RECOMPENSA DE LA LEALTAD
[Jacob] le dijo a José, “Ni pensaba ver tu rostro y resulta que D-os también me hizo ver a tus hijos.” (Bereshit 48:11)
Jacob insinuó el motivo por el que consideraba a Efraím y Manasés como sus propios hijos al referirse a ellos como “tus dos hijos que te nacieron en Egipto antes que yo viniera a ti.”
A pesar de que Efraím y Manasés nacieron y fueron criados en Egipto antes de la llegada de Jacob, ellos crecieron leales a los ideales de su abuelo. Por lo tanto, Jacob los consideró tan leales a él y su ideales como lo fueron sus propios hijos.
Likutei Sijot, vol. 15, pág. 435.
Génesis (Bereshit) 47:18 – 50:26
La doceava y última sección del libro de Génesis relata el último período en la vida de Jacob y la sucesión de su hijo José. Jacob vivió (Vaiejí, “y él vivió” en Hebreo) los últimos 17 años de su vida en Egipto. Además de dedicarse a la educación moral continua de sus descendientes, Jacob organizó a su familia en tribus para prepararla para su destino espiritual, y luego le otorgó a cada tribu sus características espirituales únicas. Luego de su muerte, los hijos de Jacob lo enterraron en la parcela de sepultura familiar en Hebrón. La sección culmina con la subsiguiente muerte de José y su promesa de que D-os eventualmente los llevaría de nuevo a la Tierra Prometida.
LA BENDICIÓN DE UN SOLDADO
Por Moshe Feller
Era un cálido día de primavera en 1995. Yo estaba en Israel visitando a mi padre, que tenía 90 años y no estaba muy bien. Estaba seriamente enfermo.
Había estado viviendo en Kfar Jabad durante unos años. Ahora, estaba yendo hacia una operación para la cual no era candidato. Aun así, esa era la única cosa que le podía salvar la vida. Así que siguió adelante con ella.
Yo estaba a su lado en la vacia sala preparatoria en el hospital, diciendo Tehilim (Salmos) y vidui (plegarias confesionales finales). La sala estaba en silencio. Sólo nosotros dos.
De repente, y esto sólo puede pasar en Israel, alguien abruptamente abre la puerta y asoma su cabeza. Era un hombre de unos cincuenta años con muchas medallas. Un oficial de alto rango, un coronel o general me parece, de la Fuerza Aerea.
- "¿Qué está buscando?"
- "Estoy buscando a mi amigo". O algo así.
- "¿Le podría dar a mi padre una berajá (bendición)?"
Se rió.
- "Quisiera que le de una bendición a mi padre."
Miró muy desconcertado.
- "Usted está en la Fuerza Aerea ¿verdad? Usted está preparado, las veinticuatro horas del dia, para dar su vida para defender a sus prójimos judios en este pais..."
- "Por supuesto."
- "Entonces por favor bendiga a mi padre. Usted tiene un poder especial. El Rebe tiene a los soldados del Ejercito de Defensa de Israel en muy alta estima. El dijo que ustedes tienen un poder especial para bendecir a sus prójimos judíos, debido a su autosacrificio para defender al pueblo de Israel."
Asi que sacó la boina de su solapa en el hombro, y la puso en su cabeza.
Lo hice repetir la bendición sacerdotal conmigo, palabra por palabra: Que D-os te bendiga y te guarde. Que D-os haga brillar Su rostro sobre ti y te dé gracia. Que D-os eleve Su rostro sobre ti y te otorgue paz.
El hombre estaba llorando.
Entonces le pregunté "¿Tuvo la oportunidad de ponerse tefilín hoy?" No.
Por lo que le puse tefilín.
Siempre llevo un par de tefilín donde quiera que vaya. Adopté el slogan de una tarjeta de crédito; "¡No salga de su casa sin ella!" Uno nunca sabe con quien se puede encontrar y el poder que un judio y una mitzvá puede desatar. Pregunto: ¿cuán remota es la posibilidad de ponerle tefilín a un judio en una vacia sala de anestesia en un rincón distante de un hospital israelí?
Rato después mi padre entró a la sala de operaciones. Falleció después de la operación, no habiendo recuperado la conciencia. Pero la última imagen que mi querido padre vio antes de dejar este mundo fue la de su hijo poniendole tefilín a un oficial de la Fuerza Aerea Israelí, el símbolo de la fuerza fisica de Israel, pero ante todo, un prójimo judio. Imagine las najes.
Mi padre puede no haber sobrevivido. Pero una cosa es cierta: la bendición del oficial y la mitzvá de tefilín tienen poder. Estoy seguro que ayudaron a alguien, en algún lado en Israel, sin mencionar la poderosa carga espiritual para el oficial mismo.
EL AYUNO DEL 10 DE TEVET
El 10 de Tevet es observado como un día de ayuno, duelo y arrepentimiento. Nos abstenemos de comida y bebida desde el alba hasta el anochecer y agregamos Selijot y otras adiciones especiales a nuestras plegarias.
En este día en el año 3336 desde la Creación (425 AEC), los ejércitos del emperador babilonio Nabucodonosor sitiaron Jerusalem. Esto es visto como el comienzo de una cadena de eventos que culminaron con la destrucción del Templo y los exilios posteriores, algo de lo que nunca nos hemos recuperado totalmente, porque incluso cuando se construyó el Segundo Templo, nunca volvió a toda su gloria.
El 10 de Tevet también conmemora dos eventos trágicos que ocurrieron cerca de esa fecha, que se incorporan en las selijot del 10 de Tevet.
8 de Tevet: La Traducción de la Torá al Griego
En un esfuerzo por traducir la Torá al Griego, el emperador egipcio-griego Tolomeo reunió a 72 sabios de la Torá, los aisló en 72 piezas separadas y les ordenó a cada uno que hiciera una traducción. El 8 de Tevet de 3515 (246 AEC), produjeron 72 traducciones idénticas. Esto era algo milagroso, especialmente porque en 13 lugares los traductores se apartaron de la traducción literal. A pesar del milagro, los rabinos vieron este evento como uno de los días más oscuros en la historia Judía, comparándolo con el día en que fue hecho el becerro de oro.
9 de Tevet: Fallecimiento de Ezra Hasofer
Ezra el Escriba, falleció el 9 de Tevet del año 3448 (313 AEC), 1000 años después de la entrega de la Torá en el Monte Sinaí.
El fue quien lideró el regreso del pueblo Judío a la Tierra de Israel luego del exilio babilónico, supervisó la construcción del Segundo Templo, y ayudó a detener la ola de casamientos mixtos que afligía al pueblo Judío de esa época. Como presidente de la Gran Asamblea, canonizó los 24 libros de las Santas Escrituras (Tanaj) y legisló una serie de leyes y prácticas, incluyendo la plegaria formalizada, garantizando la continuidad del Judaísmo auténtico entre el pueblo Judío hasta el día de hoy.
Una Mezcla de Tristezas
A pesar de que el 8 y 9 de Tevet fueron establecidos como días de ayuno separados, los rabinos los consolidaron en el ayuno del 10 de Tevet, un día mencionado por el profeta Ezekiel como un día de duelo, para que el mes no esté lleno de tristeza y duelo.
De acuerdo a esto, en tiempos recientes, el 10 de Tevet se convirtió en el día para decir kadish por las víctimas del Holocausto, muchas de las cuales se desconoce la fecha de su martirio.
MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193
2709 0405 , CP1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
Para recibir MiSinaí por email o por whatsapp, contactar por teléfono al 2628 6770 o por mail: Info@jabad.org.uy.