Fuente: ko-fi.com
Por Alejo Schapire
Las presiones de grupos antiisraelíes consiguieron desprogramar de un festival cine en Bruselas La Belle de Gaza, una película francesa sobre la vida de transexuales musulmanas, cristianas y judías que, huyendo de entornos sociales y religiosos violentos, se instalaron en Tel Aviv, donde son aceptadas como son. Una realidad que resulta insoportable a un lobby que logro bajar la película acusándola de “contribuir a la narrativa colonial genocida de Israel”.
La Belle de Gaza (La Bella de Gaza) es un documental 100% francés de Yolande Zauberman, proyectado proyectada en Cannes en el pasado mes de mayo. La obra debía ser exhibida en el Festival Cinéma Méditerranéen de Bruselas (Cinemamed), que terminó este viernes. Sin embargo, los organizadores decidieron desprogramarla por temor a activistas que amenazaban con “alterar la serenidad” de evento, según explicaron.
“El documental francés dirigido por Yolande Zauberman ha sido acusado por varios grupos activistas de ‘contribuir al pinkwashing de Israel y a la narrativa colonial genocida’, un punto de vista que no compartimos”, explican en una carta publicada en Instagram.
Pinkwashing, para quienes no lo saben, es una estrategia de marketing que consiste en mostrar una falsa imagen de apoyo a causas sociales, particularmente relacionadas con el colectivo LGBTIQ+, con el fin de mejorar la reputación de una empresa o país sin realizar cambios sustanciales en sus políticas o prácticas.
De Gaza a Tel Aviv a pie
El documental parte de una investigación, dar con la chica trans que, cuentan, amenazada de muerte por su identidad, huyó de la Franja de Gaza caminando hasta Tel Aviv. En la película aparecen también los testimonios de Talleen Abu Hanna, nacida en una familia árabe cristiana de Nazareth, ganadora de Miss Trans Israel 2016 o Nadine, musulmana, que canta una surata delante de la cámara, también Israela, que cuenta su idilio con un rabino.
Los organizadores del festival reconocen “las cualidades humanas” del documental. Y el productor de La Belle de Gaza, Bruno Nahon, dice no entender el boicot. “Estamos hablando de una película 100% francesa que fue a Cannes, que fue proyectada y acompañada en muchos países por Yolande Zauberman, y que suscitó numerosos debates con todo tipo de público. Puede que no se esté de acuerdo con La Belle de Gaza, pero en Bélgica, igual que en Francia, no se prohíbe una película mientras no infrinja la ley. Si había riesgo de alterar el orden público, había que haber avisado a la policía. Pero, ¿qué podía haber pasado? ¿Qué “amenaza fantasma” había detrás de la cancelación de esta proyección? ¿De qué tenían miedo los que la planearon?”, se pregunta.
Bruno Nahon es además el productor de dos películas recientes mimadas por la crítica y el público progresista: Tirailleurs (Padre y Soldado 2022) con Omar Sy, sobre los africanos enrolados por una Francia ingrata en la Primera Guerra Mundial y de La historia de Souleymane (2024), acerca de un solicitante de asilo guineano que trabaja como repartidor de comida. Pero estas credenciales no bastaron.
Que Tel Aviv es el único lugar en esa parte del mundo donde se puede ser y vivir abiertamente transexual sin ser ejecutado por ello es una realidad comprobable, no un invento propagandístico. Que se pueda además vivir esa sexualidad independientemente del origen étnico y religioso, también. Lo contrario también es cierto para cualquier otro país de la región, no puede mostrarse ninguna sexualidad que no sea estrictamente heterosexual y ni hablar de existir como judío en el vecindario. Sin embargo, en su imaginaria alianza con teocracias que sólo tienen previsto su asesinato, la parte más visible del colectivo LGBT se dedica a denunciar un “pinkwashing” inexistente y a hacer la vista gorda con quienes les niegan su derecho a existir. Chickens for KFC.