El Esav de la Torá - Descubriendo Potenciales Ocultos - El Vecino Celoso - El Shema Antes de Dormir
No. 284
Vaietze
Horario de velas en Montevideo
6 de diciembre 19.30
UNA ESCALERA AL CIELO
Por Yossy Goldman
¿Cual es la mejor forma de llegar al cielo? ¿Caminar a través de una carretera transitada? ¿Realizar algún acto de fé sorprendente? ¿Salvar miles de vidas? Una muy buena respuesta se puede encontrar en la parashá de esta semana.
Leemos la historia del sueño de Iaacov y la famosa escalera con sus pies en la tierra y su tope en el cielo. "Y los ángeles de Elokim subían y bajaban por ella" (Bereshit 28:12).
Déjenme preguntarles lo que en Idish llaman una klotz kashe (una pregunta simple). ¿Los ángeles necesitan una escalera? Todo el mundo sabe que los ángeles tienen alas, no pies. Así que, si tienen alas, ¿por qué necesitarían una escalera?
Hay un mensaje hermoso aquí.
Para subir al cielo no necesitas alas. Prescinde de lo dramático. Olvídate de fantásticos pasos agigantados. Hay una escalera, un camino espiritual claramente marcado; un camino que debe ser recorrido paso a paso, un escalón por vez. El camino al Cielo es gradual, metódico y sumamente manejable.
Muchas personas se desalientan de siquiera empezar un viaje espiritual porque piensan que deben hacer un gran salto de fe. No se ven a sí mismas alcanzando un alto grado de compromiso religioso que les parece de otro mundo. Sin embargo, con el enfoque gradual del paso a paso, uno encuentra que se puede embarcar en el camino y que el destino aspirado no es algo que esté más allá del alcance de uno.
Cuando crecía en Brooklyn, pasaba todos los días por un edificio muy grande en mi camino a la escuela. Era un banco de ahorro importante. Y después de tantos años aun recuerdo el proverbio chino que estaba grabado sobre las grandes puertas de entrada al banco. "Un viaje de miles de kilómetros comienza con un solo paso". Eso no es sólo sabiduría china, los judíos estamos de acuerdo. Y no se limita a comenzar un plan de ahorros. Es una idea simple y poderosa que no tiene que ser "todo o nada".
¿Cuál piensas que es la fantasía de un rabino? ¿Que un muchacho entre a mi oficina y diga "Rabí, me quiero hacer frum (completamente observante), dígame qué tengo que hacer"? ¿Eso es lo que sueño todo el tiempo? Y si sucede, ¿piensas que le tiraría todos los libros encima y le insistiría que haga todas las mitzvot a partir de ese momento? ¡Nunca! ¿Por qué no? Porque un compromiso como ese generalmente está hoy pero mañana ya no. Como dice el dicho popular "Lo que viene fácil, fácil se va". El método correcto y más exitoso de lograr nuestros objetivos judíos es el enfoque lento y estable. Gradual, pero consistente. Cuando uno se siente cómodo con una mitzvá, es hora de comenzar con la próxima, y así sucesivamente. Entonces, a través del crecimiento constante, lenta pero seguramente nos volvemos más conocedores, comprometidos, satisfechos y felices con nuestra fe.
Cuando mi padre estaba en la Yeshivá, su maestro una vez preguntó lo siguiente: "Si dos personas están en una escalera, una en el tope y otra abajo, ¿quien está más alto?" La clase pensó que era una pregunta tonta, hasta que el sabio maestro explicó que en realidad ellos no podían juzgar quién estaba más alto o más bajo hasta que no averiguaran en qué dirección iba cada uno. Si la persona de arriba está bajando, pero la persona de abajo está subiendo, conceptualmente, el que está abajo está de hecho más alto.
Así que amigos, realmente no importa cuál es su punto de partida o donde se encuentran en la escalera de la vida religiosa. Mientras se muevan en la dirección correcta, mientras estén subiendo, con la ayuda de D-os lograrán escalar hasta las alturas celestiales.
Les deseo un viaje seguro y exitoso.
ALIMENTANDO Y VISTIENDO EL ALMA
Jacob prometió, “Si D-os está conmigo y me protege en este viaje que estoy haciendo, y me provee con pan para comer y ropa para vestir, regresándome a la casa de mi padre en paz...” (Bereshit 28:20-21)
El pan y la ropa se refieren alegóricamente al estudio de la Torá y el cumplimiento con los mandamientos respectivamente. Cuando estudiamos Torá, la sabiduría de D-os se vuelve parte nuestra, así como la comida que comemos se vuelve parte de nosotros. Cuando cumplimos con un mandamiento, somos rodeados por un sentido de inspiración externo y trascendente, así como una prenda nos rodea y nos da calor.
En este contexto, “regresar a la casa de mi padre en paz” alude a nuestro regreso al plano de la santidad después de habernos aventurado temporariamente en el mundo para refinarlo y elevar su santidad.
Séfer HaMamaarim Melukat, vol. 2, págs. 162, 163.
Génesis (Bereshit) 28:10 – 32:3
La séptima sección del libro de Génesis comienza con la crónica del tercer patriarca, Jacob. Se inicia cuando el se va (Vaietzé, ‘él se fué’ en Hebreo) de Canaán para encontrar una esposa entre sus parientes en Aram. Se casa con cuatro mujeres allí y engendra una familia grande, y así también acumula una fortuna considerable con ayuda Divina. Después de veinte años, huye secretamente de Aram, temiendo que su posesivo suegro Labán intente evitar que se vaya. Pero después que Labán lo alcanza, hacen las paces.
EL NOVIO Y EL VASO DE AGUA
Contado por Shula Kazen
Mi marido y yo dirigíamos una organización en Cleveland, Ohio, para ayudar a los inmigrantes judíos de la ex Unión Soviética con sus necesidades físicas y espirituales. En la década de 1970, uno de nuestros conocidos se enfrentaba a una crisis: su hijo estaba comprometido con una chica no judía.
Los padres intentaron una y otra vez convencer a su hijo de que terminara la relación. Le explicaron la importancia de la continuidad judía y la gravedad de terminar con el linaje familiar judío. Le explicaron que en ese momento su relación con su prometida estaba nublada por un amor apasionado, pero que con el tiempo, cuando la pareja se enfrente a problemas y decisiones reales, el factor judío se convertirá en un problema.
Aunque los padres hablaban apasionadamente, el hijo no quería escuchar nada de eso. No había recibido una educación judía cuando vivía en la Rusia comunista y esta puede haber sido la primera vez que hablaban de su herencia judía.
“Todas las personas son creadas iguales, no somos mejores que nadie más”, desestimó sus insistencias. Los padres explicaron que si bien todas las personas son creadas iguales, también reciben misiones diferentes y únicas de parte de D-os en este mundo. Cada persona es creada con un alma particular que D-os destinó para esa persona específica. También le explicaron a su hijo que cada alma tiene su propio potencial y sus propias necesidades. Por esta razón, un judío, con su alma única, está destinado a casarse con otra persona judía. El novio no prestó atención a la angustia emocional de sus padres ni a sus argumentos lógicos.
Como su hijo se negaba a ceder a pesar de sus lágrimas, súplicas y explicaciones, los padres viajaron a Nueva York para una audiencia privada con el Rebe de Lubavitch, Rabino Menajem Mendel Schneerson, de justa memoria. La reunión fue corta y la pareja se fue decepcionada. El Rebe les dijo que alentaran a su hijo a que viniera a una audiencia. El padre no estaba contento: “Vine a pedir consejo sobre qué hacer. ¿Por qué mi hijo escucharía a un rabino que no conoce cuando se niega a escucharme a mí?”.
El padre se negó rotundamente a transmitir el mensaje del Rebe a su hijo, pero a medida que se acercaba la boda, se puso cada vez más nervioso. Sus conversaciones se volvieron cada vez más apasionadas hasta que una noche, tarde, el padre finalmente soltó que el rabino de Lubavitch quería conocerlo. El hijo aceptó voluntariamente, esperando seguir debatiendo, y el padre organizó una audiencia con el Rebe.
Cara a cara con el Rebe, el joven defendió apasionadamente su posición. “Todas las personas son creadas iguales. No hay diferencias entre un judío y un no judío, entonces ¿por qué mi padre insiste en que un día surgirán problemas sólo porque yo soy judío y ella no?”.
El Rebe escuchó atentamente y se dio cuenta de que el joven no estaba abierto a más argumentos en contra del matrimonio. En cambio, le instruyó: “La próxima vez que veas a tu futura esposa, lo primero que debes hacer es pedirle un vaso de agua”.
El joven aceptó y cumplió su palabra. La siguiente vez que visitó su apartamento, apenas ella abrió la puerta, le pidió un vaso de agua. La joven corrió al fregadero y, en su prisa, abrió el grifo con toda su fuerza, lo que provocó que una gran cantidad de agua salpicara su ropa. Empapada y enfurecida, le gritó con furia: “¡Aquí está tu agua, Judío!”.
La perspicacia del Rebe mostró finalmente la verdadera naturaleza de la novia, y el joven terminó la relación. Reconoció que ella albergaba fuertes sentimientos antisemitas, a pesar de los buenos momentos que habían pasado. Aprendió que cuando uno está cegado por la belleza u otras características superficiales y pasajeras, hasta el punto de marginar todo lo que tiene valor, puede acabar encontrando una sorpresa desagradable.
LA ALEGRÍA
“¡Sirvan a D-os con alegría!”, canta el Salmista.
La alegría es fundamental en la conexión con D-os. El hecho de estar contento cuando uno hace una mitzvá demuestra que uno disfruta de esta conexión, de este increíble privilegio de servir al Infinito Autor de Todas las Cosas. Y de hecho, el Arizal, maestro kabalista del siglo XVI, una vez afirmó que a él se le habían abierto las puertas de la sabiduría y la inspiración divina solamente como recompensa por hacer las mitzvot con desbordante alegría.
No solo las mitzvot, sino todo lo que uno hace, comer, dormir, comerciar, e incluso entretenerse, puede ser parte de la forma en que uno se conecta con D-os. Lo único que hace falta es tener las debidas intenciones. Por lo tanto, “sirvan a D-os con alegría” se aplica a todos los momentos y todas las situaciones.
Cuando uno está contento, los trabajos más difíciles son un juego de niños; los adversarios más poderosos se conquistan sin problemas. Pero si uno está triste y deprimido, entonces hasta los desafíos más simples de la vida resultan imposibles de enfrentar. El triunfo en la continua batalla contra las tentaciones y el egoísmo, y hasta el simple hecho de hacer las cosas bien, dependen en gran medida de mantenerse radiante y optimista.
Meditación para la Felicidad:
1. Imagínate que te dan la oportunidad de recibir en tu humilde hogar al Jefe de Estado de tu país. Trata de hacerte una idea de lo feliz y lo emocionado que te sentirías ante tal honor.
2. Reflexiona acerca de la insondable grandeza de D-os.
3. Toma otro momento más para pensar en lo pequeño y lo insignificante que eres en comparación.
4. Ahora, considera cuánto Él te ama y te valora.
5. Piensa que cada vez que haces una mitzvá, estás haciendo que Él resida aquí junto a nosotros en nuestro mundo… ¡y tienes el honor de recibirlo en tu casa!
6. Deja que un sentido de propósito en la vida aligere tus pasos mientras te diriges a tus ocupaciones cotidianas.
Y más:
1. Sé consciente de que todo lo que ocurre es parte del plan de D-os y que D-os está al mando.
2. Comprende que de D-os no puede surgir ningún mal, pues Él es asolutamente bueno.
3. Siéntete seguro en el conocimiento de que todo es exactamente como tiene que ser y que hay Alguien que te está cuidando.
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