Mundo Judío

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Encuéntrate a Ti Mismo - Cuando Venga el Mesías - La Llave Maestra - Rosh Hashaná

 

 

 

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

No. 276

Haazinu

Horario de velas de shabat en Montevideo 

Miércoles 2 de octubre 18.31

                                                                                        

ENCUÉNTRATE A TI MISMO

Por Menachem Feldman

El cántico de Haazinu, el cántico que Moisés cantó al pueblo judío el último día de su vida, el cántico que abarca toda la historia judía, desde los “días de antaño” hasta la redención futura, comienza con una descripción de la gran bondad que D-os hizo por el pueblo judío. D-os los protegió en el desierto y les dio Su tesoro más preciado: la Torá. Como Moisés le dice al pueblo en el hermoso y poético lenguaje de Haazinu:

Él [D-os] los encontró en una tierra desierta, y en un páramo desolado y aullador. Los rodeó y les otorgó entendimiento; los protegió como a la pupila de Sus ojos. (Devarim 32:10).

La mayor parte de este versículo es clara: “Él los rodeó” —D-os rodeó a los hijos de Israel en el desierto y los protegió con las “nubes de gloria”—. “Les otorgó entendimiento” —les dio la Torá. Pero ¿cuál es el significado de “Él los encontró en una tierra desierta”? La palabra “encontró” implica que Él encontró algo inesperado. ¿Acaso D-ios encontró a los judíos vagando por el desierto? ¿No los sacó de Egipto y los condujo Él mismo al desierto?

Rashi, el principal comentarista bíblico, explica que D-os efectivamente encontró lo inesperado en el desierto, en la expresión de la profunda fe de los judíos en D-os cuando siguieron a Moisés a un desierto inhóspito y aceptaron la Torá. Como explica Rashi:

Los encontró en una tierra desierta: D-os los encontró [a los hijos de Israel] fieles a Él en una tierra desierta, porque aceptaron Su Torá, Su soberanía y Su yugo sobre sí mismos, algo que Ismael y Esaú no hicieron,

En una tierra desolada y aullante: Una tierra árida y desolada, un lugar de chacales y avestruces aulladores. Sin embargo, incluso allí, los hijos de Israel fueron fieles. No le dijeron a Moisés: “¿Cómo podemos ir al desierto, a un lugar de sequía y desolación?”

En el desierto, D-os encontró lo inesperado: un pueblo comprometido con Él y que creía en Él de una manera que estaba más allá de la razón.

Muchas relaciones son racionales. Las personas se enamoran porque se benefician mutuamente. Hay un toma y daca que hace que la relación sea beneficiosa para cada uno de los miembros de la pareja. Pero luego llega un momento en que, para que la relación sobreviva, lo que se necesita no es un amor calculado, sino un amor y un compromiso que está más allá de la relación racional.

Toda relación comienza con dos socios felices que sienten que ambos están ganando algo de la relación. Pero lo que separa la relación duradera de la transitoria es que en algún punto del camino se “encuentra” un compromiso más profundo e inesperado. En algún momento, los socios se miran a sí mismos y se sorprenden del nivel de sentimiento y conexión que sienten, una conexión y un compromiso que está más allá de la recompensa. Cuando una pareja “se desenamora”, cuando la razón de la atracción inicial ya no existe, la relación no perdurará a menos que se “encuentre” una conexión más profunda en el camino.

Cuando las personas se convierten en padres, a menudo se sienten abrumados por el amor y la devoción hacia su bebé. Pero no importa cuán grande sea el amor en ese momento, en algún momento posterior de la vida del niño, suele haber una sorpresa. Los padres se sorprenden al haber encontrado una devoción y un compromiso con su hijo que es mucho mayor de lo que jamás podrían haber imaginado.

Lo mismo sucede con nuestra relación con D-os. Inicialmente, la conexión entre D-os y el pueblo judío era contractual, donde cada parte debía dar algo a cambio de lo que recibiría. D-os redimirá al pueblo de Egipto, lo llevará a su tierra ancestral, la Tierra de Israel, y, a cambio, el pueblo cumpliría con su parte del trato cumpliendo con la Torá. Este era un trato razonable para ambas partes.

Pero luego sucedió lo inesperado. En el desierto, D-os encontró una dimensión más profunda de la relación. En el desierto, D-os descubrió la lealtad del pueblo judío cuando siguieron a Moisés a través del aterrador desierto, más allá de los dictados de la razón. Ya no se trataba de una relación calculada. El pueblo excavó en lo más profundo de su corazón y descubrió en su interior un compromiso con D-os más profundo de lo que jamás habían imaginado.

CUANDO VENGA EL MESÍAS

[Moshé se dirigió a los no judíos:] “¡Naciones! ¡Alabad [a D-os] por Su pueblo, [los judíos]!” (Devarim 32:43)

Cuando ocurra la Redención Mesiánica, la verdad no se confundirá tan fácilmente con la falsedad. Se volverá claro para todo el mundo porqué D-os eligió a los judíos como Su pueblo. Nuestro rol como sacerdotes y maestros de la humanidad finalmente será reconocido de manera universal, y nuestras contribuciones positivas a la civilización humana serán apreciadas en su totalidad. Las naciones del mundo harán todo lo que puedan para ayudar a los judíos en su misión divina de llevar al mundo a su máximo potencial.

Educar al mundo a apreciar no solo a D-os sino al pueblo de D-os es, por lo tanto, parte integral de la preparación del mundo para la Redención y su aceleración.

Hitvaaduiot 5748, vol. 1, pág. 41.

Deuteronomio (Devarim) 32:1 – 52

La décima sección del Deuteronomio se compone casi en su totalidad del Poema Testimonial que D-os enseñara a Moshé y ordenara transmitir al pueblo judío. En él, D-os pide al pueblo que escuche (haazinu, en hebreo) Sus palabras mientras repasa su historia, y les informa acerca de las consecuencias de su conducta futura, ya sea positiva o bien negativa.

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LA LLAVE MAESTRA

En una oportunidad, antes de los Iamim Noraim, el Rabí Israel Baal Shem Tov le dijo al Rabí Ze'ev Kitzes, uno de sus estudiantes destacados: "Para este Rosh Hashaná tú vas a tocar el shofar. Quiero que estudies todas las kavanot (meditaciones cabalísticas) que corresponden al shofar, para que medites sobre ellas cuando lo hagas sonar."

Con alegría y temor el Rabí Ze'ev se dedicó empeñosamente a la tarea encomendada: sentía alegría por el enorme privilegio que le había sido concedido y temor por la inmensidad del deber. Estudió los escritos cabalísticos que tratan la multifacética importancia del shofar y lo que sus sonidos logran obtener en los diferentes niveles de la realidad y las diversas recámaras del alma. También anotó en una hoja los principales puntos de cada kavaná, para así poder referirse a ellos cuando hacía sonar el shofar.

Finalmente, llegó el gran momento. Era la mañana de Rosh Hashaná y el Rabí Ze'ev se ubicó en la plataforma de lectura en el centro de la Sinagoga del Baal Shem Tov entre los rollos de la Torá, rodeado por un mar de cuerpos, cada uno envuelto en su talit. Frente a su mesa, en el rincón sudoeste de la habitación, con el rostro encendido estaba su maestro, el Baal Shem Tov. Un silencio reverente llenaba la habitación anticipando la llegada del momento culminante del día, los desgarradores sonidos y sollozos del shofar.

El Rabí Ze'ev buscó en su bolsillo el papel con las anotaciones y se le paralizó el corazón: la hoja había desaparecido. Recordaba haberla guardado esa mañana en el bolsillo. Hizo un esfuerzo por recordar lo que había estudiado, pero su angustia por las anotaciones perdidas parecía haber paralizado su cerebro: su mente era una enorme laguna mental. Lágrimas de frustración llenaron sus ojos. Su maestro le había encomendado esta tarea más sagrada y él lo había decepcionado. Ahora tenía que tocar el shofar como si fuera un cuerno cualquiera, sin ninguna kavaná. Con el corazón abatido, el Rabí Ze'ev tocó la letanía de sonidos obligatorios por ley y, evitando la mirada de su maestro, volvió a su sitio.

Al finalizar las oraciones del día, el Baal Shem Tov se dirigió al rincón en el que, sollozando bajo su talit, se encontraba el Rabí Ze'ev. 

- "¡Gut Iom Tov, Reb Ze'ev!", le dijo. "¡Hoy pudimos escuchar un toque del shofar absolutamente extraordinario!"

- "Pero, Rebe, yo..."

- "En el palacio del rey," aclaró el Baal Shem Tov, "hay muchos portales y puertas que conducen a muchas salas y recámaras. Los guardias del palacio tienen enormes llaveros con muchas llaves, cada una de las cuales abre una puerta diferente. Pero hay una llave que sirve para todas las cerraduras, una llave maestra que abre todas las puertas."

"Las kavanot son las llaves, cada una permite abrir otra puerta de nuestras almas, cada una da paso a otra recámara de los mundos espirituales. Pero hay una llave que abre todas las puertas, que nos abre las recámaras más profundas del palacio divino. Esa llave 'maestra' es un corazón humilde."

ROSH HASHANÁ

Rosh Hashaná, el Año Nuevo Judío, es una festividad que dura dos días. Las dos mañanas las pasamos rezando en la sinagoga pidiéndole a D-os que nos confiera un año dulce y próspero y escuchando el shofar (cuerno de carnero).

A continuación, otras tantas costumbres para vivir a pleno la experiencia de Rosh Hashaná.

Observancias Festivas

Las dos noches se encienden las velas, y las dos noches y los dos días de Rosh Hashaná se disfruta del kidush y de suntuosas comidas festivas. No se trabaja, no se conduce, no se escribe ni se encienden ni apagan artefactos eléctricos. Sí, está permitido cocinar y transportar objetos afuera (excepto en Shabat).

Muchas de las costumbres de Rosh Hashaná son un símbolo de la clase de año que esperamos tener. La primera noche de Rosh Hashaná se come una rodaja de manzana untada con miel. Probamos un poquito de la cabeza del pescado, pidiéndole que este año estemos “a la cabeza”. Comemos granadas, diciendo una plegaria para que este año esté lleno de mitzvot igual que la granada está llena de semillas. Y de yapa, en todas las comidas de Rosh Hashaná, se unta la jalá (el pan especial) en miel. Y como si no bastara con el simbolismo, verbalizamos nuestros deseos deseándoles a nuestros familiares y amigos un shaná tová, un año dulce y maravilloso.

Limpieza a Fondo

El primer día de Rosh Hashaná, existe la antigua tradición de ir a un recipiente de agua que contenga peces vivos y allí llevar a cabo la ceremonia de Tashlij. La palabra tashlij significa “arrojar”. Decimos una breve plegaria y nos sacudimos las esquinas de la ropa mientras le pedimos a D-os que arroje nuestros pecados.

El agua es una metáfora de la benevolencia, y los ojos sin párpados de los peces simbolizan nuestra esperanza de que el ojo vigilante de D-os siempre nos custodie. Si el primer día de Rosh Hashaná cae en Shabat, Tashlij se realiza el segundo día. ¿Te olvidaste de hacer Tashlij en Rosh Hashaná? Tienes aún tiempo hasta el último día de Sucot.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193
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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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(Texto y fotos: Lily Dayton, cristiana israelí residente en Haifa)

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